Capítulo XXXVIII "Estrellas Fugaces"

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-¿Estás listo? -preguntó la chica mientras me ataba los cordones de mis zapatillas mustang.

-Estoy listo para todo -dije levantando la vista y mirando a la chica de cabello rubio y sonrisa perfecta.

-Genial -dijo ella al tiempo que cerraba el lazo de su mochila y se la colgaba en la espalda- te aviso de que es muy probable que caminemos bastante.

-¿Me dices ya a donde tienes pensado ir? -le pregunté a Rebeca con cierta curiosidad.

-Solo hay un inconveniente -soltó la chica mirandome fijamente a los ojos.

-Adelante -dije yo extendiendo los brazos- sorprendeme.

-Es que aún no tengo del todo claro a donde quiero ir... -dija la chica mordiendose el labio justo después de reirse.

Gruñí ante esto y volví la cabeza, fui a por la bolsa de pienso y le eché de comer a Chesire en su cuenco. Últimamente dejaba a mi gato solo muy a menudo, aunque quien sabe, quizá él también se iba y corría aventuras gatunas por ahí. Acaricié al pequeñajo y recordé cuando Zack y yo lo encontramos hace ya casi dos años.

-Debemos darnos prisa si no queremos que se haga de noche -dijo Rebeca haciéndose un pequeño nudo en el borde de la camiseta dejando ver parte de su abdomen.

-¡Voy! -dije poniendome en pie- ¿qué llevas en la mochila?

-Es una sorpresa -dijo la chica guiñandome un ojo creando un aire de misterio.

-Te odio Rebeca -le dije a la rubia riéndome- adoras dejarme con curiosidad.

-Está en mi ser misteriosa -dijo la muchacha saliendo de la casa- es mi don.

Me reí ante la frase de Rebeca y salí con ella cerrando la puerta detrás de mi. Realmente confiaba plenamente en Rebeca por lo que tenía bastante claro que a donde quiera que me llevase sería un lugar único, estaba seguro de eso por lo que podría ir con los ojos vendados que no tendría miedo. En todo el día no sacamos el tema de Dalas, por lo que todo lo que pasó ayer, incluso lo del video que subió Rebeca, simplemente decidimos dejarlo pasar. Queriamos poder pasar un día normal, un día en el que disfrutemos por una vez sin que tener que preocuparnos de algún tema tan aleatorio.

Para asegurar que así fuera, Rebeca había tenido la idea de dejar los móviles en mi casa. Así estariamos totalmente desconectados de las redes sociales y podriamos tener ese dia "normal" que cualquiera desearia en este maldito siglo XXI invadido por la tecnología.

-Se me hace raro no poder saber la hora -le dije a la chica tocandome los bolsillos del pantalón, los cuales permanecían vacios.

-Eres idiota -respondió Rebeca enseñándole su muñeca en la cual lucía un reloj dorado- para eso se inventaron los relojes.

-Para eso se inventaron las amigas que llevan relojes y a las que preguntas la hora -dije yo con una sonrisa.

-¿Amiga...?

-Si claro -dije yo dirigiendo la mirada al rostro de Rebeca- ¿no somos amigos?

-No he dicho eso -soltó ella caminando hacia adelante al tiempo que se adentraba en el mismo bosque que Alicia el otro dia, salvo que en este caso nos encontrábamos varios kilómetros al oeste- es sólo que se me hace raro. Nunca lo habias dicho.

-¿De verdad? -dije yo al tiempo que sentía como enrojecian mis mejillas, y por suerte ya era de noche, porque de no serlo Rebeca se habría dado cuenta enseguida.

Seguimos caminando despues de ese momento tan incómodo sólo por llamarla amiga, ¿de verdad eramos amigos o algo más que eso? En esos momentos volvía a estar confuso y a no tener claro si queria ser amigos o algo más. Al menos tenía claro que con Bella si que preferiría seguir siendo amigos y nada más. Bella es una chica increíble, pero nuestros lazos se han desgastado muchísimo por el tiempo y la distancia y ahora... nada es lo mismo...

-Ya hemos llegado -dijo Rebeca sentándose en el borde de la pequeña montaña. El suelo quedaba a unos diez o quiza quince metros de altura, lo cual me hizo tragar saliva instintivamente- espero que no te de miedo.

-Por supuesto que no -dije yo sentándome a su lado.

Estuve unos instantes con los ojos cerrados casi sin reaccionar, probablemente por el pánico que me producía encontrarme a esa altura, y tras un momento decidí abrir los ojos, fijándome en algo que el pánico me había impedido ver.

-Las luces -balbuceé yo incredulo.

-Se ven todas las luces de Madrid -dijo Rebeca apoyando su cabeza en mi hombro- es algo increíble.

-Es precioso -dije yo atónito.

-Ahora si que puedo enseñarte lo que traigo en la mochila -dijo la muchacha poniéndose en pie y tomando algo de su interior- dije que debíamos desconectar de la tecnología, así que no hay nada más adecuado para esta situación que una cámara Polaroid.

Rebeca colocó la cámara sobre una piedra y pulsó el botón que tenía de temporizador, tras esto se colocó a mi lado y apoyó su cabeza en mi hombro hasta que oimos un chasquido.

-Me encanta -dijo Rebeca tomando la foto que habia salido de la cámara. En la foto saliamos ambos sentados de espaldas mirando hacia las luces de la ciudad, creando un efecto único en la foto. A continuación, la chica guardó la foto y la cámara y se tumbó en el suelo- ahora sólo queda esperar a lo mejor.

-¿Esperar? -dije yo tumbándome a su lado- ¿Esperar a qu...?

No terminé de formular mi pregunta en cuanto vi una luz cruzar el firmamento y me quedé sin palabras. Tras esta, las estrellas fugaces se sucedieron unas a otras, encendiendo el cielo en un precioso espectáculo de tonos dorados. Miré a Rebeca la cual tenía una preciosa sonrisa, y sin pensarlo demasiado decidí besarla mientras las estrellas fugaces seguían cruzando el cielo tras haber cumplido el deseo que acababa de pedirles.

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