Antes del encuentro: La noche de las chicas.

890 48 7
                                    

Salí del baile con roja y kitty, salí feliz, algo que creí que no podría volver a pasar lejos de mi caramelito, pero el ya no estaba en mi vida, y tenia que aceptarlo, bueno, el punto es que estaba feliz por haber pasado una noche tan linda: bailando con Ivy y además conocí al millonario, playboy, y hombre más guapo del momento. Esa noche me sentía especialmente feliz, y no podía ocultarlo.
Intentaba recordar en mi cabeza con detalle cada momento que pasé con Wayne, una y otra vez, y con una sonrisa estúpida en mi rostro al tiempo que no dejaba de acariciar mis labios, donde hicieron contacto con los del millonario, me gustaba, debo admitir eso, pero... ¿en verdad me gustaba tanto como para estar con el y olvidar a mi antiguo amor?, era una duda que al momento se hizo parte de mis pensamientos, aunque era bastante pronto para decir si podría haber algo entre el y yo. Y, ¡por Dios!, un millonario que puede estar con cualquier mujer que quiera por qué elegiría a una criminal ex-novia del criminal más temido de toda Gótica, supongo que eso no me hacía un muy buen prospecto.
Intentaba analizar cada opción y cada posible consecuencia en mi cabeza pero no llegaba a nada, tenía ideas algo extrañas, a fin de cuentas mi cabeza no es de lo mas normal.
—... algo, Harley? —escuche a roja que me hablaba pero no le puse mucha atención — ¿Harley?, ¿Harl, estas ahí?
—Ah, si, ¿que? —pregunte reaccionando.
—¿Que si quieres hacer algo? —me preguntó de mala gana Sel. No se por que pero me pareció que estaba enojada conmigo.
—Ammm, claro, ¿que?
—No lo se, ¿que quieres hacer? —preguntó roja.
—Algo divertido —conesté con una sonrisa maliciosa.
—¿Un banco? —propuso Sel.
—¿Por qué no?
Hiedra y yo subimos a mi hermosa motocicleta robada y Gatubela a la suya. Ivy y yo nos dirijimos a su casa por algunas cosas para el juego. Yo tomé mi mazo y Hiedra me ayudó caragando la ametralladora. La ametralladora que le regale al señor G. Se la había regalado un mes después de que me convertí.... de que el me convirtió en lo que soy. Se la regale porque en Arkham el me la pidió una vez, y le gustó, no me dió las gracias, claro, pero al menos cuando le pregunte: "¿Te gustó, caramelito?, el me dijo: " Si, es lindo, pupckin pie". Eso fue suficiente, y para su actitud un tanto obstinada hacia mi fue bastante tierno.
Y entonces con esa arma en mis manos todo el mundo a mi alrededor desapareció y escuche su hermosa voz...
—Doctora Quinn-zel.
De pronto me encontraba sentada en una silla metálica en la obscura habitación de terapias del manicomio de Arkham con el frente a mi y con no mas de un metro de separación por una mesa metálica.
—¿Si? —respondí.
—Vivo por estos momentos con usted —comentó con dulzura.
Me sonroje un poco ante su comentario y acomode de manera coqueta un mechón de mi cabello.
—¿Puedo pedirle algo? —pregunto.
—Lo que sea, emmm, claro, si —tartamudee al responder al instante.
—Una ametralladora.
—¿Una ametralladora? —pregunte con una atisbo de miedo.
El solo dibujo una macabra sonrisa en su rostro y comenzó a reír. Quizás le causaba gracia mi expresión.
—Harl, ¿estas bien? —preguntó roja sacandome de mi transe.
—S-si —balbucee.
—Parecía que estabas en un transe.
—Estoy bien. —dije con tono seco.
—Es por el, ¿cierto, calabazita? —preguntó al tiempo que me secaba un lágrima que inconscientemente había dejado escapar.
Asenti respondiendo a su pregunta.
—Tranquila —me abrazó con cariño.
Esa pequeña lágrima se convirtió en mil, acompañada de sollozos, continuó abrazandome mientras acariciaba mi cabello.
Me tomó firmemente de los hombros y me puso frente a ella.
—No puedes llorar por el mas, ¿entendido? —dijo con voz dura.
Asentí mientras me tallaba los ojos y me secaba violentamente las lágrimas.
—No mas —dije con firmeza.
—Vamos a arreglar tu maquillaje — era cierto, mi maquillaje se había arruinado con el llanto.
Asenti y rápidamente roja lo arreglo para después salir e irnos al banco mas cercano para vernos con Gatubela ahí.

♣♠♥♦

Mientras íbamos en camino nos detuvimos un momento a petición de roja. Sacó su teléfono celular y rápidamente comenzó a teclear lo que según yo era un número. Se lo puso junto a su oreja y esperó.
—¿A quién llamas?
—A un amigo, para hacer esto más... divertido. —Sonrió con un toque de malicia y prosiguió con su llamada cuando contestaron.

Te necesito, mi horrible amor (Harley Quinn/ Harlivy/ Jarley) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora