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Desde una distancia prudente Yoongi observó lo que ocurría en una parte bastante desolada del cementerio; Hoseok estaba de pie frente a una recién sellada tumba, consolando a una chica de cabellos oscuros que no dejaba de llorar. No quizo acercarse. Entendía que ese era un momento demasiado íntimo para él y para su hermana. De hecho, ni siquiera conoció a la madre de Hoseok y menos a aquella chica, no quería causar una posible incomodidad. Aún así en sus manos cargaba un hermoso arreglo floral para la difunta.

Hoseok y la muchacha se marcharon bastante tiempo después. A Yoongi le tomó un rato acercarse a la tumba, se sentía extrañamente nervioso y se le secaba la garganta. Hizo una leve reverencia, observó en silencio el nombre grabado en la lápida y dejó el ramo junto a ésta. Guardándo las manos en sus bolsillos y mordiendo su labio inferior decidió presentarse, dejando claras sus puras intenciones respecto a Hoseok para finalmente alejarse cuándo unas pocas gotas de lluvia comenzaron a mojar su rostro.

Condujo en su auto hasta la casa de Hoseok, siguiendo con demasiada precaución la dirección que Jin había anotado para él en un papel. Las manos sobre el manubrio le temblaban, ¿Qué le diría a Hoseok? El pelirrojo ni siquiera estaba enterado de que lo estaba buscando. Capaz y ni deseaba verlo. Yoongi no podía evitar creer qué, pese a las negaciones de Jin respecto a eso, una de las razones por las cuales Hoseok se había ido era porque no deseaba verlo más. ¿Qué haría si ese era el caso?

Una vez estuvo frente a la casa de Hoseok estuvo bastantes minutos debatiéndose mentalmente sobre si entrar o no. Las gotas de lluvia mojaban su cabello y caían abundantemente por su rostro. Tenía frío, apenas y lograba sentir los dedos de sus pies. Una voz femenina comenzó a escucharse del otro lado de la puerta seguido de varios pasos y antes de qué siquiera fuera conciente esta ya se había abierto frente a su nariz con la hermana de Hoseok observándolo fijamente.

— Hey, Noona... ¿Yoongi? — el pelirrojo quedó totalmente pasmado al verle—. ¿Qué haces aquí? Ven, estás completamente empapado— lo tomó del brazo y lo jaló suavemente hacia adentro.

— ¿Lo conoces? — preguntó la chica de cabello oscuro, tomando una chaqueta.

— Si, es un amigo...— la muchacha observó a Yoongi con complicidad—. ¿Que haces aquí?

— Yo... Sólo vine a verte... — sintió un zoológico entero en el estómago cuándo los gestos de Hoseok se relajaron y le regaló una pequeña sonrisa.

— Hobi, tengo que irme. Si no me marcho ahora perderé el pasaje de autobus y no podré regresar a la universidad — la sonrisa del pelirrojo se esfumó un poco y sus ojos se oscurecieron.

— Está bien...

— Adiós Hobi, adiós Yoongi — Jiwoo le dió una pequeña sonrisa al recién llegado, desconcertandolo de dos maneras totalmente diferentes. ¿Por qué le trataba con tanta confianza? Además, ¿No se suponía que su madre había fallecido? ¿Cómo que se marchaba y dejaba sólo a Hoseok?

— Adiós Noona — el pelirrojo cerró la puerta a espaldas de su hermana y luego dió media vuelta—. Traeré una toalla y ropa para que te cambies.

— Sólo la toalla está bien...

— No puedes quedarte así, te resfriarás. Será rápido, ya vuelvo — Hoseok sonrió para él. Una sonrisa cansada qué por ningún motivo llegó a sus resplandecientes ojos. 

Hoseok desapareció una vez subió las escaleras y el de tez más pálida tuvo oportinidad de darle un vistazo a la casa; Era un lugar pequeño en comparación a su hogar, aún así el ambiente dentro de ella era mil veces mejor. Era acojedor y te daba una cálida sensación en el pecho completamente agradable. En su hogar, Yoongi no podía sentir más que un enorme vacío.

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