92. Respira, uno, dos, tres

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Tarik corre hasta ellos y se tira como una fiera en celo lista para atacar, pero antes de que pueda hacer algo, como si lo supiera, Ace se levanta y Tarik se golpea la cabeza contra el sillón. Seyn se sienta cuando el moreno cae sobre sus piernas y se enfada con él.

—¡¿Se puede saber qué estás haciendo?! —el rubio le grita cuando el otro aprovecha para abrazarlo.

—¡Con Ace no! —no se suelta.

—Llamaría a seguridad pero... —el adivino gira su vista hacia mí —hay flores en mi paraíso —exclama refiriéndose a mí.

—¿Puedes dejar de llamarme florecita? —me acerco hasta él —y por favor, deja el morbo.

—¡Basta! —Seyn patea a Tarik y este se cae al suelo. El rubio se levanta irritado —¿Qué haces tú aquí? —me dice molesto.

Voy a decir algo pero me quedo callado cuando veo el tatuaje de una mariposa, abajo al costado de su hombligo.

—¿Qué tienes con ese insecto? —me sonrojo.

No sé a qué viene esa pregunta, supongo para evitar pensar, en la escena rara que nunca me hubiera imaginado.

—No te dije específicamente que no vinieras por aquí —evita mi pregunta e insiste con lo mismo.

Frunzo el ceño.

—Tú no me ordenas y tengo cosas importantes que hacer, así que cállate —vuelvo a mirar a Ace —. Necesito tu ayuda para encontrar a Aradia, después pueden seguir con su morbo gay.

El morocho pacifista se ríe.

—¿Morbo gay? Me encanta tu sentido del humor, florecita.

—¡No soy una flor!

—Cierto, aún eres un capullo —me guiña el ojo —no te preocupes, estoy seguro de que ya vas a florecer.

—¿Puede ayudarnos o no? —pregunta Jovan que sigue tapándose la cara.

—Por supuesto, solo necesito tu mano, caramelo.

—¿Caramelo? —lo miro raro cuando lo llama así a Jovan —¿Qué clase de apodos raros eliges? ¿y por qué quieres su mano?

—Porque el único enganchado entre los presentes es él.

—¿Enganchado? —se sonroja mi amigo —¿Puedo ver?

—Solo no mires atrás —le dice el adivino tranquilamente y alza su mano —¿Me das tu palma? Confía en mí, caramelo. No voy a comerte.

—Eso no me da confianza, pero de acuerdo —acerca su brazo y se descubre la cara.

Ace apoya su dedo en la palma de Jovan y forma un camino justo allí, entonces de pronto sonríe con confianza.

—La veo, está ahí ¡Wow! —levanta la vista a sus ojos —Me encantan tus pensamientos —se muerde el labio inferior.

—Me está asustando —me mira Jovan.

—Siempre me dió escalofríos, no te preocupes —opino.

—¡Seyn! —Tarik se agarra de la pierna del rubio cuando despierta.

—¡Madura, imbécil! —lo reprende.

—¿Y tú qué? —le digo —Deja al pobre, al menos él es sincero con lo que piensa y siente.

—Hey, hey —intercede Ace aunque estaba concentrado en la mano de Jovan —. El no te debe explicaciones ¿o sí?

—¿No? —expreso confundido.

Luego mira a Seyn.

—Y tú deja esa mala energía, la florecita puede estar dónde ella quiera, si desea venir aquí, tú no puedes prohibírselo.

—¡Lo sé! —bufa mi archienemigo disconforme —Solo... es que... ¡No puede venir aquí! —se sonroja gritando —No da, no me gusta, no quiero.

—Respira, uno, dos, tres.

Presiona los dientes.

—Voy a estar por allí —señala dónde está Xia y se va con ella.

Tarik lo quiere seguir pero Ace al fin termina con la mano de Jovan y nos da la dirección.

—¡Genial! —grito satisfecho —¡Vamos!

El adivino le hace una seña a su empleada pelirroja y se acerca hasta nosotros meneando sus caderas, así que él rubio vuelve para aquí, siento que Ace lo hace a propósito.

—Cariño, ¿Los guías a este lugar? —le entrega el papel con la dirección.

—Claro, Ace —le da un beso.

—¿Todo el mundo se besa aquí? —opino.

—Y hacen otras cosas —agrega Jovan avergonzado.

—Sí, ¿Quieres probar? —me responde Ace agarrándome del brazo y me tira hacia atrás, caigo sobre sus piernas, entonces me abraza. Luego mira a Seyn y repite lo de antes —Respira, uno, dos, tres.

Una chica serás #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora