Dos

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Harry:

Esa pregunta jamás imaginé que la escucharía.
La suave voz de Sam nos había sacado de nuestra burbuja dejándonos congelados al escuchar el nombre de Louis de sus labios.

— ¿De dónde has sacado ese nombre, Sam?-. La voz de Marlene fue la que me permitió respirar otra vez. No esperaba que Samuel encontrara ese nombre.

— Es solamente que estaba buscando mi certificado de nacimiento y... umh... me encontré con una que dice el nombre de ese señor-. Marlene volteó a verme buscando alguna respuesta. Desgraciadamente, yo no tenía una.

— Es un viejo amigo Sam, no es algo de lo que debas preocuparte, debe de haber sido un error-. Sam asintió no muy convencido de ello, pero después ya no le puso importancia a la cosa y siguió buscando todo para inscribirse al equipo de fútbol.

Louis:

— ¡Louis! ¡Louis! Levántate, tengo buenas noticias para nosotros-. Escuchar el fuerte grito de Niall a mis espaldas no era la mejor manera de despertar.

— Ni, por favor, déjame dormir-. Giré en la cama e intenté seguir durmiendo pero Niall Horan no se daba por vencido tan fácilmente.

— Louis, por favor, ambos dijimos que si encontrábamos algo de trabajo estaríamos contentos-. Solamente escuché la palabra trabajo y me levanté de golpe. He estado esperando esa palabra por tantos meses, que no me importaba no tener mi siesta después de una larga jornada de trabajo en una cafetería.

— Sé que dijimos que teníamos que usar nuestros títulos así que... ¡Tenemos trabajo en una escuela! Tú como profesor de historia y yo de música-. Abrí la carta que tenía Niall en sus manos y fruncí el ceño.

— Niall, aquí dice que es en Londres, no vivimos ahí-. Lo vi morderse el labio. Esto no era bueno-. Ni...

— Sé que no quieres volver allá, pero por favor Lou, por primera vez desde hace meses tendremos un trabajo decente, por favor-. Suspiré y me tiré en la cama. Era cierto que ninguno de los dos tenía un buen trabajo, seguíamos teniendo los mismos de cuando recién estábamos en la universidad y eso era algo deprimente para alguien que tenía una carrera.

— Bien, acepto el trabajo-. Niall gritó y yo suspiré. Bueno, era una buena excusa para decirle a mi madre que iría a verla, después de todo, no tenía a nadie aquí.

🌘🌒🌖

Por la noche recibí la llamada de mi madre y le di las buenas noticias, ella decía que las chicas estaban emocionadas y que por fin podría ver a los gemelos que habían nacido mientras yo me encontraba estudiando en Estados Unidos. La última vez que había visto a mi familia fue en la boda de mi madre y eso ya había sido hace algunos años.

— ¿Boo?-. Hice un ruido en señal de escucharla-. ¿Seguro que quieres volver? No tienes que hacerlo si no lo deseas, cariño.

— Creo que ya es hora de superar algunas cosas en la vida, mamá-. Suspiré. Bien, todos sabían que yo no había superado nada y no lo haría-. Además, es una muy buena oportunidad para crecer y usar ese maldito título.

— Bien, entiendo, ya sabes en dónde buscarme si es que tienes algún problema.

— Claro mamá, probablemente iremos a tu casa primero.

— Está bien, te quiero Boo.

— Y yo a ti mamá-. Colgué el teléfono y empecé a empacar mi maleta. Esto sería algo triste.

Había llegado a Estados Unidos cuando tenía quince años, después de haber obtenido una beca para venir a estudiar acá y que me permitieran despejar mi mente de aquellos recuerdos que Londres guardaba consigo. Simplemente una noche tomé una maleta, hablé con mi madre y me vine a estudiar. Ya aquí, cuando entré a la universidad, conocí al que sería mi compañero de casa y mi mejor amigo, Niall Horan, era un chico muy lindo y extrovertido, le gustaba comer y platicar con la gente; nunca se separó de mi lado, desde que le conté la historia de mi vida había querido que evitáramos el ir a Londres, a pesar de extrañar a mi familia, los recuerdos me atormentaban y evitaban mi regreso. Pero ahora era distinto.
Niall y yo habíamos luchado por sacar nuestros títulos como educadores, él como maestro de música y yo de historia o literatura y a pesar de ser un país enorme, no habíamos tenido la oportunidad de ejercer nuestros trabajos y como última opción fue el ir a buscar a otros países, así fue como Niall consiguió dos puestos es una de las escuelas de Londres.

Solamente esperaba que como Londres era enorme, así fuese mi suerte.

🌒🌖🌒

Habíamos llegado a Londres a la semana siguiente. Niall nos había conseguido un departamento pequeño y cómodo, con las suficientes cosas como para sobrevivir hasta tener la primera paga y como ese día era Domingo, debíamos prepararnos para el Lunes, el cuál sería nuestro primer día de clases y nuestro primer día en la nueva escuela. Ambos esperábamos no equivocarnos en las cosas y poder salir adelante.

— Listo, las ultimas cajas fueron abiertas y acomodadas, nuestras cosas están en nuestras respectivas habitaciones y mañana tenemos que llegar a la escuela para que la directora nos dé una pequeña visita guiada, ¿alguna duda?-. Reí ante el tono de profesor que Niall a veces usaba conmigo.

— Sí, ¿Quién se levantara primero mañana?-. Niall bufó. Él sabía perfectamente que yo no era de levantarme temprano.

— Bien, bien, yo te despertaré ¡Pero tienes que despertar Tomlinson!

— Sí, ya lo sé mamá-. Sonrío y fue a su cuarto. Yo esperaba que mañana fuese un buen día, y que las cosas estuviesen de mi lado.

🌖🌒🌗🌖

El lunes llegamos puntuales a la escuela, a pesar de mi batalla para despegarme de la cama, Niall consiguió levantarme y hacerme tomar un baño.
La directora era una mujer amable no mayor de cincuenta años. Nos había dado una visita guiada rápida para que no tuviésemos que perdernos y poder encontrar nuestros salones a tiempo, la buena noticia era que ambos a compartíamos a la mayoría de los grupos, yo le daría clases a los salones en los cuales el viejo maestro de historia había dejado cosas pendientes y Niall sería el nuevo maestro que abriría el salón de música.

— Bien, primer grupo el 220A, deséame suerte-. A la hora de las clases Niall y yo habíamos ido a la sala de maestros, a la espera del timbre de entrada.

Entrar al salón de clases había hecho que mi corazón se acelerara, sé que muchos preferían no volver a tocar alguna escuela jamás pero amaba ver a los chicos aprender cosas nuevas y verlos llegar al salón sorprendidos por el nuevo rostro de su profesor, era algo divertido.

Empecé a ver a todos poco a poco, las chicas que apenas su cuerpo se desarrollaba y los chicos que apenas y podían evitar el acné cuando vi al pequeño, ese niño que yo había abandonado con su padre y su supuesta madre cuando él apenas era un bebé, ese niño que había cargado en mi vientre y ahora me veía con una curiosa mirada.
Alejé mi mirada de él cuando el salón se llenó y me dispuse a ordenar a todos y presentarme.

— Buenos días chicos, yo soy Louis Tomlinson y seré su nuevo maestro de historia. Espero llévame bien con ustedes.

¿Soy de un vientre rentado? | Larry StylinsonWhere stories live. Discover now