Un vago recuerdo

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La cena estaba lista, Camus bajaba con el pequeño en manos, lo había arreglado, un buen baño con agua tibia había sido suficiente, el pequeño estaba sonriente, mientras estaba en la mano del francés, sentadito, mirando todo con una pequeña sonrisa inocente.

Mystoria se había encariñado demasiado con el pequeño, a decir verdad Mystoria era demasiado cariñoso, comparado con Ecarlate que simplemente se dedicaba a mirar aquello con seriedad, no le gustaba molestar a su querido de maneras tan tontas, puesto para él, le gustaba ser serio ante la situación que pasaba.

La mayoría de los trabajadores, siempre decían entre ellos, los motivos por la cual se había casado Mystoria con un hombre que era demasiado amargado, comparado con Mystoria, Ecarlate era como una especie de de Limón, amargado.

La cena fue tan tranquila, Milo estaba sentado enfrente de Camus, mientras recibía pequeños trozos de alimento, Camus estaba relajado, dejando un poco de pequeños trozos en la orilla de plato, cosa que Me Lo tomaba con sus manitas y comía con sumo cuidado, aunque en algunos casos comía con rapidez.

—Camus, querido, recibí una carta de Surt, hace unos días, dice que piensa visitarte, parece que el no sabía que tú estabas fuera del país —dijo Mystoria con calma.

—Si, ya lo creo, nunca le mencione que saldría —habla Camus que dejaba otro trocito cerca de la orilla del plato.

—Su trabajo fuera de aquí lo ha dejado sin comunicación con su familia —dijo el pelirrojo de manera calmada.

—Si, lo entiendo —dijo Camus quien dirigió su vista al pequeño —Espero que esté aquí pronto, no pienso seguir esperando mucho tiempo —prosiguió relajándose.

Milo miraba a Mystoria, al oír las palabras del mayor hacia Camus algo le había recordado, miro a Camus quien nuevamente le daba un trozo de pequeño de carne, aunque no podía descartar lo que había dicho Mystoria.

La cena había transcurrido normal, hasta que llegó el postre, el pequeño al mirar aquel trozo de tarta con olor a manzana comenzó a dar saltitos, se disponía a lanzarse pero fue detenido por la mano de Camus.

-Milo, debes tener modales... -dijo Camus.

Milo miro curioso, para pronto mirar al pelirrojo y al peli celeste. Podía ver la neutralidad del pelirrojo y una sonrisa tierna del peli celeste. Nuevamente tomó asiento en la mesa y se dedicó a esperar el trozo pequeño.

Los siguientes minutos pasaron entre conversación, el pequeño solamente veía, mientras saboreaba aquel pedazo de tarta que había recibido de parte de Camus, no entendía a qué iba cada palabra en absoluto, aunque sus vagos recuerdos estaba jugando con él, una punzada en su cabeza había sido suficiente, aunque oculto rápido, no quería llamar la atención, no de esa manera.

Ya en la habitación, Camus dejó al pequeño en la cama, él había ido en búsqueda de una pijama para poder descansar, el pequeño solamente se sentía nervioso, Camus quitaba su camisa cuando escuchó la voz de Milo, era débil le era muy extraño pero audible.

-Milo... Milo recuerda algo -dijo el pequeño mirando a Camus.

Camus no dijo nada, solamente miro al pequeño para aproximarse. Le era extraño, porque el pequeño estaba así, era como si estuviera enfermando o algo por el estilo.

-Milo... Despertó... -dijo con dificultad.

-¿Saliste de la caja? -preguntó.

-Milo vio... Vio a alguien igual.... -dijo nuevamente.

-¿Quién era? -pregunto Camus algo desesperado. .

-Milo vio a papá... Kardia... -dijo para quedar inconsciente.

Un... ¡¿Pequeño?! [Libro 1][EDITADA]Where stories live. Discover now