Prólogo

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Años después....

Un bello atardecer, comenzó a caer. La luz comenzaba a disminuirse a cada momento que el Sol iba desapareciendo por el horizonte. Un hombre de cabellos castaños y de unos hermosos ojos azules grisáceos, estaba admirando la puesta con su pequeño hijo, él cual, se encontraba junto con él, en una tabla suspendida en el mar.

-Son hermosas las puestas de Sol aquí en la playa.... El mar siempre ha sido hermoso, pero a la vez peligroso. Tiene secretos y tesoros, está en distintos sitio del mundo, pero es él mismo....- habló el mayor, mientras miraba el mar y acariciaba los desordenados cabellos castaños claros de su único hijo, y luego dirigía esa mano a su collar que llevaba un dije esférico.

-Es lindo...- dijo el pequeño y volteó a ver a su progenitor -¿A mamá no le gusta el mar?- preguntó mientras que sus ojos azules grisáceos eran clavados en los de su padre.

-A tu mamá le encanta el mar, pero desde que naciste, no lo ha vuelto a tocar...- sonrió.

-Entonces... ¿Por mi culpa, mamá no hace surf?- preguntó triste el niño mientras bajaba la mirada.

-Por su culpa, tenemos a un hijo hermoso- dijo el mayor animandolo. El de cabellos castaños claros, levantó la mirada con una sonrisa, y abrazó a su padre.

La noche, ya había caído. El agua del mar estaba tranquila y comenzaba a enfriarse. Por ese motivo, padre e hijo, tuvieron que volver a la orilla. Al hacerlo, vieron como se les acercaba un hombre con pinta de comenzar otra etapa en su vida: unas cuantas canas habían comenzado a hacerce presentes en su cabello y bigote, mientras que aún tenía alma de joven.

-La comida ya está lista- sonrió el hombre grande, con aires de triunfador.

-Tal vez se quemó otra vez...- le susurró el padre a su hijo.

El hombre abrió los ojos como indignado y comenzó a quejarse por lo que había dicho el castaño. Luego de esa escena graciosa, se dirigieron a su vivienda.

Al llegar, en el aire se sentía un delicioso aroma. Los de ojos azules grisáceos, se miraron entre ellos sorprendidos: ese hombre jamás había cocinado y que, al final, la comida terminará como hecha por un chef. Pero ese asombro se esfumó, al ver la figura de una mujer terminando de hacer la comida.

-Oh por el Triángulo, ya me había asustado- dijo dirigiendo una mano a su pecho el mayor de los ojos azules.

-Eras malvado Zak....- dijo enojado el hombre del bigote mientras clavaba sus ojos verdes en el mencionado.

-Vallan a sentarse...- dijo la voz femenina de la mujer mientras llevaba dos platos a la mesa. El castaño la ayudó a llevar los otros dos, al mueble ya mencionado.

Gozaron de la cena que había hecho la muchacha de cabellos castaños claros y de ojos verdes. Hablaron de lo que habían hecho en el día y, finalmente, se retiraron a dormir.

-Mamá....- decía el niño mientras se quedaba dormido entre los brazos de su madre.

-¿Qué sucede, Chris?- preguntó sonriendo la mujer mientras acariciaba la cabecita de su hijo.

-¿Mañana surfearas con papá y conmigo?- preguntó mientras que al final soltaba un bostezo.

-Esta bien, mañana voy a surfear, y verás de donde sacaste ese talento...- susurró su madre, la cual tenía los mismos cabellos que su hijo, pero sus ojos eran verdes.

Lo recostó sobre su cama y lo tapó. Se quedó mirándolo durante un rato y depósito un beso en su frente, mientras susurraba un "buenas noches". Luego se dirigió a la cocina para limpiar los trastes.

Se paró en el marco de la puerta y veía con una sonrisa como su esposo los lavaba y, su amigo, los secaba. Cuando terminaron, el hombre del bigote se despidió para ir a dormir.

Luego de eso, todo era silencio. El castaño se dió vuelta a verla y le dedicó una sonrisa seguida de un "te amo". Ella sonrió y se acercó a él para abrazarlo.

Y susurrando dijo -Tambien te amo Zachary...-

Una nueva aventura (Zak Storm)(2P) [Pausada]Where stories live. Discover now