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Yoongi tiene la mirada perdida en la ventana de su habitación. Está preocupado, es más allá de mediodía y Hoseok se ha ausentado por más de dos días. No tiene ni la menor idea de lo que le pudo haber pasado y ni siquiera tiene el contacto en su celular para llamarlo. Tiene una mala sensación en el estómago, rogando para que nada grave le hubiera sucedido a Hoseok. Se sentía desanimado y tenía unas enormes ganas de llorar, ni un poco de hambre sentía y aquellos pensamientos deprimentes que lo hundían cuándo estaba en soledad volvían para torturar su subconsciente. Sin Hoseok, Yoongi no era nada. Sin Hoseok, Yoongi no tiene razones para ser feliz. No hay una pizca de felicidad en su rostro y lo único que lo mantiene a flote es ese girasol junto a su ventana.

Lo toma entre sus pálidas manos y se sienta en el borde para tener una mejor visión del exterior. El cielo está gris y el viento cala hasta lo más profundo de sus huesos, aún así sólo viste una holgada camiseta larga beige que cubre gran parte de sus muslos. Abre la ventana y disfruta el aire fresco. Sus piernas están al descubierto, pálidas en su totalidad y suaves cómo un trozo de tela de seda. Sus cabellos están desordenados pues hace poco ha tenido fuerzas para levantarse de su cama. Sigue esperando de Hoseok a sabiendas que tal vez ese día no llegará, pero conserva las esperanzas de que aparezca el siguiente.

La mala sensación en su estómago se convierte en un nudo en su garganta con el paso de los minutos. Las lágrimas caen de manera sigilosa por sus mejillas y son tantas que apenas puede contenerlas, mojando sus mejillas y las verdes hojas de la planta que sostiene entre sus manos. Extraña tanto a Hoseok. Hoseok es la luz de sus días, su razón de vivir, su batería, su mejor amigo y la persona más especial en mucho tiempo. Era aquel que lo hacía sonreír con el más mínimo intento, era aquel que lo lograba hacer sentir feliz con sólo tenerlo a su lado. En poco tiempo se había vuelto tan dependiente. No sabía que hacer en esos espacios que había reservado especialmente a Hoseok. De un día a otro estaba completamente sólo, -de nuevo-, y lo odiaba, no a Hoseok, a él jamás sería capaz de odiarlo, se odiaba a si mismo por ser un hombre débil y a la soledad que abarcaba de extremo a extremo su cuarto. 

«Quizás... Sólo se aburrió de mí...»

A Min no le hubiera sorprendido que aquel fuera el caso, no muchos solían amar su actitud tan pesimista y sólo un verdadero loco se quedaría a su lado. No le sorprendería si Hoseok se había marchado para jamás volver, es decir, ¿Quién querría a Min Yoongi? Nadie definitivamente, ni siquiera sus propios padres y mucho menos él mismo. Hoseok era una persona buena, positiva, era un lienzo blanco sin pintar. Definitivamente merecía a alguien mejor y Yoongi era él último en aquella lista. El pelirrojo merecía alguien igual de fantástico que él, merecía alguien en quién pudiera apoyarse y no a alguien que estuviera hundido cada dos segundos. Hoseok merecía a alguien fantástico e incluso mejor y Yoongi era conciente de que aquella persona no era él.

Ya no se retiene y simplemente llora con fuerza sin importarle causar algún ruido que alarmara al resto. Sus sollozos llenan las cuatro paredes del cuarto y sólo aprieta más contra su pecho la flor que Hoseok ha comprado para él. ¿Hace cuánto tiempo que no lloraba cómo un niño? Hoseok había tenido tantos “Desde hace bastante tiempo” de parte de Yoongi; Hoseok en mucho tiempo fue alguien qué se preocupó por Yoongi. Hoseok fue quién en mucho tiempo trató de sanar no tan sólo sus heridas físicas. Hoseok fue quién en mucho tiempo se preocupó por su salud. Hoseok fue quién en mucho tiempo se fijó en el desastre que era Min Yoongi.

“Cada quién se mata a su manera” recordó entre sollozos porque, ciertamente, Hoseok no se hubiera mantenido a su lado si no lo hubiera amenazado con perder su trabajo aquella vez. De hecho, fue Yoongi quién firmó su sentencia de muerte cuándo intentó desaparecer del mapa a sabiendas que Hoseok lo encontraría y lo salvaría de la muerte. Después de todo las puertas de su habitación siempre habían estado abiertas para Hoseok. Desde el primer día. Y desde lo más profundo de su subconsciente lo que en verdad deseaba no era morir, si no ser rescatado por el radiante chico de sonrisa de corazón.

❝ Let me help you. ❞ 💛 [Español] 💛 Hopega.Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα