Capítulo 25

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Los tres estaban ahí, frente al santuario. Exteriormente era una cueva que tenía una barrera, posiblemente para advertir a los ancestros que alguien había pasado.

Sakura estaba más nerviosa que Kakashi. Sus manos no se separaron ni un milímetro durante toda la caminata. No quería separarse de él. Al igual que el Hatake le prometió protegerla, ella también quería hacerlo.
Aunque sea contra las leyes, aunque sea contra los demás.
No le importaría.

—Aquí se separan nuestros caminos, Kakashi—habló Huko, mirando al novio de su amiga—. No sé si te volveré a ver. No sé qué haré cuando todo esto termine—suspiró. El Hatake se quedó delante de ella, observando la venda de sus ojos. Por un momento imaginó cómo serían, pero lo dejó estar. Huko ignoró sus pensamientos. Ella lo escuchaba todo, así que sería de ayuda para saber cómo iban las cosas dentro. ¡Aunque debían irse! Habían cosas que preparar para el ritual, a pesar de que con una bastaba. El único motivo por el que decidió llevarse a Sakura con ella era porque sabía que sería capaz de entrar con él, solo para asegurarse que estaba todo bien—. Así que me despediré de momento.

—Gracias por todo—agradeció.

Huko dio un paso hacia atrás. Kakashi se fijó en su novia.
Tuvo que bajar un poco la mirada debido a la altura. Siempre hubo aquel "problema" entre ellos. Desde que la conoció.

—Nos volveremos a ver, ¿cierto?—le preguntó.

Sakura miró aquellos ojos ónix. Volvió a coger sus manos entrelazándose mutuamente.
Estaba segura de que sí.
Volvería a ver sus ojos.
A besar su boca.
A hacer el amor hasta las tres de la madrugada.

Por supuesto que lo haría.

—Claro. Dos semanas como mucho, Kakashi.

No quería dejarla, pero no quería parecer un empalagoso. No quería que pensara que no confiaba en ella.

—Te quiero—dijo esta vez la pelirrosa. Los ojos del chico se abrieron a la par que sus mejillas volvieron a tintarse de un color carmesí. Jamás se cansaría de escuchar sus declaraciones, ni aquellas dulces palabras—. Procura que no te maten. En cuanto tengas el pergamino, déjalo en el tronco de antes. Lo cogeremos.

—¿Por qué no te lo puedo dar a mano?

—Porque necesitas regresar a Konoha en cuanto antes—acarició su cabello ignorando que debía de ponerse de puntillas. Quería oler su aroma siempre. Pero debían de separarse. Aunque solo sean dos semanas—. Cuando todo esto termine, yo misma hablaré con los Kages. O al menos lo intentaré. ¿Sabes por qué? Porque quiero vivir contigo y Ren, ser felices.

—Y no se olviden de mí—agregó la pelirroja—. Me gustaría ir a Konoha si hay sitio-

—Por supuesto que lo hay—dijo emocionada la Haruno, más que antes. Volvió a dirigirse a él—. Nuestro sitio está todos juntos, ¡no hay forma de que eso no se cumpla!

Sintió que todo era palabrería. Quería llegar ya el momento de demostrarlo.

—Está bien. Nos veremos en dos semanas.

Antes de que se marchara, la pelirrosa evitó que diese un paso más hacia adelante. Lo miró a los ojos con algo de pena.

—Lo siento. Ve—bajó la mirada.

Se sintió mal al querer ser egoísta y querer mantener a Kakashi a su lado.
Sintió vergüenza ante Huko, quien seguro se reiría de su actitud unos minutos después.

El peliblanco tomó la iniciativa de atraer con sus brazos a la Haruno. La abrazó por unos segundos para después besar su frente, justo donde tiene aquel rombo que tanto admiró. Sus manos disfrutaron el contacto de aquella chica.

Intenta protegerme, Sensei | KakaSakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora