Memories ➵ MYG

Trettiosju

─ Lo siento. ─ susurró el enfermero por cuarta vez en menos de dos minutos.

Lo entendía, entendí qué estaba pasando exactamente por su mente, podía llegar a entender cuáles eran sus pensamientos. Yo era de las personas que metían la pata constantemente, hablando de cosas en las cuales no tenía razón. Y él estaba en esa situación ahora mismo.

Quizá había sido demasiado dura con mis palabras, con él mismo, por que a fin de cuentas él simplemente era alguien que debía estar "preocupado" por mi salud y por nada más.

─ Yo realmente no supe nada. Simplemente llegaste hace dos noches atrás con un coma etílico, un chico peliverde llorando sobre tí y tus padres que no sabían qué pasaba. Me pareció irresponsable por tu parte eso de ir borracha hasta arriba pero ahora puedo entender qué pasó. Realmente lo siento, no debí juzgarte. Mi trabajo es darte la comida y ya, no debí dar mi opinión sobre nada. Realmente lo siento.

─ Me molesta que digan que soy irresponsable cuando nadie está en mi piel, en mi puesto. ─ una vez que empecé a defenderme no podía nada nada más.

Me sentí atacada y lo único que necesitaba era defenderme. Quizá le dije todas las palabras que me hubiera gustado decirle a Yoongi hace unas horas atrás.

─ Entiendo... ─ continuó. ─ No supe eras tú.

─ ¿Qué soy yo? ─ pregunté confundida.

─ Hace unos meses atrás escuché de ti. Una chica que perdió la memoria. Esto es como una mini ciudad, con sus ecosistemas, clases sociales, etc... Y fuiste la persona de la que más se habló durante esa semana en el hospital entero. Nadie supo cómo sobreviviste al accidente. ─ prosiguió. ─ De hecho yo estaba en la ambulancia la vez que te atropellaron. Tu hermano venía llorando demasiado y gritaba tu nombre y siempre supe que jamás lo iba a olvidar, entonces cuando llegó tu ambulancia antes de ayer, te reconocí. Nadie tampoco supo cómo ibas a vivir si no tenías memoria, sin duda todo el mundo aquí conoce a Park Young Mi.

Me sorprendí porque en ningún momento le había dicho mi nombre. Quizá podía ver la plaquita con mi nombre en el cabecero de mi cama pero en ningún momento desvió su mirada de mi.

Era increíble, quizá me lo debía tomar bien pero me sentía como un fenómeno, un experimento social de cual todos querían saber los resultados. Quizá mi trastorno no se vivía a diario, quizá no había pacientes constantemente dando vueltas por un hospital con mi problema, y aquello acarreó que yo no me sintiera en absoluto halagada.

─ No es nada agradable ser famosa en un hospital. Parezco una enferma terminal.

─ Da gracias de que no lo eres. No es agradable recordar a una persona terminal.

─ ¿Y sí a una chica que perdió la memoria?

─ Supongo. Fue sorprendente. El psicólogo Lee habló con el equipo que te había atendido y dijo que estabas teniendo muchas mejoría.

─ Realmente fui alguien de quien se habló mucho.

─ Perdón por ser entrometido, ¿pero has recordado cosas? ─ preguntó mientras se rascaba la nuca.

Realmente podía ver que había curiosidad. A fin de cuentas, en la medicina todo se basa en curiosidad, en saber cómo un cuerpo reacciona a diferentes químicos, buscar curiosamente en todo lo que se conoce para dar la cura a algo e incluso obtener más sabiduría para tratar a una persona que había sufrido mi trastorno.

─ Todo. ─ confesé.

─ ¿Todo? ─ me preguntó él sorprendido. ─ ¿Cómo recordaste todo?