El diario

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Su camino había sido demasiado complicado, a menos para el pequeño Milo quien veía asombrado la enorme vista, miles de libro había en aquella casa, Camus camino hasta que se detuvo en uno de los pasillos de aquel lugar, a decir verdad, aquel sitio parecía una librería, no podía creer que todos esos libros tenía su familia, ahora entendía porque su "madre" adoraba los libros de la misma manera que él los adoraba.

—Hay demasiados libros me tomara mucho tiempo en encontrarlos —dijo de manera confusa.

—Milo quiere ayudar a mami Camus —dijo sonriendo.

—Milo ¿Crees que puedas encontrar algo? —pregunto.

—Milo no sabe leer... Milo ayudará a mami Camus —sonrió.

Con aquellas palabras el pequeño solamente señalo a un estante de libros, Camus obedeció y se acercó pudiendo dejar al pequeño en la orilla, Milo comenzó a correr por todo aquel lugar, Camus solamente se dedicaba a buscar entre libros, buscaba un título en específico algo que le indicará que debía estar por ahí.

Horas pasaban y ambos seguían en la búsqueda...

—¡MAMI CAMUS! ¡MILO SE SIENTE CANSADO! —Grito desde un estante.

—Ya te he escuchado... —dijo

Camus se aproximó, pudo ver como bostezo el pequeño, le parecía tan tierno verlo. Solamente lo tomo en su mano y se dirigió a tomar asiento. Realmente todo aquello le estaba llevando mucho tiempo.

—Bien necesitas descansar, ya tienes sueños —dijo el mayor.

—Pero Milo quiero ayudar —bosteza —Milo quiero amor —volvió a bostezar.

Poco a poco el pequeño se acercó a la mano de Camus, se acurrucó un poco para pronto quedar dormido, Camus solamente miro enternecido, aunque para pronto cambió su actitud, cuando escucho una vez familiar.

—Te ves bien demostrando tus emociones —había sido Ecarlate, con su típica seriedad, aunque esta vez demostraba una sonrisa leve.

—Hum... ¿A qué has venido? —preguntó Camus con seriedad.

—Nada, solamente quiero hablar contigo acerca de algo —dijo.

—Mmm —miro dudoso.

—Sabes Mystoria está muy feliz por aquel pequeño, pero no quiero que de encariñe con él, por el simple hecho de que cuando te vayas a Grecia, estaría sin verlo —dijo.

—Padre, no te preocupes, no me iré, será mejor que me quede aquí y pueda vivir, aunque sea lejos de la mansión —dijo.

—Entiendo tus motivos, pero Mystoria, quiere que tu tengas una familia —miró al galo.

—Ahora no pienso en eso, no hay nadie que sea capaz... —interrumpido.

—Se encuentra Surt... —llamo.

—Surt solamente lo veo como un amigo eso es todo —dijo serio.

—Deberías ver tu futuro Camus, Mystoria al igual que yo vemos tu futuro, no quiero que nada te pase —dijo para pronto retirarse.

Camus miró a Ecarlate quien salió de la habitación, solamente se dedicó a girar su vista hacia el pequeño quien seguía dormido, se entristeció un poco para pronto susurrar.

—Como desearía que hubiera alguien como este pequeño —susurro para luego acariciar un poco al pequeño ser.

Había pasado una hora, Milo comenzaba a despertar, se sintió un poco adolorido, había sentido algo realmente sólido, no sentía aquella calidez de su mami. Abrió sus ojos dándose cuenta que estaba en la mesa de aquella biblioteca, se sentó mientras se restregaba sus ojos.

Un... ¡¿Pequeño?! [Libro 1][EDITADA]Where stories live. Discover now