« Felicidad, Fidedigno, Fraudulento »

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Se oyó un golpe sordo de vidrio golpeando el mesón de madera, en el pub subterráneo solo había música tranquila de fondo y marrones iluminando la escena. Además de eso, a excepción de un par de personas en las mesas del otro lado, el lugar estaba vacío. Jongin bebió un poco de frustración con sabor a vodka mientras que B, jovial y burlesco, no intentaba ocultar aquella sonrisa sardónica a su lado.

—Estaba nervioso. Y tú con tus putos ojos lo afligiste aún más.

—El chico no estaba seguro, K.

—¡Me había aceptado! —exclamó volteando su rostro por completo, el entrecejo fruncido pronunciadamente.

—¡Su mirada titubeó! —contestó el otro igual de exaltado, sin embargo, no era para más que burlarse, él sabía. —¿Qué más querías que dijera? No voy a mentir a tu conveniencia.

Y Jongin tenía jodidamente claras las reglas y las imposibilidades de Baekhyun. Más que eso, lo conocía, lo conocía tanto que hasta a veces preferiría no haberle aceptado el apretón de manos en aquella reunión especial hace cerca de 10 años, o haber escogido la misión RED con B en lugar de su hermano, el cual aún lo resentía por el tema. El malnacido no iría a hacerle un favor de ese tipo si ello le permitía reírse de él mientras le daba palmadas en la espalda, por el mero gusto de ello. Lo conocía casi hace tanto como a Sehun y, al contrario de este, Baekhyun disfrutaba del irritar a los demás sin tener directamente la culpa, como para enloquecerle y hacerle desear romperle la cara de un golpe que... no... no podía dar.

—Tú no entiendes. No tienes idea de lo que se siente. No tienes un ídolo. Tú no entiendes- ¡Joder! —Sobrepasado, se paró del taburete y tomó la camisa de satín rojo de B, arrugándola en su puño, sus ojos ardiendo y encontrándose con los otros igual de burlescos—La próxima quincena. —jadeó entre dientes— La ceremonia va a ocurrir.

El hombre no se inmuta. Como si no hubiese dicho absolutamente nada.

—Sabes bien que así no funcionan las cosas—respondió el más joven en voz suave, sonriéndole levemente.

—Vas a hacer que ocurra si sabes lo que te conviene, Byun.

—Cuidado con quien amenazas, K. —Dijo esta vez en un tono un poco más sombrío y Jongin lo soltó, volviendo a su lugar mientras nuevamente surcaba sus dedos por su cabello desordenado, tirándolo hacia atrás. Existían límites, siempre los ha habido y aquella advertencia era uno de ellos. Sin embargo, tan rápido como llegó, la sombra en su mirada se desvaneció y pronto estaba escuchando su molesta voz de nuevo. —¿Sabes? Me das un poco de pena. No, no, no. Retiro lo dicho. Me aborrece lo penoso y patético que eres. Quién hubiese pensado que te vería así de destruido. Por un mocoso.

—Cállate la puta boca.

Byun Baekhyun soltó una risa estridente, boca abierta mostrando todos los dientes. Lo estaba disfrutando.

—Está bien, —suspiró— preséntaselo en privado a tu padre. Si él lo acepta, podemos hacer que ocurra. —las palabras tomaron su atención, ¿era así? El otro asiente, como adivinando sus pensamientos, leyendo su mente. Probablemente lo había hecho—Es una de las excepciones, pero no le digas a nadie que yo dije esto. A juzgar por lo desesperado que estás. ¿Estás seguro de que no quieres una de las chicas de mi padre? Te podemos hacer un precio.

—No voy a follarme a cualquiera, mucho menos una de tus putas con quién sabe qué enfermedad venérea.

—¡Hey! Te informo que son las mejores que puedes encontrar. Saludables, bonitas, de todos los tipos, unas bastante exóticas llegaron la semana pasada, aunque las japonesas son las mejores. No se embarazan, ninguna de ellas, a menos que quieras, claro. —Baekhyun se acabó su trago, suspirando luego, se puso de pie y se apoyó en el mesón de costado hacia él. De pronto tronó sus dedos como si acabara de tener la idea del siglo. — Le puedes poner una máscara de... ¿cómo se llamaba? Kyeongsoo. Claro, una máscara de Kyeongsoo y ¡voilà! la calentura de Jongin, puafffff, se va. Temporalmente, claro—Con sus manos ejemplificó el explotar de algo, pero Jongin, ya cansado del asunto y con una inminente jaqueca, solo rodó sus ojos, todavía con su trago en mano. No se iría a molestar en corregir el nombre, porque lo estaba haciendo a propósito. Jongin sabía, joder. Sabía.

ABECELOSO; KaisooWhere stories live. Discover now