Capítulo 7

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Perdón.

Hace diez minutos que entramos al lugar, nos sentaron en una mesa con vista a la calle donde se puede observar las luces palpitantes que alumbran el exterior.

Dan no ha dejado de mencionar lo emocionado que está por regresar al equipo y a pesar que se sintió nervioso al principio sólo le bastó poner un pie en la cancha para mermar los nervios.

—Ahora se vendrán los entrenamientos tres veces por semana porque hasta donde sé en un mes empiezan las eliminatorias a nivel escolar y la escuela que gane de esta ciudad participará en las eliminatorias a nivel nacional, eso es tan emocionante, si todo sale bien este año otra vez la secundaria Rosembel puede clasificar —dice al cabo de un rato con una gran sonrisa, definitivamente estoy conociendo una faceta de Dan que hasta ahora por su actitud en los días pasados, no mostró. 

Por un momento me quedo embelesada observándolo, permitiéndome guardar en mi memoria a este Dan, al que luce totalmente fresco y relajado, al que sonríe todo el tiempo revelando ese pequeño hoyuelo que se le forma en el lado derecho de su mejilla rosada, al Dan que me abrió la puerta y que me ofreció su mano para bajar del auto, él mismo Dan que hasta hace unos días solo era un idiota y que tal vez lo sigue siendo pero en este momento me permito olvidarlo.

—Hey Cristal ¿Estás aquí? —truenan unos dedos frente a mí.

—Si si, lo siento —me disculpo—Sólo estaba observándote —alza una ceja y yo quiero darme contra mesa—Es decir, es la primera vez que te veo en esta faceta y me parece interesante todo lo que dices.

— Seguro te aburrí ¿Verdad?

—No, para nada, nada en ti es aburrido— ¡Dios! mi bocota—Bueno lo que quiero decir es que lo que dices es interesante y nuevo para mí —la voz sale a cántaros de mi boca tratando de cubrir el nerviosismo pero a esta altura realmente dudo haberlo logrado y el ligero levantamiento de las comisuras de los labios de Dan me confirman que no, así que doy las gracias en mis adentros cuando el mesero llega con nuestra órdenes.

—Aquí tienen —coloca dos hamburguesas muy grandes en nuestra mesa con papás a la francesa y dos vasos con fresco—Si necesitan algo más no duden en llamarme —alterna su mirada de Dan hacia mí.

—Que Disfruten —dice al marcharse, no sin antes dedicarme una mirada bajo sus largas pestañas rubias y una pequeña sonrisa de sus labios rosados, tiene un rostro aniñado y no le calculo más de veinte años.

—Increíble —resopla Dan— ¡El mesero nos salió coqueto!

— ¿Algún problema con eso?—me atrevo a preguntar con una pequeña sonrisa en los labios, la actitud del mesero me tomó por sorpresa. 

Antes no solía llamar la atención.

—Si —dice tomando entre sus dedos la hamburguesa—No quiero que te haga sentir incómoda —me mira fijamente con la comida en su mano a la altura de la boca.

—Nadie me ha hecho sentir incómoda —digo tomando la hamburguesa de mi plato—En ningún momento de la noche —aclaro y me lleno la boca de la delicia que hay en mis manos para no seguir diciendo cosas de las que me puedo arrepentir, a veces no es bueno no tener filtro en la boca.

Cuarenta minutos después estamos saliendo del lugar, la cena en todo momento fue agradable.

Dan me comentó que Sofía y él se conocen desde pequeños, cuando mi amiga llegó al país junto con sus padres y su hermana mayor que por cierto ya es todo una profesionista y vive en Argentina con su propia familia, está casada y tiene dos hijas.

Todo está información proporcionada por él no es nueva para mí, ya que Sofía me la contó. El Papá de mi amiga trabaja en la Embajada, es el cónsul de Ecuador en este país, mientras que su madre es maestra de Literatura en una de las universidades de la ciudad.

CORAZÓN DE CRISTAL{✔}Where stories live. Discover now