Romántico empedernido, excesivamente egocéntrico, chantajista nivel profesional, capitán de americano e irresistiblemente atractivo. No es su culpa (o tal vez si) que sea perfecto, tiene más años de los que quiere admitir y adora crear fantasías en...
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Maldita Obsesión
El día en que Scott conoció a Celia.
—Príncipe Scott— mi vista cae ante los ojos demandantes de la reina de Inglaterra. Hago una reverencia por respeto. Su perfil fino y delicado hace contraste con su piel caramelo, al mismo tiempo da armonía el castaño claro de su melena. Su cuerpo es delgado y sus atributos bien definidos sin embargo, desaparece por su vestido dorado que lleva puesto... encaje de primera mano. Una corona de reluciente e imponente descansa en su cabeza, haciéndola ver exótica— hijo del rey Ethan y Jane, de Francia, ¿a que has venido?
—su majestad, he venido a cerrar el trato comercial entre las familias Walter y Dallas— me levanto con sumo cuidado, revelando un pergamino con la letra pulcra de mi padre y la cursiva de mi madre
—me parece bien, quiero que me acompañes a mi despacho— la miro mientras se levanta con elegancia. Victoria Walter, reina de Inglaterra es una persona hermosa, su belleza es elegante— quiero conocer al hijo de mis socios— sonríe pero su sonrisa no toca sus ojos... que ahora mismo son grises— adelante— ella me señala una puerta justo al lado de su gran trono, los guardias no dicen nada, parecen una estatua.
Cuando entro, logro detectar un salón grande y con un estilo propio de esta época, victoriano. Hay un simple escritorio de madera oscura, su silla es cómoda. Hay plantas además de libros por doquier.
Victoria me hace sentar en frente de ella, lo hago.
Conozco a la reina desde hace apenas dos minutos, mis padres decidieron que sería un gran privilegio llevar el contrato comercial. Se que lo hicieron para que me despegara un rato de Dominic pero deben entenderlo, hace apenas diez años deje de envejecer y mi padre piensa que Asher tiene más cerebro y madurez que yo. Por dios, Asher tiene 10 años.
—¿Eres cambiante o acompañante?— pregunta, enseguida
—cambiante— respondo— tengo treinta años— agrego
—un cambiante joven... ¿qué has estudiado? ¿qué idiomas sabes? ¿cuales son tus poderes?— pregunta y quiero cerrarle la boca, no me gusta que me hagan tantas preguntas
—solo he estudiado dos carreras, abogado y literatura— la miro— se cuatro idiomas inglés, francés, español e italiano— ella asiente— puedo leer la mente, tengo un poder sobre las plantas, fuerza sobrehumana, obligo a alguien a hacer lo que yo quiero... aún no desarrollo mi último poder
—bien— responde tajante— ¿alma gemela?— pregunta con sumo interés
—no, aún— respondo con desánimo
—firmaré el acuerdo comercial— responde por fin sacando un tintero y una pluma— pero quiero una condición más
—dígame y le notificaré a mi rey sobre esto— respondo y ella chasquea la lengua
