3. C

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Jongin no era tan violento, al menos al principio. Cuando Kyungsoo cayó en la cuenta de lo que estaba pasando se preguntó si eso era el resultado de los deseos que siempre tuvo sobre experimentar un suceso de ese tipo, el golpe que esperaba, el que había predicho sin darse cuenta. El interior del edificio es gastado y con un deje de abandono visible. En cuanto ingresan le pone un paño sobre la boca y amarra sus manos tras él, la tapicería está desgarrada y apenas iluminada por una linterna. Las ventanas se encuentran tapadas con tablas y tela, por lo que no entra luz en absoluto, pero se puede distinguir el borde de una puerta. Kyungsoo intenta liberarse, lanzando patadas que acaban en que también le ate los tobillos. Grita como puede, pero Jongin divertido solo lo incita a que lo haga más fuerte si así desea—si es que puede, ya que de todas formas nadie te va a escuchar.


Cansado, simplemente se deja cuando el hombre lo toma y se lo echa al hombro, atravesando la puerta que hay y subiendo por escaleras de madera que suenan al pisarlas. Es oscuro, jodidamente oscuro, pero es una negrura distinta, que le hace saber que hay algo observándolos. Son los ojos, unos distintos esta vez.


Lágrimas caen y aprieta el paño en su boca, saliva escurriéndose y presión palpitante en su cabeza por estar en esa posición. La escalera sigue interminable, el rastro de la interna imperceptible. Le asusta pensar en lo que vendrá—secuestro, violación, asesinato, puede que una de esas tres opciones o todas a la vez, no tiene certeza. Piensa en su familia, sus amigos, en todas las cosas buenas y malas que ha hecho; en qué debió haber respondido en lugar de haber aceptado en guiar a Jongin, si es que ese era su nombre, a ese lugar. Se pregunta el porqué, qué pasará con él ahora, se cuestiona muchas cosas que de pronto se ven interrumpidas cuando ve brazos pálidos, largos y esqueléticos de piel que parece casi podrida doblándose en manos que se apoyan en las escaleras bajo ellos. Fuerza su vista con la luz escasa que hay de la linterna abriendo el paso frente a ellos y se da cuenta de que son varios miembros, de diferentes largos y que se pierden en la penumbra, por lo que apenas si es capaz de notar que suben a gatas cada vez más cerca. Kyungsoo balbucea palabras indescifrables lo más fuerte que puede y se retuerce, llorando ahora de terror incontrolable porque teme más a lo que se acerca directamente a su cara que al humano que lo lleva.


—Quédate tranquilo, niño—regaña Jongin, dándole una sacudida a su hombro, sin embargo Kyungsoo se sigue retorciendo y gastando su garganta porque las manos parecen ahora querer alcanzarlo y se estiran hacia él. Siente dedos viscosos rozando su frente y sacude su cabeza con fuerza, moviéndose desesperadamente hasta que finalmente es dejado caer en su trasero con fuerza varios pisos arriba.


Jongin observa escéptico cómo solloza ahora mucho más agobiado, y Kyungsoo no lo mira a él sino que a sus espaldas, en donde las figuras fantasmales estiran sus brazos para tomar los tobillos del hombre. Hace gestos con su cabeza y cuando Jongin parece entenderlo, gira su torso y mueve su linterna tras él, alumbrando cada rincón de las escaleras que acababan de subir sin hallar nada fuera de lugar. Los espectros desaparecen; su sentido los escucha arrastrándose, huyendo.


Pero Kyungsoo continua llorando, porque cuando Jongin quita la luz, los brazos siguen ahí.


ABECELOSO; KaisooHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin