Veintidos

565 76 22
                                    

Harry:

Había pasado tan solo un mes desde que empezamos con nuestra vida "familiar", ya que Louis seguía viviendo con Niall para no levantar tantas sospechas... aunque era algo que realmente estaba queriendo mucho el que viviera con nosotros, sabía que sería un poco extraño aunque Sam no había comentado nada al respecto, solamente parecía disfrutar de los momentos que teníamos.

- Pa, gracias por todo-. Habíamos regresado de casa de Louis y Niall, ambos habían querido pasar el momento con nosotros y no me iba a negar a ello.

- ¿Gracias por qué, Samy?-. Vi como sus mejillas se tornaban de un color rosado suave y como juntaba sus manos de nervios.

- Hacía tiempo que no te tomabas tiempo para nosotros dos y Louis y Niall son una gran compañía-. Corrió hacia mí y me abrazó, lo rodeé con mis brazos y lo apreté.- Gracias, papá.

- No tienes que agradecer, Samy. Ha sido mi culpa el alejarme tanto tiempo por culpa del trabajo, eres mi razón de ser.

Samy:

Pasar tiempo con papá era algo que había deseado desde hace mucho tiempo, ambos teníamos nuestro tiempo de caridad pero esto estaba siendo diferente, de un día para el otro empecé a ver al profesor Tomlinson más seguido en casa, al maestro Horan también y parecía como si mi papá estuviese viviendo un sueño, en este tiempo en el que nos hemos unido los tres nunca había visto a mi papá reír y sonreír tanto como lo estaba haciendo en estos días, era realmente sorprendente ver a mi papá sonreír y reír después de todo lo que tuvo que vivir por nosotros dos.

- Entonces, ¿tu padre ha estado más feliz, eso es lo que me querías contar, Samy?-. Mi abuela había llamado para preguntar por nosotros dos. Había pasado un tiempo desde que la vi y a ella le gustaba que le contara sobre las cosas que mi padre no quería.

- ¡Sí! Es como si nunca hubiese estado amargado durante tantos años, sus ojos brillan abuela, ¡Brillan al ver a Louis!... ojalá Louis hubiese estado desde hace muchos años con nosotros, así papá no estaría triste tanto tiempo-. Me tiré en mi cama y abracé un osito que Louis me había regalado hacía unos días, dijo que lo tenía guardado y era especial y que yo me había vuelto su niño especial.

- Ay Samy... pero dime, ¿Estás listo para estar casi una semana con tu abuela?

- Claro que si abu, pero también quiero que a mi papá le vaya bien en su viaje, dijo que es muy importante para el avance de su empresa aunque siendo sincera no entiendo ni una palabra de lo que él dice la mayor parte del tiempo.

- No te preocupes, mi niño. Verás que todo saldrá bien. Pero te dejo, aunque de todas formas veré en estos días.

Colgué la llamada con mi abuela y me quedé pensando en las cosas que han sucedido en los últimos meses.
Los momentos familiares se han sentido más hogareños y más cálidos, mi papá había empezado a querer aprender a cocinas y Louis era una gran ayuda para esa tarea, le gustaba ayudarnos a resolver lo que nuestras manos de mantequilla no podían lograr.

Llevar una vida así es lo que tanto había deseado toda mi vida, desde que tenía uso de razón había imaginado vivir algo así... y lo obtuve donde menos creí.

Habían pasado los días y por fin me tocaba estar en casa de mi abuela. Papá había tenido una salida de trabajo por cosas que nunca entiendo y me había dejado aquí, aunque yo preferiría ir a casa de Louis, entendía que papá quería dejarme con la abuela.

— ¡Abu! ¡No puedes dejarme así! ¡Sabes que me gusta escuchar las historias de papá siendo niño!-. La abuela y yo teníamos una tradición. Siempre que me quedara en su casa, ella me contaba cosas vergonzosas de mi papá o alguna historia que él nunca ha querido contar.

— Suficientes historias de tu padre por hoy. Ven, vamos a cenar o se hará más noche-. Me senté junto a ella a la mesa y algo a mi mente llegó.

— Abuela, ¿Cómo fue cuando mi papá se enteró que yo venía en camino? ¿O acaso fui de alguien más?-. La abuela abrió sus ojos al escucharme. ¿Dije algo malo?

— ¿De qué estás hablando, Sam? Eres sangre de tu padre, no digas esas cosas mi niño.

— Es que realmente no me parezco a papá... más allá de los ojos-. Mi abuela me sonrió de forma cálida. Pude ver un brillo en sus ojos que me hizo quedarme quieto.

— Samy, ¿Puedes ir por tu álbum de fotos, mi niño? El que siempre te muestro cuando quieres verte de pequeño, yo iré por algo-. Asentí y corrí a por el album de fotos que la abuela guardaba de mí desde bebé.

Ambos regresamos al sofá y nos sentamos. Yo abrí el álbum en la primera foto, era una en donde mi papá tenía unos 17 o 18 años, me cargaba en sus brazos y sonreía a la cámara.

— Te mostraré una foto que probablemente tu padre ni siquiera recuerde, no la tiene él, la guardé como recuerdo.

Y entonces, la puso sobre la foto de mi papá. Era un chico, acostado sobre una camilla de hospital, su sonrisa era grande y en sus brazos cargaba un pequeño bulto, se le veía cansado pero feliz y sus ojos eran un bello espejo de felicidad.

— ¿Quién es él, abuela? ¿Es un bebé lo que tiene en brazos?-. Ella asintió y le dio la vuelta a la foto.

"Casi 12 horas de parto después y por fin está aquí. Bienvenido al mundo, Samuel.
Te queremos. Tus padre.
Louis y Harry".

¿Louis? ¿Como el Louis que conocemos?-. Asintió y dejó otra fotografía.

En esta, se veía a mi papá al lado de Louis, ambos sonrientes y cansados... y yo seguía en brazos de Louis.

— Louis y Harry son tus padres. Si no te pareces a Harry es porque tus rasgos son de Louis, mi niño.

¿Soy de un vientre rentado? | Larry StylinsonМесто, где живут истории. Откройте их для себя