Romántico empedernido, excesivamente egocéntrico, chantajista nivel profesional, capitán de americano e irresistiblemente atractivo. No es su culpa (o tal vez si) que sea perfecto, tiene más años de los que quiere admitir y adora crear fantasías en...
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El sol se esta metiendo pero aún da sus últimos rayos hacia mi cara, es caluroso y provoca en mi una sensación fugaz de tranquilidad. Respiro y me llega un olor a brisa marina, creo que es eso ya que nunca he visitado el mar.
Pero se oye como el agua choca con ella misma, si así es el mar en la realidad entonces espero ansiosa deleitarme con el, por primera vez.
Abro los ojos y si, esta anocheciendo muevo mis pies y me hundo en ella pero solo un poco. Es una sensación de cosquillas, arena.
Comienzo a caminar hacia el mar y cuando mis pies tocan el agua es una sensación grandiosa, inexplicable y definitivamente placentera. Sonrío.
Una persona aparece en mi campo de visión, entrecierro los ojos para ver quien es. Un chico.
Pero no cualquier chico, mi chico. Scott viene hacia mi, con su andar divertido. Sólo lleva unos shorts y la parte de arriba descubierta. Se me hace agua la boca con su abdomen tan marcado.
—hola, preciosa-—dice, cuando esta cerca. Pone ambas manos en mi cintura, abrazándome— creo que me he ganado a tú padre... ¿no?—me río
—por supuesto— aspiro su aroma, vainilla... que extraño aroma pero sin duda alguna, exquisito
—te dije que si te acercabas más a mi, ya no te dejaría ir... nunca—me sonríe
—y yo te dije que no lo hagas, que no me dejes ir nunca—respondo y me mira.
Sus labios carnosos se dirigen a los míos y yo los recibo, gustosa. Nos comenzamos a besar, con amor... con seguridad. Pero el beso comienza a subir de tono, comienza a transformarse en pasión y deseo. Scott me carga, pongo mis piernas rodeando su cintura y nos alejamos hasta salir del alcance del agua.
Sin dejar de besarnos, me acuesta en la arena, estoy abajo de el. Nuestras respiraciones ya son rápidas.
Siento una maldita explosión de emociones cuando Scott me besa en el cuello, con cuidado. Sus manos acarician mi piel desnuda, provocándome escalofríos. Deja mi cuello para arremeter más abajo, en mi abdomen. Y aún más abajo.
Tiemblo cuando siento sus labios ahí, donde todo mi control se va por la borda.
Y desaparece, llevándose consigo las millones de sensaciones.
—Alaska, tenemos que llegar a la cita para ver el departamento—interrumpe la voz grave de mi padre— son las tres de la tarde—agrega, saliendo de mi habitación.
¿Porqué siempre me interrumpen en la parte más candente ah?
—al fin despiertas, quería preguntarte algo—dice Grecia— mis hijos son cambiantes, ¿cuando dejaran de crecer?— frunzo el ceño
—según John, crecen como cualquier humano pero se quedan así para siempre cuando cumplen creo que los 20 años— le respondo—¿porqué?—pregunto, levantándome de mi cama
—por que cuando yo tenga ochenta años, ellos se seguirán viendo de 20 y tú, nadie creerá que eres mi hermana si no mi nieta— dice, triste
—no pienses en eso—digo— la inmortalidad no lo es todo— le animo—según Asher, ser inmortal es no vivir tú vida—frunce el ceño—cuando tienes el tiempo contado, haces las cosas con más pasión, entrega, diversión... todo— sonrío—y cuando tienes el tiempo del mundo para hacerlo, ¿porqué apresurarse a vivir?
—tienes razón— me sonríe—no iré con ustedes, tengo que estudiar para un examen—asiento— y, Alaska
—¿si?
—te digo te quiero ahora, por que dentro de cien años ya no estaré yo para decírtelo— evito llorar
—también te quiero, Grecia.
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—el departamento como verán, tiene tres habitaciones con excelentes vistas al lago—dice sonriente el vendedor— tienen cerca el centro comercial, Eastwood High y por supuesto, el parque principal— miro al señor Brent y a Alaska— como están en el primer piso, se siente más el frío por eso, tienen una excelente calefacción—sonríe el señor gordito— si no, hay un espacio para chimenea que ustedes pueden instalar, el baño es de tamaño considerable
—¿qué hay del estacionamiento?— pregunta el señor Brent
—es gratis si por lo menos uno de los integrantes de la familia trabaja en la cafetería que esta en el primer piso— y por eso la elegí, tiene una cafetería... ¡y venden hot dogs! ¿no es el paraíso?
—¿cuánto tiempo tengo para decidir?— pregunta de nuevo, el señor Brent
—menos de una hora, vendrán a verla otras personas— responde. El padre de Alaska frunce los labios y se tarda en decidir como si fuera una eternidad. Pero al final, responde.
—la compro— Alaska pega saltitos de felicidad mientras el señor gordito saca los papeles del departamento.
Alaska me abraza.
—muchísimas gracias por todo—sonríe
—todo por ti, cariño—digo, sinceramente
—y gracias por la fantasía en la playa— me muerdo el labio
—de nada, si no fuera por que te despertaron... habríamos tenido un buen sexo—ella se sonroja. Doy gracias a que el señor Stone y el gordito están tan enfrascados con sus papeles, me mataría si oyen lo que le dije.
—y gracias por darme felicidad cuando una de mis mejores amigas ha sido secuestrada— su ánimo decae en el momento en que piensa en eso
—la encontraremos, Alaska—aseguro
—¿lo prometes?—pregunta, con ojos llorosos
—lo prometo.
Gracias por leer y para los que quieren más detalles en las fantasías no puedo hacerlo tanto como quisiera ya que la clasificarían como contenido adulto y no entraría al ranking.
