Resguardarme

569 28 3
                                    

Había pasado tiempo, no sabía con seguridad cuanto. Quizás dos semanas... quizás un mes, con esa misma, tranquila y nada aburrida rutina del día a día.
Pam y yo despertábamos por ahí de las doce del día —y ella aceptaba que le dijera Pam —, hacíamos juntas el desayuno con lo que encontramos, desayunábamos en más o menos una hora, a veces salíamos a dar una vuelta, otras a hacer travesuras, pero nunca nada muy grande; otras veces nos quedamos en casa, jugando (conseguimos, o bueno, robamos una consola de videojuegos), al principio ella era muy mala; a veces veíamos películas; cuando llegaba la hora de comer también cocinábamos juntas. A veces había sesiones de besos, pero casi nunca pasaba a algo más.
Todo estaba comenzando a ser ¿aburrido? No, tranquilo. Creo que eso era a lo que se le podía llamar una vida de pareja, aunque ni siquiera estaba segura de sí lo éramos, pero estaba casi segura de que eso era lo que necesitaba: estabilidad, claro, dentro de lo que puede caber la estabilidad en una vida de constantes robos o crímenes.
Pero lo que importaba era que Ivy me daba cariño y atención. El cariño y atención que yo necesitaba, el cariño y atención que había estado mendigando con el Joker durante años, y que él nunca se digno a darme. Mis ataques disminuyeron, hasta que, lentamente, desaparecieron, creando para mí un ambiente de paz.
Un día, el sonido del teléfono inundó el apartamento, interrumpiendo nuestra paz. Irrumpiendo en nuestra ahora casi perfecta vida.
—Cariño, ¿puedes contestar? —pidió Ivy sin mirarme, mientras ella ponía en la batidora los ingredientes para cocinar hot- cakes.
—Claro —respondí mientras me dirigía con pasos rápidos al teléfono del departamento.
Levante el teléfono y al instante una voz hablo.
—¿Harleen? —preguntó la voz del teléfono. Al principio no la reconocí, pero al pensarlo un poco, lo supe, solo alguien me llamaba así: Bruce.
Después de que me confesó lo de su identidad, habíamos hablado un par de veces, había vendido a casa de Ivy de vez en cuando, y siempre que hablábamos, se refería a mí de esa manera.
—¿Bruce? —dije extrañada, aunque sabía quién era.
Es hora, Harleen.
—¿Hora de qué?
El...
Sabía perfectamente de quién hablaba. Y lo recordé. Yo había prometido que lo ayudaría. Una noche vino al apartamento de Ivy. Quería hablar. Hablamos un rato, de cualquier cosa que pudiéramos hablar, pero sacó el tema de el. Me preguntó de nuevo si lo ayudaría cuando fuera el momento, y esa vez, después de meditarlo un poco, estúpidamente acepté, ¿Que más podía perder? En el momento en que acepte no lo pensé, pero para entonces, me daba cuenta de que si, había mucho que perder, como mi tranquilidad con Pam.
—¿Qué quieres que haga? —dije con la voz más seria de lo que pretendía.
Nos veremos hoy.
—¿Cuándo y dónde?
En la estación abandonada de el subterráneo a las once en punto.
—De acuerdo —respondí. La llamada se corto.
Silencio.
Un sepulcral silencio.
—¿Quién era? —interrogó Ivy.
—El murciélago —respondí tratando de regresar a ese aire calmando que tenía al estar solo con Ivy, pero, aún así, sone más seria de lo que pretendía, o de lo que me hubiera gustado.
—¿Qué quería?
—Es hora, roja.
Por la expresión de su rostro note que había entendido perfectamente a lo que me refería.
—Lo veré hoy en la estación abandonada, a media noche.
— Iré —anunció.
—No tienes que ir.
—Pero quiero hacerlo —tomó mis manos al decirlo.
Asentí y la abracé, me sentía tan protegida entre sus brazos, era un tacto que no quería dejar jamás.

