« Discernimiento, Dócil, Dueño »

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Lo primero que ve al abrir los ojos es un techo blanco iluminado por luz fría, completamente antónima a la oscuridad a la que comenzaba a acostumbrarse. De lo segundo que se da cuenta es que su cuerpo se encuentra sumergido en una tina de agua tibia y lechosa, que no le permite ver el fondo o su propia estructura. El silencio es casi absoluto, interrumpido por el goteo de una llave que se encuentra justo junto a su cabeza. Está rodeado de una cortina de baño blanca plástica, y el olor suavizado que ronda es únicamente el del jabón que presuntamente se disolvió en la tina y probablemente en su piel—yogurt y miel. Intenta levantar sus brazos, apoyarlos en los bordes para quizá levantarse y salir de aquel lugar, pero el pensamiento se volvió en un tonto en el instante exacto en que lo tuvo, ya que no tardó en notar que sus músculos se encontraban con una debilidad increíble, como si su cuerpo estuviese dormido por completo y su mente hubiese despertado sin haberse percatado de ello.

—¿Cómo te sientes?

Esa voz que viene desde el otro lado de la cortina ya la puede reconocer en cualquier situación y lugar, nota. No dice nada. La cortina es corrida a un lado para ser recibido con un Jongin arrodillado junto a la tina que luce fresco, recién salido de una ducha, con una camisa azul abierta hasta la mitad de su pecho y el cabello húmedo hacia atrás. El hombre no tarda ni un segundo en inclinarse y moldear sus labios con los suyos. Kyungsoo no podrá tener control total sobre su cuerpo aún, pero eso no significa que no intente defenderse de todos modos, por lo que muerde el labio superior del otro con tal fuerza que, al retirarse, Jongin tiene ensangrentada la mitad de su boca, con una media sonrisa que Kyungsoo observa con el ceño fruncido.

—Eres tan difícil. Me encanta —los cabellos que caían sobre su frente, cubriendo parte de sus ojos, son corridos a un lado por la mano del otro. —Sin embargo, considerando lo que pasó contigo el otro día, deberías considerar la lección. Ya sabes, algo de lo que aprender.

Kyungsoo opta por desviar su mirada hacia el agua blanquecina. Su cabeza es un desastre, ¿cuántos días pasaron desde lo último que recuerda? ¿sucedieron más cosas luego de que perdiese la consciencia? No recuerda absolutamente nada ni tiene la menor idea.

—¿Estás hambriento? —la pregunta le hace despertar de su ensimismamiento cuando ve que un tenedor con un trozo de tartaleta en él le es ofrecido. Luce sabroso, pero Kyungsoo simplemente no lo quiere. Lo rechaza de la mejor manera en que se le ocurre; tomando el bocado en su boca y luego escupiéndolo en dirección a Jongin, fallando miserablemente en hacer que llegue remotamente cerca. El trozo de tartaleta flota penosamente en el agua. El hombre aprieta sus labios en una línea. —Eres inteligente, amor, pero no dejes que tu orgullo te convierta en una persona jodidamente estúpida.

Jongin vuelve a sacar un bocado de la tartaleta que sostiene en un plato en su otra mano. Esta vez, su voz no deja lugar a un rechazo, como si contuviese una amenaza que no es pronunciada.

Come.

Y Kyungsoo lo hace, acabando así todo el trozo del plato. Su estómago lo agradece, pero el hecho de que haya dejado a Jongin alimentarlo sigue molestándole en un rincón de su cabeza.

—¿No vas a decir nada?

—¿Qué me hiciste?

— Nada que no hayas disfrutado—la respuesta le hace voltear la cabeza con toda la fuerza que posee, ojos grandes y sorprendidos. El de cabello platinado le sonríe. —Pero si la pregunta va dirigida a si me aproveché de ti, la verdad es que no. Solo... un poco. Ahora, bebe.

Jongin posa un vaso alto con agua fresca en el borde de sus labios, la cual bebe por completo. Su cuerpo pareciera estar volviendo así, sin embargo, la fuerza que tiene no le permite más que mover unos centímetros cada extremidad. Sigue siendo inútil. Decide rendirse por el momento.

ABECELOSO; KaisooWhere stories live. Discover now