🪶CAPÍTULO 36: Lucila🪶

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Calix entro al bar, yendo directamente al baño. Quito, su capa tan pronto estuvo dentro de él, sentía que se asfixiaba.

Al dirigir la mirada al espejo, contemplo con inquietud el color de sus ojos, que se tornaban de un gris a un azul hielo. Abrió la llave y humedeció su rostro, en busca de enfriarlo.

Se sujetó con fuerza del lavabo al marearse. Su mente estaba llena de pensamientos negativos, susurrados por varias voces en su cabeza. Corrió al baño al sentir náuseas, pero nada salió de su boca. Se dirigió de nuevo al lavabo y miro su reflejo, que delataba pánico.

Debía tranquilizarse, porque era el peor momento para sentir pánico, por ello debía luchar con lo que sea que estuviera sucediendo en ella.

Poniéndose la capa, avanzo a la salida, pero antes de lograrlo, dejo de sentir su cuerpo y todo se volvió oscuro.


Franco contempló con interés el cielo estrellado, pensando en su amada, aquella que perdió en manos de una bestia.

—¿Tampoco puedes dormir? —escucha decir a alguien a su costado.

Al girar su cabeza, se encuentra con la mirada azul de Jofiel.

—No.

—Deberías —dice el rubio.

—Igual tú —agrega el castaño.

—Soy un arcángel, puedo resistir días sin dormir.

—Yo soy un lux animae, no dormir una noche, no me afectará.

—Entonces has lo que quieras —dice Jofiel, dándole la espalda.

Permanecen un rato en silencio hasta que Franco decide romperlo.

—¿Por qué le dijiste esas cosas? —pregunta al arcángel —cuál era el propósito de ser tan cruel y despiadado.

—No había realmente uno —miente.

—¿Entonces por qué le dijiste aquello? —pregunta, el rubio se acuesta boca arriba.

—La ira es el más grande enemigo del hombre —dice sincero, al recordar todo lo que hizo en su pasado.


Al abrir los ojos, miro con inquietud su alrededor, ¿A dónde estaba?, y como había llegado ahí.

—Por fin despiertas —la voz desconocida la sobresalta, haciéndola sentarse, encontrándose con Max.

—¿Qué paso ayer? —pregunta.

—Te desmayaste —le ofrece un vaso de agua —fue una suerte que estuviera en el mismo bar y te trajera a casa —al ver que Calix duda en beber el agua sonríe —tranquila, solo es agua.

A pesar de sus palabras, la coloca en la pequeña mesa a su costado y se dispone a ponerse las botas.

—Gracias por cuidar de mí, pero no dispongo de mucho tiempo, tengo asuntos que atender.

—Con Lucila, ¿no? —ante sus palabras se tensa —. ¡Diablos!, ¿en serio la buscas? —pregunta al ver que la chica no lo negaba.

—¿Cómo lo sabes? —pregunta.

—Digamos que hay un ser muy chismoso en el mundo, que todos conocen como la naturaleza, y me ha pedido que te lleve con ella —aprieta los labios —. Realmente esperaba que solo estuviera bromeando conmigo. En fin, eso de bromear y jugar con tu mente se le da bien.

—No entiendo de que hablas —dice Calix.

—Tampoco te molestes, lo entenderás cuando se muestre ante ti y te explique el porqué de sus acciones. Incluso yo no termino de comprender algunas de ellas —avanza a la puerta —. Ahora vámonos, este lugar no es agradable cuando llega la noche.

Mi Secreto: El Reencuentro (Libro II) ⭐Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon