— ¡SORPRESA! —Gritaron todos con emoción.

— Que alegría poder tenerlos al fin aquí. —Comento la primera chica en acercarse— Hola. Me presento, soy Violet, luna de la manada.

— Y yo soy Sarah, su hermana. —Se apresuro a contestar una chica de aproximadamente doce años.

— Y yo soy Arthur, el alfa. Bienvenidos a la manada Lupusauri. —Estrecho la mano de Fred y Alex y le revolvió el cabello a Matteo.

— Vengan, vengan. —Se los levo rápidamente Violet hasta una mesa llena de deliciosos manjares— Hemos preparado muchas cositas deliciositas para ustedes. ¿Les gusta las BeaverTails? —los tres hermanos asintieron con emoción y recibieron el delicioso postre y le dieron una probada inmediatamente— ¿Les gusta?

— ¡Nos encanta! —Respondieron a coro los hermano con una sonrisa y crema en los labios. Violet les sonrió.

— ¿quieres probar? —Le pregunto Matteo a Tara quien asintió inmediatamente. Matteo le compartió un poco y los ojos de la niña se iluminaron— ¡Es delicioso! —Exclamo ella inmediatamente.

— también tenemos brownies y pan de nuez para ti Alex —Dijo Sarah entregándole de ambas. El joven los recibió con una sonrisa— y también para Tara junto con unos twinkies. —Dijo ella entregándole un pequeño platito con brownies, twinkies y un pan de nuez. A la niña le brillaron los ojos y lo acepto inmediatamente. Lo primero que probo fueron los Twinkies.

— Entre muchas otras cosas que ustedes ven aquí. También esta el bufet. Oh, hemos preparado los más deliciosos platillos de la zona y otros cuantos de allá de estados unidos. —Continuo Violet.

— Oye, ¿Cómo sabes quién es quién? —Pregunto Alex con curiosidad a Sarah.

— Por deducción. Todos le siguen. —Señaló a Fred— Por lo que supuse el sería el mayor de todos. Frederick. Esta pequeña tan hermosa es Tara, tu hermanita. Lo deduje porque es la una niña con ustedes. Y el resto ha sido por descarte o lógica.

— ¿Cómo sabes que yo no soy Matteo? —Matteo, quien ya había terminado su postre, le estampo la mano en la cara.

— Porque tú llevas un anillo de bodas y él no.

— Oh, cierto. —Ella rio y Violet los condujo hasta una de las mesas. Tomaron asiento y les trajeron unos que otros bocadillos.

El ambiente era festivo y alegre. Había comenzado a sonar música y la gente comenzaba a bailar y a acercarse a las mesas de postres y el bufe, y quienes no, charlaban en sus mesas alegremente. Para alegría de los híbridos, nadie se centraba en ellos, como solía ocurrir cuando se sabia que eran. Se sintieron parte de todo aquello. Como si fueran, tres lobos más.

— Bueno, y, cuéntenme. ¿Qué ha pasado para que tuviesen que huir de casa?

— ¿Cuál de las tres?

— Uf, vaya... bueno, todas. Cuéntenme toda a historia.

— Fred, te cedemos la palabra. Nosotros aun ni nacíamos cuando esto comenzó. —Fred le sonrió a Matteo quien sentado con Tara en sus piernas le limpiaba el chocolate de los labios.

— Además, tú lo cuentas mejor que nosotros.

— Oh, de acuerdo. Inglaterra, allí comenzó todo. En resumen, mamá tuvo que huir de allí cuando se enteraron de mi existencia en su vientre; un híbrido de vampiro y bruja. Alcance a nacer antes del viaje. Una semana antes, según mamá. Llegamos aquí, a Quebec. Años después, nació Nessa, y luego, descubrieron que yo era un hibrido, por lo cual tuvimos que volver a mudarnos. Matteo nació en estados unidos, tres años después de que Nessa naciese acá. Estuvimos un buen tiempo allí. Hace cinco años yo me fui con los Yazzie para cuidar de Tara; soy su protector. Y también de paso, cuidaría que no volvieran a descubrirme. Pero... Descubrieron a Nessa. Quemaron la casa y nos dejaron un mensaje claro; Les encontramos. Así que tuvimos que separarnos. Mamá y papá, por un lado, y nosotros con los Yazzie. Fue idea de mamá, no mía. —Aclaro inmediatamente mirando de soslayo a Alex— Cuando estos dos se casaron, hace un par de días apenas, Alex tuvo la grandiosa idea de revelar nuestro secreto.

— ¿Cuantas neuronas tienes? —Pregunto Sarah a Alex.

— Sarah. —Le reprendió su hermana y esta cerró la boca.

— En fin, en la fiesta había una rata con alas de parte del rey vampiro. Quiso Matar a Alex y a nosotros. Nessa detuvo la bala. Em... Ah, tuve que Cedar a los invitados para escapar, pues, quedarnos ya no podríamos. Digamos que, no se tomaron muy bien el tema de nuestra hibrides y mucho menos la de mi sobrino.

— ¿Sobrino? ¿Cuál?

— Oh, me salte eso. El motivo por el cual estos dos apresuraron la boda. Nessa está embarazada. Bueno y pues, como la manada ya no era segura y no se habían tomado bien la existencia de mi sobrino, tuvimos que irnos. Primero fuimos al hogar de Luna, quien hablo con ustedes. Em... Estuvimos unas horas allí, recibimos su recado y luego llegamos aquí.

— Vaya... Ella omitió muchas cosas.

— ¿Ah sí?

— Si. Nos dijo únicamente que necesitaba que cuidáramos de unos de los integrantes de su clan. Nos dio sus nombres y de que especies eran. También edades, que dos de ustedes aun eran niños, que tú Fred y Vanessa vivieron aquí y que también vivieron en estados unidos, pero... No menciono nada más.

— Oh, vaya...

— Tengo una duda. —Todos centraron su atención en Sarah— ¿Dónde está el otro niño?

— A tú lado. —Respondió Fred con una sonrisa— Matteo aun es un niño crono y mentalmente. En nuestro primer año de vida alcanzamos los cinco años biológicos, por ello él ya no parece un niño.

— Oh... o sea que ¿no es un adolescente?

— Eh... Físicamente sí. Pero se sigue comportando como un enano. Ni su primer beso a dado. —La mesa estallo en risas y Matteo se puso rojo.

— Gracias, Vanessa. En serio...

— No te enojes, enano...

— Oye, o sea que... ¿Estas soltero? —Le pregunto Sarah a Matteo y todos les prestamos atención.

— Técnicamente sí.

— ¡Pero es mío! Aléjate. —Dijo Tara abrazándose del cuello de Matteo. La mesa estallo en carcajadas y Sarah levanto las manos y retrocedió.

— Tranquila, tranquila, ya entendí. —Tara le miró con los ojos entrecerrados y abrazo más fuerte a Matteo. Este no sabía dónde meterse y estaba más rojo que un tomate. Mentalmente rogaba por que la tierra lo tragase.

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