#41 Tú también eres hermosa.

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Julieta

Algo que me gusta cuando estoy sola es bañarme y cantar, sentir el agua recorrer mi cuerpo, me ayuda a relajarme, a desconectarme de todo, bueno no de todo porque cierro mis ojos y los ojos de Benjamín captan mis pensamientos. Esos ojitos me tienen tonta, cuando se ríe salta un brillo especial y cuando llora se vuelven más claros al igual que cuando el sol los ilumina pero hay un momento que sus ojos se vuelven impactantes y es cuando la luz de la luna los iluminan, siento que logra calarse y causarme mil emociones. No puedo negar que él es un hombre atractivo, elegante, dulce, divertido, un poco protector y exagerado, pero también tiene sus cosas malas bueno no malas pero sí que no me gustan por ejemplo... Emm... Por ejemplo.... Debe tener algo malo por Dios, nadie es perfecto.

Tengo que admitir que en estos días me he sentido rara o más bien he sentido cosas extrañas como cosquillas en el estómago, corrientes electricas cuando se acerca y cosquilleos en mi piel, son cosas que debo apartar si no quiero enamorarme, debo hacerlo antes de que sea tarde.

Salgo de la ducha y como veo que no hay nadie decido cambiarme en la habitación y no en el baño. Llego a la maleta y abro para ver qué ponerme y no puedo decidirme, aquí hace calor así que opto por un short blanco pegado al cuerpo cintura alta, una remera pegada al cuerpo que me llega hasta por encima del ombligo y se ata al cuello, es de color amarillo intenso y mis converses blancas. Dejo mi cabello natural con ondas y decido bajar porque el hambre me está pasando factura. Me aseguro de cerrar bien la habitación y bajo por el ascensor. Llego a la sala y veo que Ben no está ahí. Tomo el jugo en mis manos, salgo a la piscina para ver si está ahí y lo que veo hace que me hierva la sangre, realmente no sé por qué lo siento pero me hierve la sangre, no lo puedo evitar. Ver a otra mujer coquetearle a Benjamín me enoja, y peor aún cuando está en diminutas vikinis, y trata de ponerle los senos en los ojos para que la mire. A esta hay que enseñarle a respetar lo que no es suyo, bueno él no es mío pero está casado conmigo ¿no?

Automáticamente mis pies se dirigen a dónde están ellos, ella al verme esboza una sonrisa y sigue hablando con él.

—Hola —saludo a ella y me coloco al lado de Mi esposo.

—Hola —saluda ella, tiene voz chillona— ¿Tú eres su hermana? —¿su hermana?

Benjamín me mira y se que se está aguantando de reír.

—No, soy su esposa, Julieta Clark —digo con una sonrisa y ella se pone seria al instante.

—Ah bueno no sabía, pensé que era soltero —dice ella tímidamente.

—Bueno, deberías fijarte en la sortija que lleva en su anular izquierdo —mira la mano de Benjamín— Ahora lo sabes así que aparta tus senos de plástico y mueve tu trasero de goma a otro sitio —sonrío falsamente y ella se sonroja del enojo, no me importa si es natural o de silicona, el hecho es que está insinuandose a alguien que no debe.

—Bien que tu marido se ha fijado en ellos —se defiende la zorra.

—No lo creo, a él le gusta lo natural —sonrío triunfante.

—Esta me las pagarás tarada —se enoja y se marcha. Giro a donde está Ben y está riendo a carcajadas. Se burla de mi.

—¿Celosa mi amor? —dice entre risas.

Tomo un sorbo de mi jugo.

—No —eso creo— No te hagas ilusiones.

—¿Y por qué esa escena? —para de reírse y me mira, yo no puedo evitar mirar esos ojos que son mi perdición.

—Actuación, actuación se llama —vuelvo a beber de mi jugo y me marcho pero él me detiene del brazo. Ma atrae hacia él y debido al movimiento mi jugo termina empañando su camisa. Trato de secarlo pero es inútil. Él rápidamente se saca el saco y la camisa, no puedo evitar ver que todas lo miran y se les cae la baba, un sentimiento raro se apodera de mi y no puedo evitarlo.

El acuerdo ©                               |TERMINADA|Where stories live. Discover now