Capítulo 29

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Narra Ruggero.

  ―Hola, es el... ¿décimo mensaje? Que te dejo. Tal vez esté demasiado  insoportable, pero quería aclararte que Nadia y yo nunca tuvimos nada, y  me importas de enserio. Tú... dios, eres tan―*pip* y se había terminado  el tiempo.

Ruggero miraba junto a Karol como Bryan caminaba de un  lado al otro mientras hablaba por celular, o trataba de hablar con June.  Bryan se sentó ya exasperado al lado de Karol y se frotó la cara  con ambas manos.

―Soy un idiota―dijo él.

Nosotros ya estábamos en el  aeropuerto ya que en menos de diez minutos saldríamos directo a Cancún.  Nuestros padres estaban terminando de hacer unos papeles, Lea estaba en  el baño y Kurt se había ido con los mayores.

―No lo eres, vamos... no  tienes nada que ver con Nadia―se encogió de hombros Karol  ―Pero―aclaró―sí, te dije que eso no te iba a llevar a un lindo lugar. No  por nada se queja, es que no tienes el mejor historial.

―No lo ayudas mucho diciendo eso, pero tiene razón―expresé.

―Gracias, ninguno de los dos me ayudan eh―se quejó.

  ―Haber, yo pienso que la tienes que dejar pensar... este tiempo en el que  vamos a estar en México llamala, trata de hablar con ella... pero no seas  tampoco tan invasivo, pero recuerda matenerte presente―espetó  Karol.

―Okay, haré eso... ―asintió entendiendo. Tomó el celular y  se lo llevó al oído―Hola... otra vez contestador... ― Karol le agarró el  celular y se lo saco, cortando.

―Llamado a los pasajeros del vuelo  456 a Cancún, México, abordar por la puerta 2. ―se escuchó la típica voz  de aeropuerto. Bryan suspiró y los tres nos pusimos de pie. Llegaron  nuestros padres junto a Lea y Kurt.
Todos abordamos y luego de 15 minutos estábamos subiendo al avión.

―¿Qué asiento tienes, Ruggero? ―preguntó mi madre.

―34. ―contesté.

―Oh shit―escuché como Karol murmuró.

Llegué a mi asiento y... Karol tenía el 36. ¿Quién se sentará entre los dos?

  ―Hola linda― sonreí y ella rodó los ojos. Me senté y miré a mi  alrededor, Lea y Kurt estaban detrás nuestro junto a Bryan. El padre de  Karol y el mío juntos, y nuestras madres también, junto a Kira.

Un tipo de mi edad pasó sentandose entre Karol y yo. Y yo que pensé que tendría suerte y nadie se sentaría.
Me miró a mi y la miró a Karol. Oh dios, sí. Es guapo.
¡Una de las pesadillas de películas adolescentes!

―Hola―saludó él a Karol. Ella lo miró indiferente pero trató de ser amable.

―Hola―lo saludó ella a él.

―¿Cómo te llamas preciosa? ―preguntó.

  ―Karol y vete al diablo no te diré mi apellido porque me podrías a  llegar a asesinar―contestó y yo reprimí una carcajada.

Esa es mi chica.

  ―Oh, lindo nombre―dijo él. Se quedó callado pensando y luego le cayó la  ficha. ―Oye―se quejó. Karol negó con la cabeza y se colocó unos  auriculares, apoyándose en la ventana y cerrando los ojos. El avión ya  habia despegado.

―Oye, ¿vienes con ella? ―preguntó él, volteándose y dirigiéndose a mí.

  ―Sí, y soy el novio. No te le acerques a ella porque aunque esté  quebrado te puedo romper todos tus huesos. No te los rompí frente a ella  porque quedamos en que no sería celoso y además... no quiero que vea a su  novio gastando energía en tan poca cosa―le guiñé el ojo, mientras  estaba lo más serio posible. Él tosió acomodándose en su asiento.

―Azafata―se aclaró la voz, una azafata se acercó―¿me podría cambiar de lugar? ―preguntó.

―Claro, venga―dijo ella con una de esas sonrisas de propaganda. El chico asintió, se puso de pie y se marchó.

Yo sonreí victorioso.

  ―Escuché todo lo que dijiste, gracias por sacármelo de encima pero no  lo hagas más―dijo Karol sin siquiera abrir los ojos. Yo reí y me  acomodé, para dormir.

Luego de 5 horas...

Narra Karol.

¡Méxicooooo! –grita como en las películas-
¡Ya estábamos en Cancun señores! Y por lo poco que he visto, es genial.

  Los chicos estaban bastantes emocionados. Ruggero estaba feliz, y Bryan...  Bryan mitad contento mitad deprimido. Lo de June en verdad le pegó.
Ahora que recuerdo a June, yo no le dije a Kendall que nos fuimos... ñeh, luego le aviso.

―¡La cucaracha! ¡La cucaracha... ―comenzó a cantar Lea.

  ―¡No! ―gritaron los adultos. Fuimos cantando canciones los 30 minutos  que llevábamos de viaje en la camioneta, desde el aeropuerto hasta el  hotel.

―¡Dejenme ser libre! ―exclamó Lea.

  ―¡Nos vamos de paseo! ¡Pi  pi pi! ―comenzó a cantar Ruggero, yo me  sorprendí al escucharlo. No creí que era así. Todos se prendieron con la  canción, hasta yo, y cantábamos todos juntos... ―¡En un auto feo! ¡Pi pi  pi! ¡Pero no me importa! ¡Pi pi pi! ¡Porque llevo torta! 

―¡Uy! Se me olvidó la torta que compre en el aeropuerto ―dijo la mamá de Ruggero, todos reímos.

  ―¡Pero no me importa! ¡Pi pi pi! ¡Aunque no llevemos torta! Pi pi pi!  ―gritó Ruggero y todos reímos, su madre lo fulminó con la mirada.

―El pollito pio, el pollito pi...

  ―¡CÁLLENSE ! ―gritó mi madre y nosotros seguimos cantando. Hasta en un  momento comenzó a sonar una canción de los Beatles en la radio y todos,  todos, comenzamos a cantar. Esto en verdad era divertido.
Al llegar  al hotel, Bryan tenía que ir al baño asi que prácticamente saltó de la  camioneta en movimiento, y corrió hacia algún baño.

―Te quiero yo... y tú a mi―cantó Ruggero, para mí, yendo a mi lado. Yo lo miré divertida.

―No―dije firme.

―Algún día sí―me guiñó el ojo y fue a ayudar a bajar las maletas.

  ―Hay un hombre que me quería ayudar a escribir mi nombre con el pipí,  que miedo―dijo Bryan acercándose a mí. Yo lo miré sorprendida y me alejé  de él. ―¿Abasho? Tambien abracé al gentil y no higenico hombre―me miró  picaro y trató de abrazarme, pero yo hacia fuerza con los brazos para  alejarlo. Gracias a dios pude escapar, ya que mi padre había gritado un  "Entremos chicos", y todos entramos.

En todo el día no hicimos  mucho, estuvimos desempacando y eso. Las habitaciones habían quedado  algo como Kurt, Ruggero y Bryan; Lea y yo; cada matrimonio por su lado. Perfecto.

No sé porque, pero este viaje será más que interesante... y divertido.

Cuidando a los Brinley  TERMINADA. Where stories live. Discover now