🖤

💚

11:55 p.m.
Estábamos por llegar a la estación. Mi motocicleta corría rápidamente por las calles de los barrios pobres de Ciudad Gótica. Olía a orín y alcohol. Había prostitutas en cada esquina, y de vez en vez pasaban autos llevándose a cada una de ellas, cuál ropa en una tienda de ofertas.
Las calles se fueron haciendo más solas conforme nos acercábamos.
Estacioné la motocicleta fuera de la estación. Entramos.
Avanzamos unos pasos pérdidas entre la oscuridad, y luego los vimos a todos: Batman, Nightwing, Red Hood, Robin, Red Robin, e incluso, estaba Catwoman.
En cuanto estuvimos a la vista de todos ellos, todas las miradas se posaron en ambas, algo un poco incómodo. Y Selina, prácticamente huyó en cuanto nos vio.
¿Qué estaba pasando con ella?
—Llegaron— dijo Bruce con cierto aire de alegría, aunque manteniendo su clásico semblante serio.
—Si. ¿Que quieres que haga? —dije de una manera seria, aunque en verdad pretendí que no fuera así.
Mi actitud y hasta mi personalidad cambiaban quizás demasiado, de cuando me encontraba con Ivy, a cuando me encontraba con otras personas. Y lo notaba, todos lo notaban. Trataba de evitarlo, pero parecía que no podía, por mas que intentara.
Cuando estaba sola con Ivy, en verdad era yo, pero con otros, era como si Harleen comenzará a tomar el control de ambas, y yo no pudiera hacer nada contra eso, más que rogar que no fuera permanente.
Joker. Tiene una bomba. Planea explotarla en el centro de Gotham. Debemos interceptarla antes de que llegue.
—El problema, es que no sabemos desde donde llegará —dijo Red Robin.
—¿Quieres qué te ayude a saber dónde estará? —cuestione.
Red Robin asintió.
—Necesitamos saber todos los puntos posibles desde donde podría salir: guaridas, escondites, todo.
—Tu —me señaló —nos vas a ayudar a interceptarla. Tu la tomaras.
—Nosotros nos encargaremos de el Joker y sus secuacesdijo Nightwing posando una mano sobre mi hombro.
Asentí.
—No tendrás que verlo, Harley —dijo Bruce.
Asentí en manera de agradecimiento.
—Faltan dos horas para que la bomba se ponga en funcionamiento —anunció Red Robin.
—Hay que prepararnos —dijo Batman.
Todos comenzaron a tomar sus armas, yo, sin saber qué hacer, me senté en el piso, con la espalda recargada en la pared, a mi lado se encontraba Robin.
—No confió en ti —dijo severamente el side-kick de unos trece años, mirando hacia un Batarang el cual se estaba dando la tarea de afilar.
—Gracias —respondí con sarcasmo.
—Es un error trabajar contigo, eres demasiado— pensó las palabras un segundo —impredecible.
—¿No eso es bueno? —espeté.
—No con alguien como tú —me miro por fin —.Puedes cambiar de opinion cuando sea, solo por qué el viento cambio, o solo por qué hoy es jueves. Puedes estar un momento con nosotros, y al otro decidir qué de nuevo quieres ayudar a ese payaso.
No es cierto —pensé, con ganas de golpear a ese niño.
—Y tú sabes q es cierto —concluyó regresando la mirada al batarang que afilaba.
Hubo un silencio incómodo por unos segundos.
—Pero, ¿sabes? —habló.
Lo mire y el a mi.
—Debería agradecerte ¿no?
Lo mire sin entender —¿me agradecerá por ayudar? —pensé.
—Después de todo, Batman no sale más con su "novia" —lo dijo de una manera despectiva — gracias a ti.
Volvió a afilar su batarang.
¡¿Novia?!
Lo pensé unos momentos.
Como un relámpago llegó a mi cabeza.
Selina.
¡Carajo! ¡¿Por mi culpa?!
Voltee hacia el para exigir  más información, pero el ya se había ido.
Mire a Selina, sentía culpa. ¿En serio lo había provocado yo?
      —¡Harley! —me llamó Nightwing.
     Me acerqué casi corriendo a donde estaba el con todos los demás.
      Estaban todos agachados, formando un pequeño círculo, y en el centro había un gran mapa de la ciudad de Gotham con varios puntos marcados. Eran sus lugares para esconderse.
     Bruce me miró.
     —Quiero que me digas dónde podría estar.
     Asentí.
     —En su guarida a las afueras —dijo Nightwing.
     —Muy lejos —respondí.
     —Planta Química —dijo Batman.
     —Muy obvio y muy peligroso. Esta demente pero no es idiota —respondí.
     Y de esa manera continuamos un rato, descartando posibles lugares, hasta que quedamos solo con tres opciones: La fabrica de juguetes abandonada, la Funny House, y nuestra casa.
Todos me miraron.
—No sé que más hacer, no sabría cómo descartar entre esos tres —dije con la frente arrugada y ciertamente nerviosa al tener las miradas de todos sobre mi.
—Está bien, Harl, tomate tu tiempo —me tranquilizó Ivy.
—¡No! ¡No está bien! —exclamó en protesta Robin —. Necesitamos encontrar la maldita bomba en una hora, así que apresúrate.
Todos se quedaron en silencio.
—Harleen —me llamo Bruce levantándose, asentí y lo seguí a paso veloz.
Caminamos un poco por la obscuridad —gracias a la cual casi tropiezo un par de veces —de las viejas vías. El silencio era nuestro acompañante, lo observaba, esperando a que dijera algo, pero nada. El mantenía su mirada fija al frente, en silencio, con una expresión más fría que el corazón de Killer Frost.
—Estas nerviosa —dijo por fin.
—Si —respondí de manera simple.
—Lo entiendo. Está bien, pero necesitamos que nos ayudes.
—Lo se... pero no sé qué más puedo hacer, ¿bien? —comenzaba a alterarme —. No sé qué más hacer, quiero ayudar —sentí como las lagrimas se juntaban en mis ojos, ahogándose entre ellas —. Lo siento.
Dejó de caminar y yo lo imité.
Nos pusimos uno frente al otro. Sentía su mirada, fría. Podía sentirla atravesando mi alma, aunque casi no la veía a causa de la obscuridad.
Tomó mi rostro y se acercó, pude ver sus profundos ojos azules a través de los míos. Sentía su respiración cerca de la mía.
Y me besó.
Fue un beso lento, pero sin durar mucho; tierno, pero a la vez frío; lleno de sentimiento, pero sin sentir nada.
Nos separamos y sus orbes azules se posaron de nuevo sobre los míos.
Me quedé estática. No sabía qué hacer ni qué decir. ¿Por qué el? ¿Por qué yo? ¿Por qué ahora?
Sonrío, de manera amable, quizás una de las sonrisas más sinceras que haya visto, considerando que antes yo no veía más que sonrisas falsas en una relación sin dirección.
Sonreí también, fugazmente.
Y lo abracé, comenzando a llorar, era extraño, pero a la vez tierno. Sabía que estaba mal, pero no quería que terminara.
Me sumí con él en un lugar donde solo estábamos los dos, sentir su calor corporal era tranquilizante.
Podía oír una voz a lo lejos, pero no entendía lo que decía, y no quería entenderlo. "¡Bruce, Bruce!" La voz nos sacó de nuestra pequeña burbuja.
Nos separamos rápidamente.
—¡Bruce! ¡En la plata ACE! Hubo un...accidente. La policía llegó —Nightwing se veía agitado, a penas podía continuar hablando —. Creí que querías ver esto.
Se acercó a nosotros y le mostró a Bruce una especie de tablet, donde se encontraba una imagen, que ni siquiera logre ver bien, ya que Bruce salió corriendo.
—¿Interrumpí algo? —espetó el chico de unos veintiún años mirándome de manera algo picara.
Negué rotundamente.
Ambos corrimos hacia dónde Bruce.
—¿Qué pasa? —pregunte al estar unos pasos detrás de el.
Puso la tableta en mis manos y me miró con preocupación.
Y en ese momento entendí.
Todo eso se trataba de mi.



Hallooo
Regresé después de musho :3
Que les guste :v

Te necesito, mi horrible amor (Harley Quinn/ Harlivy/ Jarley) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora