Amnesia || l.h (Temporada 1)

Capítulo 33

Preparé mis libros de matemáticas encima de la mesa. Cuando terminé de sacar los cuadernos sonó el timbre.

"Buenas tardes." Dijo Luke, me besó y entramos, sentándonos en la mesa para estudiar. "¿Qué toca hoy?"

"Polinomios, racionalizar, gráficas..." Señalé cada ejercicio que había escrito la profesora en la pizarra.

"Está bien, tengo ensayo con los chicos en tres horas, creo que nos sobrará tiempo." Me sorió y puso su mochila encima de la mesa, sacando un bolígrafo y un folio. "Vamos a empezar con las gráficas." Trazó dos lineas, una vertical y otra horizontal, que se cruzaban en un punto. Empezó con la defenición y continuó con actividades. Cuando terminó de dictar el enunciado me indicó que empezase con el ejercicio.

"¿Cómo se está portando Ash?" Pregunté, sin levantar la vista del papel.

"¿Ash? ¿Y esa confianza?"

"Oh, él me dijo que podía llamarle así cuando le vi en Richmond." Me aparté de la mesa para mirarle, Luke se puso recto y habló con su gesto habitual de alzar las cejas.

"¿Qué se supone que hacías en Richmond?"

"¿Perdón?" Ahora fui yo la que levantó las cejas, vale que era mi novio, pero no tenía ningún derecho a hablarme así.

"Que qué hacías. Me da la sensación de que ya estás aburrida de mí. Te tiras todo el día preguntando por Ashton o por la banda. ¿Hace cuánto que no nos besamos? Y no me digas que te he besado cuando he llegado, porque ambos sabemos que no me refiero a esa clase de besos." Se puso de pie y se tapó la cara con las dos manos.

"Creo- Creo que deberías irte, Luke."

"Yo no quería- No quería decir eso, joder. Es que no puedo más, estoy agobiado por todo." Intentó acercarse a mí pero yo fui más rápida y me levanté, dándole las espaldas me crucé de brazos y hablé en un susurro.

"Vete, por favor."

"Danielle..." Puso una mano en mi hombro y yo la aparté en un solo movimiento.

"¡Vete!" El sonido de la puerta tardó unos instantes en sonar.

Apoyé la espalda en la pared, dejándome deslizar hasta sentarme en el suelo, mi respiración aumentaba poco a poco mientras una mueca de dolor se formaba en mi cara. Pegué las piernas a mi pecho, abrazándolas y escondiendo la cabeza entre estas. No entendía por qué le había dicho que se fuese, no entendía por qué él estaba molesto, no entendía nada. Lo primero que hice fue culparme, culparme por no contárselo todo, por no tener confianza. Entonces otro tema tocó la puerta de mi mente: abril, España, el juicio, mi padre, mi historia.

Me apreté las sienes con ambas manos y forcé mi mandíbula, aguantando un grito de angustia y estrés.

El reloj del salón marcó las seis y el sonido del segundero, que solía ser mudo, perforó mi cabeza. Cambié de tener las manos en las sienes a apoyarlas en mi cara, dándome cuenta de que estaba llorando. Me puse de pie y fui hasta la cocina, directa al armario de los medicamentos. Cogí la caja de Ibuprofenos y sin necesidad de agua, introduje cuatro en mi boca, uno a uno fueron deslizándose por mi garganta hasta llegar a mi estómago. Cuatro Ibuprofenos no iban a matarme, solo quería que mi dolor de cabeza desapareciese lo más rápido posible.

Todo era mi culpa, Luke se preocupaba por mí y me demostraba diariamente que realmente me quería,pero yo continuaba dudando. No dudaba por él, sino por mí.

Jamás me habían demostrado amor como él lo hacía. Con eso me refiero a besos, abrazos, incluso palabras de acogida, sin necesidad de tener alguna relación con temas íntimos.