—Gracias por su información.

Me subí a la camioneta vuelto una maraña de pensamientos y emociones que no podía controlar. Maldita Helen Carter, sentía odiarla con toda mi alma por habérsela llevado. ¿Cómo pudo irse sin despedirse? ¡Y yo como un maldito idiota buscando una solución para volverla a tener conmigo!

— ¡Arranca! —Le pido Bruce al ver que aun sigue en el mismo lugar. Temblaba, todo mi cuerpo lo hace y siento como una desesperación abrazadora me recorre. No, no se pudo ir, debía ser mentira. Debe querer esconderse de mí. No... no puedo perderla. Alce la vista y vi como Bruce me observaba por el retrovisor una vez más. Entonces, la realidad me golpea de frente.

— ¿Tu sabias? —susurre con la mandíbula apretada y mis manos hechas puños.

—No, señor. Pero si note algo extraño hace un par de días cuando la señorita Nadia fue a casa de su hermana. Creo que debe hablar con ella de lo que sea que haya pasado. —Dice el con las manos aferradas al volante y mirándome por el retrovisor.

—Llévame a la empresa. —Pido, totalmente cabreado. Necesito explicaciones. Ella no me pudo dejar.

Al llegar, le pido a Bruce que no le permita a nadie subir en el ascensor conmigo y, recuerdo cuando ella bajaba de este tan solo al notarme ahí. Dios, ¿Cómo iba a saber que esa chiquilla pondría mi mundo patas arriba? Exhalo tratando de controlar cada parte de mi cuerpo.

—Busca a Alana y dile que venga ya a mi oficina que necesito hablar urgente con ella. —Le pido a Verónica, que al verme se levanta de su escritorio. Ella sale disparada hacer lo que le pedí. Al entrar, me preparo un vaso con whiskey y lo tomo de golpe. Luego otro.

Unos diez minutos después Alana entra a mi oficina llena de serenidad y con una sonrisa en su rostro.

—Hola, hermano. ¿Para qué...?

— ¿Por qué no me lo dijiste? —La interrumpo. Me mira confundida pero creo ver que sabe de lo que le hablo. — ¿Por qué no me dijiste que se fue con Helen Carter? —Levanta sus cejas, como si ya lo entendiera todo.

—Hablas de Nadia. —La miro enojado, por supuesto que hablo de ella —. Ella me lo pidió Lucas. Fue a despedirse de Dallan y me lo contó todo, me pidió de favor que no te dijera nada. Ella no te quiere cerca si sigues como estas. —Estampo con fuerza el vaso sobre mi escritorio.

— ¿Y como estoy? ¡Según tú y ella! ¿Cómo estoy? —Grito, porque no puedo creer que lo haya hecho. Me niego a creer que Nadia me dejo.

—Perdido, Lucas. Así estas. ¿Qué carajos quieres que esa chica haga? No sabes que es lo que sientes por ella, la tienes como a un juguete que puedes tomar y dejar cuando te plazca. Y todo porque te niegas a olvidar el pasado. —Su voz está llena de parsimonia.

— ¿Quieres que la olvide a ella? A tu mejor amiga.

—No se trata de olvidar, Lucas. No seas estúpido. Se trata de colocarla en un lugar en tu vida en el cual puedas seguir adelante, recordándola, pero siguiendo adelante y no torturándome como lo haces tú cada día de tu vida. No vas a fallarle a Daniela si amas a alguien más, no. Estoy muy segura, y te lo digo porque la conocí muy bien, que estarías fallandole si te quedas hundido en el hueco donde te empeñas en permanecer junto a su recuerdo. —Las lágrimas caen por mi rostro y no estoy seguro si es por Daniela o porque haya dejado ir a esa chica.

—Voy a buscarla, no me importa si tengo que buscar en cada lugar de Alemania. —Susurro, perdido. Sintiéndome más destrozado que nunca, con un hueco en el estomago y un enorme nudo en la garganta.

— ¿Y después que? —Pregunta mi hermana —. Lucas, ella no necesita esta versión tuya. Ella necesito ese Lucas que solías ser. Fuerte, encaminado, seguro de lo que quiere. No harás nada con ir a buscarla porque ella te apartara de nuevo.

— ¿Entonces qué sugieres que haga? —Digo, ella se planta frente a mí y me toma ambas manos dándome esa sonrisa de apoyo tan suya.

—Vuelve a las terapias, hermano. No faltes a ninguna. Tomate tu tiempo, aléjate de todo esto por un rato. Te lo mereces, y eso, junto con todo lo que te sugiera el mejor terapeuta que nos encargaremos de buscar juntos, estoy segura lograras seguir adelante. —Exhale mirando al cielo, tratando de ocultar las lágrimas que amenazaban con salir. ¿Por qué me jodía tanto todo lo que tuviese que ver con Nadia? estaba seguro de la respuesta pero me negaba a admitirlo, hasta hoy: estoy enamorado de Nadia Rossi. Y es tan fuerte, que estoy dispuesto a dejar todo atrás por ella, a no presionarla, a dejarla ir por un tiempo y rogar que nadie más la pueda enamorar, que nadie más me saque de su ser, que me deje de querer...



(...)


Seis meses más tarde...

— ¡Tío! ¡Tío! Dios, eres muy malo surfeando. —Una carcajada sonora broto de mi garganta. Tragó agua, pero no paraba. Está empeñado en ser el mejor surfeando. Y yo soy una mierda haciéndolo.

Estamos de vacaciones en barbados, pero solo somos Dallan y yo. Mi terapeuta, el doctor Gunther, me lo ha recomendado. Mi sobrino, a pesar de ser tan gruñón y exigente, es la personita con la que nunca me enojo y con la que mas en paz me siento.

Alana ha quedado a cargo de las empresas, ella me ha demostrado en estos seis meses que es capaz de eso y mucho más. Mi hermana es inteligente y sabe cómo llevar la carga de algo tan importante para nosotros. Además, fue la que me ayudo a contactar al doctor Gunther y me acompaño a mi primera terapia, que fue una de las más difíciles. No es fácil abrirse con alguien que apenas conoces.

—Nadia lo haría mejor. —Exhala encima de su tabla mirando al horizonte donde el sol empieza a esconderse —. No sé cuándo piensa volver, la extraño.

—También lo hago. Yo también espero que vuelva pronto. —Lo veo sumirse en sus pensamientos. Mi "yo" de hace seis meses se hubiese culpado porque ella su fue. Pero no... si quiero que vuelva debo dejar eso atrás como me lo recomendó mi terapeuta. —. Volvamos ya. —El asiente.

Como dijo mi hermana, ir a las terapias y asistir a cada cita parece estar ayudándome. El doctor Gunther me ha explicado cómo puede afectar la perdida de una persona en la vida de alguien. Y el modo en el que afecto la muerte de Daniela en la mía. Se acumularon muchas cosas, eso, aunado a mantener la buena imagen de mi familia y de las empresas me llevaron a llevarlo todo a la mierda. Me deje hacer trizas por la prensa, y me preocupaba demasiado lo que dijeran.

Ahora, todo lo llevo con más calma. Escucho a las personas a mí alrededor, sobre todo a mi familia, a mi padre que es el que más me ayuda en todo lo relacionado con las empresas. Los disfruto más a todos y cada uno de ellos. Pero aun falta algo, por alguna razón me siento incompleto y el doctor Gunther ha descartado que sea Daniela.

Es ella. El no me lo ha lanzado a la cara, pero lo puedo suponer por la forma en la que me mira cuando le hablo de ella.

Estuve a punto de ir a buscarla hace dos meses, averigüe donde vive con los Carter en Alemania, pero todos me aseguraron que era una mala idea. Incluso su madre, si, ella volvió y cuando fui a visitarla con la ilusión de encontrar a Nadia con ella –y no estaba- me aseguro que era mejor dejarla tranquila. Me dijo que ella volvería, pero necesitaba tiempo. La señora Rossi me dijo que ella estaba haciendo algunos posgrados en Alemania. Y no pude evitar apretar la mandíbula y dejar salir mis celos cuando me dijo que había conocido algunos chicos, pero, que hasta el momento en el que ella se vino no había llegado a nada con ninguno.

—Mi hija es una lindura, Lucas. Y tú la dejaste ir. —Me recordó aquel día. Baje la vista tratando de ocultar esa opresión en mi pecho. La había perdido, la perdí en el momento en el que supe que la amaba, que la amaba con mi alma.

...

Instagram: Iamgarciav21- Vaneb21g. 

Después de tiWhere stories live. Discover now