Los hijos de los Vengadores.

11

Base de los antiguos Soldados de invierno, Siberia.

Horas después, y el descubrimiento de su incomunicación, después, los Vengadores dejan el quinjet frente la entrada de la Base, bajando la rampa y siendo recibidos por un frío glaciar.

-Y yo no me traje la tabla de snowboard, que pena. -Suelta Pietro, agarrando un abrigo rápidamente.

-¿Puedes centrarte? -Pide su hermana. -Eres peor que tu hijo.

Al acercarse a la entrada descubren que la puerta es lo único que Steve, Bucky, Tony y T'Challa dejaron bien cuando estuvieron hace diecisiete años.

Steve observa el paisaje nevado con nostalgia, recordando a su mejor amigo caído. Es un lugar que recordaba tanta a guerra, concretamente a la que él y Tony comenzaron.

-Es por aquí, debemos entrar. -Indica el Dios tras haber derretido parte del hielo de la entrada y abriendo un espacio considerable.

-¿Os acompaño? -Pregunta Bruce. -Dado que no hay comunicaciones si hay un código verde no lo sabría si me quedo.

-Pero quédate atrás. -Pide su mujer.

Todos entran y todo sigue igual que cuando Steve y Tony estuvieron por última vez. 

Con fuerza bruta abren las puertas del ascensor en el que ambos súper soldados habían abajado, pero este no está, Zemo lo destruyó cuando huyó.

-Okey, hay que saltar.

El Capitán se tira el primero, amortiguando su caída con el escudo.

-¿No hay otra manera? -Pregunta Wanda viendo la gran caída y al pequeño Steve desde arriba.

-Venga ya Wanda, tú vuelas. -Le recuerda el arquero, preparando una flecha con cuerda para que Bruce, Pietro, Natasha y él puedan bajar dado que no vuelan.

-Tienes razón.

La Bruja levita hasta donde se encuentra el rubio.

Siendo seguida por su marido, el Dios nórdico y el genio en armadura.

-¿Estás seguro de esto Clint? No parece muy seguro y tengo una hija a la que volver a ver. -Advierte el doctor.

-Tranquilo, -Contesta el otro mientras se tumba en el suelo y se asoma al hueco, con la flecha cargada en su arco. -hemos echo esto miles de veces. Nat, ¿te importaría agarrarme?

La rusa se sienta en su cintura, haciendo peso e impidiendo que caiga. 

-Vale... -Tensa la cuerda y la flecha sale disparada a gran velocidad.

Pero no la suficiente y comienza a caer.

-¡Nat!

Su amiga lo agarra por los brazos, atrayéndolo hacia ella justo antes de que la flecha le pueda llegar a dar.

-¿En serio? ¿Cómo has sido capaz de sobre vivir sin mí tantos años?

-Los tres últimos tenía a Nathaniel siempre conmigo. -Sonríe despistado. -Agarra la otra flecha en mi espalda anda.

Su amiga se la entrega, volviendo a tumbarse.

-¡Barton! -Escucha la voz de Tony abajo. -¡Cuando caiga una flecha por lo menos avisa! ¡Casi me mata!

-¡Entonces Pepper estaría en deuda conmigo! -Responde mientras lanza la segunda, acertando esta vez. -¡Bingo!

Tira un poco de la cuerda, está bien sujeta.

-Pietro, vamos.

-¿Yo? ¿Y sin arnés ni nada?

-¿Y tú qué te crees? ¿Qué en Budapest teníamos arnés? -Se ríe la única mujer. -Tírate ya. -Ordena seria.