Capítulo 3 «El Médico»

615 74 3
                                    

El médico o mejor dicho, el Neurólogo. Mis visitas al médico eran muy frecuentes. Al menos pisaba su consulta una vez cada siete días, raramente dos veces, como sucedía hoy mismo.

- Tiempo muerto... -Dije en un ahogado suspiro mirando a mi hermano.- ¿Dónde están Papá y Mamá? ¿A-Acaso no van a llevarme ellos?

- No. Mamá está en una conferencia de trabajo y Papá llegará hoy tarde. Ha ido a visitar a la tía.

No me importaban en absoluto sus razones. El asunto era que ninguno estaría disponible para llevarme a la consulta, la cual estaba demasiado lejos como para ir andando. Además, el coche de Namjoon lo tenía mi padre. En estas circunstancias, una persona normal cogería un taxi o el autobús pero a mí nada de eso me serviría: tengo un miedo irracional a los vehículos, ocasionado por el accidente que tuve dos años atrás. No puedo subirme a uno si no es conducido por personas de gran confianza. Supongo... que esta vez me tocaría caminar.

- Siempre puedes pedir un Uber. -Dijo él en tono burlón, al ver que no contestaba.

- Ja, já, eres todo un humorista ¿lo sabías?

Namjoon y yo no nos llevábamos del todo bien y puesto que los recuerdos de mi familia están algo borrosos puedo imaginar que ha sido así desde siempre. Ahora los momentos más agradables de mi día en casa son cuando él está trabajando, así no tengo que soportar sus pequeñas "pullas". Desde que tuve aquel accidente, la vida para mí y mi familia cambió radicalmente y... supongo que por eso me tiene rencor. Pero... ¿qué culpa tenía yo?

(...)

- ¿Estás haciendo los actividades de memoria que te mandé? -Mi médico quiso saber bajándose sus gafas hacia la punta de la nariz.

- Ajá... -Respondí yo mirando hacia otro lado. La realidad era que ni si quiera había leído el folleto que me entregó la semana pasada de "5 ejercicios para personas con Amnesia". Además, ya llevaba allí media hora y estaba cansada de las pruebas a las que me había sometido anteriormente.

- ¿Y notas alguna mejoría?

- Desde luego. -Me erguí.- Ahora recuerdo a la perfección el sabor de la tarta de cumpleaños que tuve cuando cumplí diez. -Dije sarcásticamente, devolviéndole la mirada.- Para su información, sabía a avellana.

Aquella inapropiada frase provocó un suspiro salirse de los labios del doctor. Sabía que estaba mintiendo.

- Si no haces lo que te digo no volverás a recordar nada de tu pasado. Te queda poco tiempo y aún tienes muchas lagunas que...

- Y ¿por qué debería recordarlo? -Corté su frase a medias.- Quiero decir, lo único de lo que me ha servido esto es para recordar lo maravillosa y fácil que era mi vida antes de ese estúpido accidente. Recordando el pasado no voy a conseguir subir de curso o recuperar el tiempo perdido de mi rehabilitación, ¿no? Lo único para lo que sirve esta dichosa terapia es para darme cuenta de lo imbécil que fui por haber tenido semejante accidente el cual ha cambiado mi vida y la de mi familia para peor. Por no hablar de la Amnesia y ocofóbia. -Estaba rabiosa, fuera de mis casillas. Mis manos cerradas en un puño aplastaban con fuerza mis rodillas.

- No tienes que culparte por eso...

No le dejé continuar. Simplemente me levanté bruscamente provocando que la silla cayera tras de mí. Abandoné aquel lugar con rapidez. Mi corazón latía fuertemente. ¿Qué me había pasado? Yo nunca había sido así... Cada paso que daba hacía que me arrepintiera de mis palabras, el doctor siempre había sido bueno y paciente conmigo. Sin embargo y a pesar de mis sentimientos, no volví para disculparme. Al contrario de eso, comencé a correr calle arriba de vuelta a casa. Cierto... ahora tendría que pasarme cuarenta minutos andando nuevamente. Maldita fobia estúpida.

(...)

La semana pasó rápidamente. Sin casi darme cuenta ya era de nuevo viernes, mi día favorito de la semana. Tras las rutinarias visitas al médico que acababan sobre las seis de la tarde, Jungkook venía siempre a recogerme para ir al cine o al billar y, por la noche, nos íbamos a cenar por ahí. De no ser porque tenía que pedirle disculpas al doctor por lo de la otra vez, obligada por mi padre el cual se enteró de todo gracias a cierta llamada telefónica, hoy sería otro buen día. O eso pensaba yo...

Receso.

Iba decidida a hablar con mi amigo, cuando de repente una chica se me adelantó.

La chica en cuestión era Lisa. Guapa y simpática con todo el mundo. Solo bastaba estar con ella unos breves cinco minutos para considerarla amiga tuya. Claro... que eso es lo que me habían contado.

Ambos parecían hablar de algo importante, ella con un sonrojo en sus mejillas y él con su adorable sonrisa. Inevitablemente, los celos aparecieron en mí. Simplemente traté de ignorar aquella escena jugando un poco con las puntas de mis dedos, apartada de ellos en la esquina de la clase.

Para cuando ella se había marchado, aparecí al lado del azabache con una sonrisa un tanto forzada.

- ¡Hey, Kookie! -Dije en tono alegre, dejando unas galletas caseras que le había preparado día anterior en su mesa, cerca de mi almuerzo.- He pensado que hoy podríamos ir a jugar a los bolos en vez de al billar. Hace tiempo que no te doy una paliza. -Mentí. Él siempre me ganaba a los bolos.

- Ah, Marmota... Verás... -Mi corazón se estrechó. Nada después de un "verás" podía ser bueno.- Sabes ¿Lisa? La chica que se sienta delante de mí.

- Sí, creo que sé quien es. -Mentí nuevamente, sabía perfectamente quien era.

- Pues... una amiga suya de un curso superior al nuestro da una fiesta hoy en su casa y... m-me ha preguntado que si quiero asistir...

EDITADO.

FIRST LOVE ; bts TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora