Capítulo 4

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―Lalalalalalala pitufeando así... lalalalalalaa... ―canté mientras le cambiaba el pañal a Kira. Ella se reía―Te quiero yo... y tu a mi―la tomé entre brazos y la hice "bailar", me metió el dedo en el ojo. ―Oye, ¿Cuántas veces te dije de que no tienes que picarle el ojo a la grandiosa y fabulosa Karol? ―pregunté.

―Ah―balbuceó y yo le saqué la lengua.

Cerré y guardé el cambiador de ella y bajamos por las escaleras, vimos a Bryan, Ruggero y entre ellos dos la chica histérica que termina una relación por la comida viendo televisión y comiendo palomitas de maíz.

―¡Oye! ¡Karol! ―exclamó Bryan mientras yo pasaba tratando de pasar de desapercibida hacia la cocina, dejé de caminar y me acerqué a ellos.

―¿Qué pasa? ―pregunté.

―Karol ―dijo mi nombre Bryan.

―¿Qué pasa?

―Karol ―lo volvió a repetir pero me tiro palomitas de maíz en la cara. Respire hondo tratando de no matarlo.

―¿Qué sucede?

―¡KAROL! ―alzó un poco la voz.

―¡¿QUÉ!? ―pregunté sin paciencia ya.

―So―rió y los otros dos lo acompañaron, los fulmine con la mirada y se callaron. Volteé para marcharme. ―espera―rió. ―ella es Emily, mi mejor amiga. Emily, ella es nuestra niñera... Karol. ―nos presentó.

―No sabía que Bryan Brinley necesitaba niñera, creí que ya te cambiabas los pañales solo―rió a carcajadas ella.

―No es para mí―dijo Bryan haciéndole burla.

―Exacto, es para él y los otros cuatro―sonreí.

―Oye, yo no necesito niñera. Tranquilamente me podría haber echo cargo de todos ellos yo solo―habló Ruggero.

―Bueno osito, eso no es lo que piensan papá y mamá―sonrió burlón Bryan.

―¡KAROOL! ―gritó Kurt desde la cocina.

Yo le dejé la bebe a Ruggero y salí corriendo para ver que sucedía con Kurt.

―¿Por qué mi ropa es rosa?! ―gritó tomando la cesta llena de ropa limpia y... rosa.

―Yo no lavé la ropa.

―¡Hay que denunciar a la lavandería! ¡Llama a un abogado ahora mismo Karol! ―exclamó. Rodé los ojos y salí de la cocina.

―Consiganle un abogado al niño, iré a comprar comida―tomé mi cartera avisándole a los tres que estaban sentados panchos mirando tv.

Abrí la puerta y me encontré con la persona que menos quería ver. Cerré la puerta de inmediato y apoyé mi espalda contra ella. El timbre sonó y los chicos, contando a Kurt, me miraron extrañados.
Tomé una bufanda que había en un perchero, me tape la cara con ella y abrí la puerta.

―Hola joven―hice una voz más aguda y extraña. Parecia una chica de Rusia con la voz de Yuya.

―Sé que eres tú―dijo el rubio seriamente.

―¿Qué soy quien? No lo conozco a usted jovencito―hablé, me atoré y tosí.

―Karol ―habló con un tono de reproche.

―Yo no soy Karol, ser sherezade. ―asentí. El acercó su mano a mi y sabía que iba a tratar de quitarme la bufanda, así que me aleje. Él fue mas inteligente y comenzó a hacerme cosquillas, terminó destapando mi cara.

―¿Quién usa bufanda con 32 grados de calor? ―preguntó incrédulo con la bufanda en su mano.

―Muchas personas que mientras aquí hacen 32 grados en la otra punta del continente hacen 4 grados al mismo tiempo ―dije con un tono de "es obvio".

―¿Por qué te escondes de mí? ―preguntó él.

―¿Cómo me encontraste?

―Recuerda que tengo el numero de tus padres. ―se encogió de hombros.

―Oh. Es que... no lo sé―suspiré.

―No es malo trabajar de niñera. ―me tomó de las manos.

―No es eso, creeme. Es que estabas muy feliz con todo eso de ya sabes que y estoy algo avengorzada con lo que pasó hace una semana―bajé la vista.

―No fue nada eso. Eres quien eres, eres muy especial para mí, y eso no lo tiene porque arruinar―sonrió dulcemente y lo abracé. ―¿tienes tiempo para ir a comer un helado? ―preguntó cuando ya nos separamos.

―No puedo, tengo que ir a hacer compras.

―¿Te acompaño? ―preguntó ladeando la cabeza.

―Claro―sonreí. ―adios―dije en voz alta despidiéndome de los chicos.

Cerré la puerta y sentí el calor. Dentro de la casa no hacia mucho ya que había aire acondicionado y como es grande, es fresca. Pero hacía mucho calor fuera y el sol estaba muy fuerte.

Narra Ruggero

―¿Y ese quién es? ―pregunté cuando Karol ya se fue con el rubio tonto.

―Yo que sé, apenas crucé palabra con ella, no sé sobre su vida personal y todo eso―se encogió de hombros Bryan.

―¡Leaaaaaaa! ―grité y ella bajó con una cartera colgando de su hombro.

―¿Qué pasa Ruggero? ―preguntó ella llegando a nosotros.

―¿Sabes si Karol tiene algún enamorado detrás de ella o algo?

―Yo que sé―se excusó.

―¡Es que tu eres la que más habla con ella! ―exclamé.

―Aja, pero no me dijo nada. Novio no tiene, pero talvez le guste alguien... que se yo. ―contestó.

―¿Por qué preguntas? ¿Estás celoso? ―preguntó Kurt.

―Noo―exclamé.

―Ay Ruggero, todos sabemos como es esto. Te empezas a fijar en ella, negas estar celoso, negas que te gusta, negas estar enamorado, después caes a sus pies y ambos terminan con cinco hijos, un perro, y tres duendes de jardín. ―dicho esto se fue.

―Y la enana tiene razón―dijo Emily, y Kira por si acaso se rió.

Cuidando a los Brinley  TERMINADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora