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— Bien, aquí dice que eres una persona agradable y positiva. Entusiasta y fiel seguidor de las normas que se te imponen, que amas los niños y tienes una gran capacidad para cuidar de ellos. Todo está muy bien, ahora, sólo deseo hacerle una pregunta joven Jung, ¿Porqué debería darle a usted este trabajo y no a quiénes estuvieron aquí antes?

Hoseok toma aire antes antes de proceder con su explicación, tratando de no sentirse intimidado por la presencia de la señora sentada frente a él, quién lo mira cómo un depredador a punto de cazar a su presa.

— Bueno... Yo... De verdad necesito este trabajo, ¿Sabe? No me han aceptado en ningún lado porque no tengo mucha experiencia. Mi madre está enferma y no tiene dinero para costear ella sola sus medicamentos, mi padre ha fallecido hace un par de años, ahora sólo somos ella y yo. Quiero ayudarla con sus gastos. Además, puede confiar en mi señora Min, cuidaré tan bien a su hijo que no se arrepentirá de haberme aceptado y así también tendré la oportunidad de pulir mejor mis habilidades — habla, temeroso al principio pero decidido al final.

Sonríe y la mirada de la mujer sólo se clava aún más en su persona. Su sonrisa se desvanece un poco, sin embargo no desaparece. Sus manos tiemblan cuando la mujer retira sus gafas y lo mira directamente con ojos penetrantes.

— Está bien joven Jung, el trabajo es suyo — habla la señora Min dedicándole una cálida sonrisa y Hoseok se levanta eufórico.

— ¿¡De verdad!? — la mujer asiente alejando todas las dudas de la mente de Hoseok,— ¡Muchas gracias! ¡Prometo que no se arrepentirá de aceptarme!

— Tu trabajo comienza en este momento, ¿Estás bien con eso? — Jung asiente con la cabeza para que la mujer prosiga con sus explicaciones,— Tu horario es de ocho a seis de la tarde en la semana y de ocho al mediodía los fines de semana, en cuanto al pago después hablaremos de eso, ¿Si? — Hoseok vuelve a asentir con una sonrisa tan grande que la mujer no puede evitar sonreír también, — Sígueme, te presentaré a mi hijo — sentencia la señora Min mientras se levanta del sillón en el que está sentada.

Ambos comienzan a caminar por la casa, qué más que ser casa parece una mini mansión repleta de puertas y cuartos de paredes blancas con cuadros y plantas por todos lados.

— Mi hijo es un poco... ¿Especial? En comparación a otros chicos de su edad. Es más reservado y tranquilo, la mayor parte del tiempo se la pasa encerrado en su habitación, jamás habla con nosotros.

— Se escucha cómo un adolescente en etapa de rebeldía... — se le escapa y sólo muerde temeroso sus labios cuando la mujer lo mira.

— ¿Así se ve, verdad? pero mi hijo ya es un adulto de veintitrés años — responde y Hoseok abre sus ojos impresionado, tanto que parece que estos escaparán de su rostro en cualquier momento,— mi esposo dice que sólo es un holgazán pero él no lo ha visto en sus actuales condiciones. Siempre está encerrado en el trabajo, no está tan preocupado por él como yo. Sé que algo le ocurre a mi niño pero por más que insista jamás me dice nada — termina de relatar, a estas alturas bastante desanimada y Hoseok titubea entre consolarla y no hacer nada.

Opta por no hacer nada por simple respeto y luego caminan un poco más para detenerse frente a una puerta. La mujer seca las lágrimas que han escapado de sus ojos ante su relato y toma aire para tranquilizase un poco, rogando por que su voz no suene tan rota cómo cree que está.

— Es aquí — le indica y Hoseok mira espectante cómo la mujer se acerca a ella y da leves toques,— Yoonie cariño, soy yo, mamá — habla sin embargo obtiene un profundo silencio cómo respuesta,— Hijo...

— ¿Necesitas algo, mamá? — se escucha apenas, una voz suave y monótona, casi cómo un susurro, una voz desanimada, sin vida, cómo si fuera un robot programado para dar ese tipo de respuestas. Quiere decir algo al respecto, pero se calla cuando ve los ojos de la mujer brillar, probablemente de alivio, de que aún su hijo siga vivo.

— ¡Cariño! ¿Recuerdas lo que dije de la persona que trabajaría aquí a partir de hoy? ¡Pues está aquí! Y quiero que lo conozcas — hay un silencio y la señora Min juega con sus manos nerviosa. Un par de pasos se escuchan del otro lado de la puerta y esta se abre sólo un poco, lo suficiente para que un chico bastante pálido se asome un poco por ella,— ¿Te he despertado? — pregunta con leve arrepentimiento mientras sus manos parecen morir por tocar al ser frente a ella. Sin embargo el muchacho la ignora y sólo mira con ojos cansados a un nervioso Hoseok,— Cariño, él es Jung Hoseok. Estará aquí para ti desde hoy, puedes pedirle lo que necesites y él lo traerá para ti.

— Min Yoongi — se presenta sin hacer ningún tipo de expresión en su rostro y voz más que cansancio.

— Un gusto

— Mamá, estoy cansado ¿Si? Dormiré un poco más — avisa dándole una leve sonrisa, sonrisa que por ningún motivo es capaz de llegar a sus ojos.

— Oh, claro. Ve a descansar — Yoongi asiente y cuándo está a punto de cerrar la puerta la mujer vuelve a hablar;— saldré con unas amigas esta tarde, ¿Está bien? Hoseok estará aquí hasta las seis, puedes pedirle lo que desees.

Sin embargo la puerta se ha cerrado totalmente y ningún ruido se escucha dentro de aquel cuarto. La mujer gira hasta Hoseok, sonriente antes de decirle un par de cosas más y marcharse por donde ha venido.

Hoseok sólo la ve alejarse, meditando un poco sobre aquel chico que ha visti sólo unos segundos y no cabe duda que algo definitivamente anda mal con él. ¿Hace cuanto no comía? Se veía demasiado delgado y pálido, más de lo normal, hasta se camuflaba con las paredes. Además su voz cansada y las marcadas ojeras bajo sus ojos sólo dejaban más en claro su estado, ¿Porque la señora Min no lo había llevado al hospital o a algún psicólogo? ¿Acaso no estaba preocupada por su estado? ¿O era ciega? Era imposible no notar todo eso, pero simplemente ella parecía no ver el estado de su hijo.

Hoseok no sabía que sucedía ni que tan grave fuera lo que le sucedía a ese chico, pero definitivamente iba a investigar, si cuidar de él era su trabajo iba a hacerlo bien e iba a hacer todo lo posible para que este se sintiera mejor.

Se movió de su posición porque definitivamente de pie allí no avanzaría mucho y comenzó a buscar donde quedaba la cocina. En el trayecto se dió cuenta de que los Min debían tener bastante dinero para vivir en un lugar así de grande, lleno de sirvientes por todos lados, cada uno con su misión dentro de aquel lugar muy por el contrario del lugar donde él vivía; una pequeña casa de muy bajo perfil donde con el dinero que obtenía su madre apenas si les alcanzaba para comer.

Llegó luego de mucho caminar a la tan ansiada cocina con el reloj marcando exactamente las tres de la tarde, allí se tomó la molestia de servir el almuerzo para Yoongi en una bandeja de plata antes de caminar de regreso, tratando de recordar que camino era el que le llevaba a la habitación del chico y no perderse en el intento.

Cuándo estuvo frente a la puerta una vez más no podía oir más que el mismo silencio que había antes de marcharse. Tomó aire y comenzó a cuestionarse; ¿Debía sólo entrar? ¿O tocar la puerta? Definitivamente sólo entrar no era una opción, apenas conocía al residente de aquel cuarto y no quería asustarlo o terminar con una nariz rota por su atrevimiento. Además ¿Como iba a abrir la puerta? Tenía las manos ocupadas como para siquiera girar la manilla de la puerta.

Ahora, debía elegir bien;

¿Señor Min o Joven Min?

¿Amo Min?

¿Daddy?

— ¡Señor Min! ¡El almuerzo para usted está listo! ¡Lo tengo aquí!  — silencio, un puto silencio que sólo lo hizo sentir más estúpido del que se sentía,— ¿Señor Min? ¿Puede dejarme entrar? ¡Hey! — otro silencio y la vergüenza comenzaba a invadir el cuerpo de Hoseok. No se sentía del todo bien ser ignorado, mucho menos después de todo lo que se estaba esforzando,— ¡Señor Min!

— ¿¡Dejarás de llamarme así si te abro la puerta!?




¡Nueva historia! Espero les guste ❤

❝ Let me help you. ❞ 💛 [Español] 💛 Hopega.Where stories live. Discover now