95. Cobrando deudas

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Me remuevo debajo de Seyn, tengo que pensar algo rápido, no puedo cambiar a mi yo masculino en estos instantes.

—Mariposa, no te muevas tanto —me aprisiona las manos.

Mala idea, hora de cambiar al plan B.

—¡¡Me pillo!! —grito.

—¿Qué?

—¡¡Que me hago pis, imbécil!!

Se mueve de encima ¡Bingo!

—Ahí está el baño —lo señala y salgo corriendo.

Cierro la puerta fuerte y me agacho cuando siento el dolor en todo mi cuerpo, cada vez es menos fuerte, pero aún es insoportable cambiar.

Respiro agitado y he roto toda mi ropa. Me siento cansado ¿y ahora que puedo hacer? Estoy encerrado en un baño y encima desnudo.

—¿Mariposa? —me sobresalto cuando me llama —¿Está todo bien?

Me cubro la boca.

—Mjm —intento decir poco y que no se note mi voz de macho.

Hace una pausa.

—Bueno —no se oye muy convencido.

¿Y ahora que hago?

Me sobresalto cuando una compuerta secreta se abre y veo a Ace que me tira ropa en la cara. Voy a gritarle pero hace un gesto de silencio y me detengo, tiene razón. Entonces rápido me pongo la ropa y lo sigo por el pasillo.

Esto tiene su perfume.

—¿Nos espiabas? Eres peor de lo que pensé —opino.

—Y tú mejor de lo que me imaginé —me guiña el ojo y se me eriza la piel —. Hemos llegado —salimos por una puerta hacia afuera del edificio y me entrega la dirección que le pedí antes —. Bueno, debo regresar, me encargaré de Seyn ahora —frunzo el ceño ante su comentario —. Esas vibras, tranquilo, no me refería a eso —se ríe.

—¿Qué? —me sonrojo.

—Nada, yo me entiendo.

—Mejor, porque sino te comprenderías tú, estarías en un problema —me burlo.

Se ríe.

—Lo sé.

—Tú relax me irrita —me quejo —. Era para el te enojes.

—Tú necesitas más relax, florecita.

—¿Acaso me ves con cara de mujer? ¿Por qué me sigues llamando florecita?

—Aleja esa tensión, te hará mal. De hecho, ya te ha perjudicado, la magia sigue mutando. Incluso esta vez no te ha dicho cuánto tiempo te dará.

Me sorprendo.

—Es cierto.

—Dos cositas más y te dejo partir. Vi más allá, debes tener cuidado, no siento buenas vibras al lugar a dónde vas.

—Bien, bien, ¿Algo más? —ruedo los ojos.

—Me voy a cobrar tu mal comportamiento —agarra mi barbilla y me da un beso rápido.

Retrocedo y tapo mi boca, sonrojándome.

—¡¿Tú quieres un golpe verdad?! —le grito cuando reacciono.

Me guiña el ojo.

—Deudas son deudas, cariño.

Una chica serás #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora