Capítulo X

16.5K 1K 55
                                    

Su llamada será desviada al buzón de mensajes al finalizar el tono…

—¡Maldita sea! — Susurro, lanzando el móvil al sofá a mi lado. Llevo horas tratando de contactar a Nadia Rossi, la niñata se ha burlado de mí, me ha dejado malditamente plantado.

¡Nunca en mi puta vida me habían dejado plantado!

Tomo las llaves de mi Ranger Rover y camino a la salida de mi mansión. Sino atiende su teléfono debe estar en alguno de sus dos trabajos. Ahora mismo deseo con todas mis fuerzas que este en casa de mi hermana. A mí nadie me planta.

Decidí conducir yo, hoy no necesito a Bruce, por lo que le he dado la noche libre. Conduzco lo más rápido que me permite la ley y aprieto el volante cuando algún semáforo cambia a rojo para mí… joder, es como si todo se interpusiera para que no llegue a tiempo; o simplemente para que no llegue.

—¿Qué haces aquí a esta hora? —Pregunta Alana cuando me ve llegar, está en pijama.

—¿Dónde está Dallan? —Digo, para no preguntar directamente por ella.

—Ya está dormido. ¿Pasa algo?

—¿Su niñera lo cuido hoy? —Alana me mira con el ceño fruncido —Es que me llamo diciendo que se sentía solo, ella está para eso, ¿No? —Su rostro se relaja.

—No. ¿Sabes qué no? Es muy raro, ella nunca ha faltado.

—Maldita sea… —Me volví para salir de allí. Escuche a mi hermana decir algo, pero la ignore por completo.

¿Dónde estás, Nadia Rossi?

Cuando mi reloj marcó las doce de la media noche me di por vencido, pare de tratar de encontrarla por toda la ciudad. En mi mano, mi vaso de whiskey dibuja círculos en el aire. Solo somos el y yo ahora mismo. Mi cabeza cae en el respaldo del sillón de cuero y mis ojos se cierran por inercia para sumergirse en un mundo donde ella aun este conmigo; Daniela Parker nunca saldrá de mi vida, es como un recuerdo que me perseguirá por el resto de mi existencia.

Su cabello brillante al igual que su sonrisa me transportan a un lugar donde la puedo tocar, su rostro, su cintura, sus ojos… esos ojos. Si hubiese sabido que tenía tan poco tiempo… que ella solo seria unos segundos en mi vida le abría entregado la mía, abría estado dispuesto a morir por ella.

Entro a mi oficina seguido por el ruido de los tacones de Verónica, tomo asiento y la observo delante de mí, lleva una carpeta en sus manos y la abertura de su falda ceñida al cuerpo me hace recordar el comentario de la señorita Rossi, diciendo que vestía con muy poca ropa. Tiene razón.

—Debe reunirse con su padre, esta vez no será para trabajo; deben planificar las vacaciones familiar de este año con su hermana. También quería informarle que su viaje a Dubái posiblemente chocara con las mismas. Debe decidir a donde ir. —La observo desde mi escritorio con mi rostro apoyado en mi mano, sino se me insinuara tanto sería demasiado perfecta como secretaria.

—Cancela el viaje a Dubái. —Ella me observa un tanto asombrada y enojada, pero al final asiente. Imagino a que su cara se debe a que ella me acompaña a cada viaje.

Son las tres de la tarde cuando alguien irrumpe en mi oficina, levanto la vista de mi laptop con el ceño fruncido y claramente enojado, odio que hagan eso. Me encuentro con una Alana claramente desesperada y preocupada. Me levanto enseguida y un nudo se forma en mi estomago al pensar que le pudiese haber pasado algo a Dallan.

—Lucas… —Camina hacia mí, rodeo mi escritorio y llega hasta donde estoy para mirarme aun con preocupación —.Lucas, ya sé porque Nadia no ha aparecido. —Al escuchar su nombre, una sensación extraña invade mi pecho, pero la ignoro y es reemplazada por rabia, no olvido lo de ayer. Le doy la espalda para que no note mi disgusto y ella vuelve hablar —Su madre fue internada muy mal por neumonía aguda.

Después de tiजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें