El inicio de... Aubrey Thorsdóttir.

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Asgard.

Bey pasea por el mercado de Asgard, como cada mañana, sin que nadie en el castillo lo sepa.

Su cabello y vestido están cubiertos por una capa oscura.

Y va al mismo sitio de siempre.

-Princesa Aubrey. -Saluda la dependienta del tenderete.

-Buenos días Gia, lo de siempre.

-Enseguida.

La joven de cabellos plateados le entrega una cesta con una flor dentro.

-Gracias. -Sonríe la Diosa, dejando sobre la mesa un saco de oro como cada día.

-Majestad sabe que no es tanto, solo es una...

-Esta bien, acéptalo por favor.

La mujer asiente y sonríe.

La princesa devuelve la sonrisa y se marcha de nuevo al palacio.

Una vez allí, se quita la capa y la esconde bajo su cama, saliendo al balcón y plantando la flor en su pequeño jardín.

-Må gudene alltid ha deg med dem i Valhalla bestemor.¹

Jane entra en esos momentos en los aposentos de su hija, encontrándola con sus flores.

-Creo que los dioses se equivocaron al nombrarte Diosa de la tormenta, debería haber sido Diosa de la tierra. -Bromea. -Acaba de llegar un paquete desde Midgard, ¿no quieres saber qué es? -Pregunta mientras deja el paquete en la cama.

La curiosidad es una de las virtudes de la joven, la que rápidamente se levanta para ver el obsequio.

Minutos más tarde, previo paso por el Bïfrost, Thor encuentra a las dos mujeres.

Cuando abre la puerta un pequeño coche teledirigido choca contra él, enredándose con su capa.

-Nada madre, siempre atropellarás a padre. -Su hija se acerca riendo y devuelve el juguete a su progenitora mientras esta ríe. -Buenas tardes padre. -Se reverencia ante él.

-Buenas tardes. Quisiera hablar contigo.

-Por supuesto.

Aubrey se despide de su madre besando su mejilla, agarrando su lanza, la que convierte en un hermoso brazalete dorado con piedras preciosas rojas, azules y verdes, y saliendo tras el rubio.

-Dígame padre, ¿qué quería hablar conmigo?

-Como sabes, hija mía, mañana volveré a Midgard por una temporada y esperaba que me acompañaras.

-¿A Midgard? ¿Yo? ¿Para qué? -Su padre no suele hacerle sugerencias así.

-En un futuro, tú ocuparas mi lugar en el grupo llamado los Vengadores, quiero que entrenes y formes un equipo con los otros hijos de mis amigos.

-¿Estoy obligada? -Tan cerca de su mayoría de edad y pudiendo así ir a explorar los Nueve Reinos como alma libre que es no es que le apetezca demasiado ir a entrenar para meterse a un equipo de por vida con un grupo de jóvenes que no conoce de nada. Entre otros motivos.

-Sería mejor que no, es una propuesta. Tu abuelo Odín me mandó una temporada a Midgard y allí aprendí que era el amar a otros y no a ti mismo, mi estancia allí me hizo compasivo y no obsesivo con la destrucción y la guerra. Creo que te hará bien estar allí hija.

-Esta bien padre, te acompañaré. -Acepta a regañadientes.

-Bien, partimos mañana.

Al volver a entrar dentro del palacio dorado Bey busca a su madre, encontrándola en el mismo lugar donde la dejaron, sus aposentos, haciendo las maletas de la adolescente.

Los hijos de los Vengadores.Where stories live. Discover now