Capítulo 6 •Tu dueño•

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"Todavía no puedo creerlo, todo esto parece como si hubiese sido un sueño, no intentes desaparecer".

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Llegué a mi casa más confundida que nunca, entré y me encontré con mi mamá sentada en el sofá, su mirada me daba a entender preocupación y molestia a la vez.

- Escuela.- dije fría - Buenas noches.- concluí y subí rápidamente a mi habitación antes de que mi mamá me hiciera un interrogatorio.

Entré a mi cuarto y cerré la puerta, avente mi mochila a mi cama, me quite mi chamarra y decidí tomar un baño.

Abrí la puerta de mi baño, la cerré y comencé a desvestirme, avente mi ropa al cesto y abrí una de las llaves de la regadera.

Me metí a la regadera, deje que el agua a buena temperatura cayera sobre mi espalda haciendome estremecer y dispuse a bañarme.

Salí después de 15 minutos y me puse mi pijama, saque mi cabello con ayuda de la secadora, tire mi mochila al suelo y me acosté en mi cama.

Mire el techo blanco por unos minutos dejándome volar sobre mis pensamientos e invadiendo mi mente sobre algunas suposiciones que tenía inciertas.

¿Cómo era posible que para él fuera tan importante? ¿Por qué me siguió? ¿Por qué me quiere conocer? ¿Por qué me ha estado buscando?; preguntas que no dejaban de aparecer en mi mente.

Después de tanto buscar una respuesta caí en un profundo sueño.

Entre sueños comencé a escuchar balazos provenientes de las afueras de mi casa y unos cuantos gritos implorando la vida de alguien, hice caso omiso y me tape mi cara con las sábanas.

Poco después escuché que alguien abrió mi puerta con brusquedad a lo que inmediatamente abrí los ojos y me levanté de mi cama descalza.

- ¡Hija! Tirate al suelo.- gritó mi mamá.

Le hice caso, pero no lograba ver a mí mamá con claridad, la oscuridad de mi habitación no ayudaba mucho pero llegué a distinguir donde estaba ella con ayuda de la luz de la luna que entraba por mi balcón.

Los disparos seguían, alce un poco mi cabeza para ver lo que ocurría y vi que una bala había atravesado el vidrio de mi ventana, cerré los ojos y me volví a acostar en el suelo.

- Creo que ya acabó.- susurre.

Ya no se escuchaba nada, volví a alzar mi vista y vi que ambas ventanas de mi balcón estaban abiertas. Comencé a voltear a todos lados, pero no vi a nadie.

- Iré a ver que pasa. Tú quédate aquí.- dijo mi mamá mientras se ponía de pie.

- Sí.- respondí nerviosa.

Mi mamá me ayudó a levantarme, salió de mi habitación y cerró la puerta lentamente, dejándome sola en medio de mi cuarto aún atónita.

Fui directo a cerrar mis ventanas, pude apreciar lo bello que destacaba la luna en medio de todo el cielo lleno de estrellas, pero volví a la realidad; baje mi vista hacía la calle y vi que estaba rodeada de patrullas y ambulancias, no hice caso y cerré ambas cortinas.

- Ayúdame.- susurró.

Sobresalte al escuchar su voz, fui encender una de las lámparas que se encontraban en mi buro, después volte a verlo y ahí estaba sentando en mi sillón, con moretones en su cara, sangrando de su labio, con sangre en su camisa y sufriendo del dolor.

Realmente le habían hecho mucho daño.

Corrí hacía él, pasé su brazo alrededor de mi cuello y yo pase mi mano sobre su cintura, lo ayudé a levantarse y caminamos con lentitud hacía mi cama.

Lo acoste con mucho cuidado de no lastimarlo, entré a mi baño y tomé el botiquín.

Salí de ahí, me senté a un costado de mi cama y comencé a curar sus heridas.

- ¿Por qué Park?- pregunté mientras untaba pomada en sus labios.

- Para protegerte.- contestó mirándome fijamente a los ojos.

- Yo no necesitó de la protección de nadie.- dije fría.

- SooMin,- se retorció del dolor - mi responsabilidad es cuidarte y no dejar que nadie te haga daño.

Lo miré confundida cuando terminó de hablar, escondía tantas cosas que era algo imposible contarme.

- ¿Nos conocemos?- pregunté.

- Sí.- contestó tranquilo - No quiero incomodar, pero, llegaron a cortar un poco mi abdomen con una navaja.

- ¿TU ABDOMEN?- pregunté y abrí mis ojos. A lo que él tapó mi boca con una de sus manos.

Él asintió y quito su mano de mi boca.

Lo volví a ver confundida.

Era normal que los abdominales de los hombres volvían loca a cualquie mujer, pero para mí era algo incómodo.

- Bien.- tomé aire y mis manos se dirigieron a su camisa y comencé a desabrochar el primer botón.

Mis manos temblaban y mis mejillas ardían, en cuestión de segundos me di cuenta que desabroche por completo su camisa dejando al descubierto su su abdomen bien marcado, quedé sorprendida al ver su abdomen bien trabajado, tatuado con letras en chino y una gran cortada sangrando en la parte superior izquierda.

Limpié su cortada, puse un poco de pomada y envolví la parte superior de su abdomen con una vanda.

- Listo.- dije y mi mirada se dirigió a sus ojos - Te tendrás que quitar por completo la camisa, está llena de sangre. Tengo una sudadera de hombre, te la prestaré.

Me levanté de mi cama, pero él fue nuevamente más rápido y me detuvo.

Me jaló del brazo y caí junto a él. Traté de alejarme un poco de él para no lastimarlo, pero él tomó mi cintura con un brazo dejándome de lado para voltearlo a ver.

Park se volteó para quedar frente a frente, pude apreciar con la poca luz que había sus ojos que reflejaban dulzura inmensa llena de inocencia, sus delicados rasgos faciales que lo hacían único y esos labios bien curveados.

Él fue cortando la distancia entre los dos, sentía como nuestras respiraciones se mezclaban y cuando menos me di cuenta sus labios tocaron delicadamente los míos.

Cerré mis ojos sin prisa alguna y me dejé llevar por la sensación de sus labios. Fue un beso lento y tierno.

Nos separamos y ambos sonreímos, sentí mis mejillas arder y él me volvió a besar.

Nuestros labios iban perfectamente coordinados junto con el silbido del viento.

Me separé lentamente de él y lo mire por unos instantes.

- ¿Quién eres?- pregunté.

-Tu dueño.- contestó convincente.

Contemple como sus labios se curvearon más gracias a la sonrisa que formó.

°Serendipity°~ 박지민 ~°Where stories live. Discover now