Trabajo

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La mañana había llegado...

Mystoria le servía el desayuno que tanto amaba su esposo, en la cama.

—¿Estas listo? —preguntó el peli celeste demostrando una sonrisa dulce.

—Claro, quiero enseñarle todo a Camus, no se me hace justo que cargue con algo que no me pertenece —dijo el pelirrojo mientras miraba a su esposo con una sonrisa leve.

—Ecarlate te puse a ti porque confió en ti, nunca había confiado en alguien que no fuera mi padre y mira, tuvimos un hermoso hijo, muchas veces he deseado tener otro pequeño, poder sostenerlo, abrazarlo y darle mimos así como hacia con Camus —dijo mientras baja su vista.

—Mystoria tu quieres tener otro hijo... ¿Verdad? —preguntó. Mystoria afirmó mientras alzaba su vista. —Hay Mystoria, yo deseo eso, pero temo perderte, lo que pasó la primera vez con Camus. Temo demasiado a que te vayas y te alejes de mi —dijo triste.

—Pero esa vez fue porque no me importaba, ahora se lo hermoso que es, por favor Ecarlate, aún estamos jóvenes tuve a Camus a muy corta edad —dijo tomando la mano de Ecarlate.

Ecarlate lo miro, temía por muchas cosas, miedo a perder a Mystoria.

—Solo dejame pensar por favor —pidió el pelirrojo.

—Está bien —sonrió con ternura.

Beso los labios del pelirrojo y dejó que terminara su desayuno y alistara.

* * *

Habían llegado...

Era un edificio de alrededor de 6 pisos, había personas que entraban y salían, también no podían descartar las miradas de algunos nuevos funcionarios, más bien dicho reporteros.

Aquellos reporteros habían acaparado toda la entrada impidiendo el paso al pelirrojo y a Camus, el pequeño Milo iba oculto entre el suéter que llevaba el mayor, mientras en sus manos portaba la caja casi a simple vista.

Las cámaras comenzaban a grabar a ambos, mientras un reportero hacía las preguntas y los demás esperaban una respuesta.

—Señor, señor, es cierto de los rumores, ¿De que hay fraudes en la editorial? —preguntó un reportero.

—Nada de eso, todo está saliendo bien —fue lo único que respondió.

—También es cierto, ¿acerca de los sucesos de autores de libro que dicen no recibir su cuota mensual? —pregunto.

Cada vez Ecarlate perdía la cordura, solamente se disponía a darle la espalda o no responder solamente quería adentrarse a su oficina, Camus por su parte comenzaba a sentirse acosado por las cámaras quien para pronto se dedicó a seguir al pelirrojo.

—Es lo mas estúpido que ha pasado —se quejó Ecarlate mientras caminaba.

—Entiendo, parece como si la editorial estuviera en problemas —dijo Camus mientras lo seguía.

—No lo está, solamente son estúpidos hombres que se les terminó de pagar su deuda, ahora dicen que no les llega su cuota —dijo molesto.

No pasó mucho cuando Shion se le había unido, dándole unos cuanto papeleo en donde tendría que estar leyendo.

Una vez en la oficina pudo dejar al pequeño en el escritorio, no sin antes recibir una especie de orden del pelirrojo que se hallaba sentado del otro lado.

—Puedes hacer todo el alboroto que quieras, más no debes mover nada en absoluto —ordenó de manera seria.

Milo solo afirmó y se dedicó a recorrer todo el escritorio, viendo algunos libros, pequeños adornos y un computador, el escritorio era amplio a decir verdad, había cosas por donde quiere, pero a lado del computador había una pila de hojas.

Un... ¡¿Pequeño?! [Libro 1][EDITADA]Where stories live. Discover now