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Base de los Vengadores, norte de Nueva York.

Otra tarde más, Kaylee descansa en el sofá de la sala común de arriba, siendo vigilada por su primo al que una sonrisa traviesa se le aparece en el rostro.

Satisfecho por haber imaginado una travesura, corre hacia ella. Sin contar que no estaba realmente dormida y lo atrapa en sus bolas ámbar como el mes pasado.

-Anda, ¿venías a despertarme? -Pregunta sonriendo. -Siento decirte que no lo has logrado.

-Vale, me pillaste Kay, ahora suéltame. -Exige el castaño.

-Yo creo que no. Verás, estoy cansada de tus bromas Aiden, llevo años cansada de ella y te las dejo pasar, una y otra vez. ¿Pero sabes qué? Hoy recibirás un poco de tu propia medicina.

-No, suéltame o gritaré. -Advierte forcejeando contra el poder amarillo. Solo recibiendo que su prima le tape la boca con él.

-Me tomaré ese no por un sí. Hace unos años aprendí ha hacer a alguien ver sus peores recuerdos, como mi madre. Verás que después de esto y año te quedan ganas de gastarme bromas.

Aiden niega enérgicamente con la cabeza, pero como siempre su prima lo ignora y con un movimiento de manos tiñe los ojos de ambos del color de sus poderes.

Regresando los dos once años atrás.

Once años antes.

Noche tranquila en la Base, como cualquier otra.

Wanda, Pietro y Visión duermen. Aiden también, pero Kaylee no.

Kaylee tiene una pesadilla.

Y eso solo lo nota el pequeño castaño de seis años que, al oír a su prima llorar y tal como Pietro le enseñó, corre a su habitación para ayudarla a despertar y tal vez dormir junto a ella si llegase a ser necesario como el gemelo hizo con su hermana.

El niño intenta abrir la puerta, pero esta está muy fuerte cerrada, algo la bloquea.

-Kaylee ábreme. -Susurra. -Soy yo, Den.

A punto está de ir a despertar a su padre para pedirle ayuda cuando logra entrar a la habitación, acercándose a la cama y observando a su prima llorar, sin duda sufrió una pesadilla.

-¿Kay? ¿Estás bien? -Pregunta apartando su cabello de su cara.

La pequeña castaña levanta la vista de sus manos, sus ojos están llenos de lágrimas y sus iris amarillentos indican que no, todo lo contrario, esta fuera de control.

-Creo que... Iré por la tía Wanda y el tío Visión... -Informa mientras se acerca a la salida.

Pero al intentar escapar Kaylee cierra la puerta con la mente fuertemente.

-Kaylee... Me asustas... -Avisa mientras retrocede intentando encontrar otra salida y siendo acorralado contra el armario.

La niña Maximoff se pone en pié sobre la cama, lanzando un par de bolas ámbar e inmovilizando a su primo con una sonrisa malévola en su rostro.

-Para, me haces daño. -Sin mediar palabra, ella aprieta más su agarre, consiguiendo la cara de sufrimiento de su primo. -Kaylee para, tengo miedo.

Pero sus comentarios solo hacen sonreír más a la pequeña sin control.

-¡Papá! -Grita Aiden aterrado al ver a la niña con la que se crió acercarse a él levitando del suelo. -¡Papá ayuda!

Ella lo calla creando en su mente una terrible y espantosa visión, produciendo sus lágrimas a los pocos segundos.

Ni los fuertes golpes de Pietro intentando tirar la puerta la desconcentran de producir sufrimiento al niño castaño.

-¡Kaylee abre la puerta! -Exige su tío y, en vano, trata de entrar sin poder atravesar el fuerte campo de energía que su sobrina produce inconscientemente.

-Visión. -Lo llama su hermana, el androide asiente y traspasa todas las barreras de su hija sin dificultad.

-Kaylee, detente. -Exige, pero ella tan solo lo observa dentro de su habitación.

-Fuera. -Exige con la voz más grave y tétrica que el ser rojo jamás logrará escuchar.

-No, esto no está bien, baja de ahí, solo queremos ayudarte.

La menor duda, pero decide no aceptar e incrementa la terrible pesadilla de Aiden como respuesta.

-¡Ah! -Grita el niño.

-¡Aiden! 

Con una fuerza de procedencia desconocida, Pietro tira la puerta a abajo y junto Wanda se paraliza al ver lo que hace la niña de seis años.

-¡Kaylee para! -Grita su madre.

-¡Fuera! -Dispara una bola ámbar contra la mayor pero esta la detiene y destruye, observando a su marido.

-Visión párala.

Con la gema, el androide dispara a su hija un rayo, haciéndola caer al suelo y perdiendo los poderes sobre la habitación.

Pietro recoge entre sus brazos a su hijo una vez cae de donde su prima lo elevó, aferrándose a su camiseta de dormir y llorando desconsolado y aterrado.

Wanda, por su parte, manipula la mente de la niña mientras esta es agarrada por su padre y vuelve a dormirse.

Kaylee detiene el recuerdo de la cabeza de su primo y de la suya, soltándolo y observándolo entristecida por haberle provocado revivir esa mala noche.

Ese recuerdo fue bloqueado de la memoria de ella, pero no de la de Aiden. Pero ahora se ha desbloqueado y duele. Duele ver lo que hizo a causa de una pesadilla y lo que es capaz de hacer si se desestabiliza por otros motivos mayores.

-Lo siento... -Es lo unció capaz de decir, abrazando al castaño. -Jamás te volveré a hacer esto, te lo prometo, lo siento mucho, lo siento...

-Tranquila. -El castaño besa su frente y la rodea con sus brazos.

Podrán estar todo el día peleando, gritándose y pegándose, pero siempre serán como hermanos.

Los hijos de los Vengadores.Where stories live. Discover now