Epílogo

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Su pulso se había acelerado desde que todo había comenzado. Apretaba los ojos con fuerza y gritaba. Las lágrimas brotaban de sus ojos a la misma velocidad que el sudor lo hacía en su frente. Su respiración era entrecortada, con jadeos profundos. Sus manos, cerradas, apretaban con fuerza las manos que la sujetaban firme para contenerla.

–¡Ahh! ¡Ya no! ¡Basta! ¡No podré!– Dijo ella en medio de sollozos en los que se encontraba una variedad de emociones mezcladas.

–Vamos, tu puedes hacerlo, sé que lo lograrás– susurró Hook en su oído.

–No, no podré, no creo que pueda, me duele mucho– Regina volteó a ver a los calmados ojos del capitán.

–Eres la Reina de todo el Bosque Encantado y la alcaldesa de todo Storybrooke, eres temida, respetada, querida y osada ¿como no podrías con esto?– Le respondió con una sonrisa Hook intentando calmarla y acarició su rostro.

–Vamos Regina, lo estas haciendo muy bien– dijo Whale y agregó –ahora, necesito que te concentres, ¿si? Cuando yo te diga, necesito que pujes, no muy fuerte, pero hazlo ¿entendido?–

Regina asintió con la cabeza mirándolo fijo y respiró profundo junto a Hook, como ya habían practicado en el curso prenatal.

–Bien, ¿lista? Ahora Regina, ¡puja!–

Regina volvió a gritar, apretó las manos, casi dejando sin circulación las de Hook, empujó los pies contra los pedales donde los tenía apoyados y pujó siguiendo las indicaciones del doctor.

–Vamos Regina, ya le veo la cabeza– la alentó Whale y ella volvió a pujar.

–Lo estas haciendo muy bien mi reina– le dijo Hook apoyando su cabeza contra la de ella.

–Uno más Regina, vamos, necesito que pujes una vez más, esta vez necesito que pujes fuerte–

Regina suspiró, dejó a un lado todos sus miedos y dudas, y pujó con todas sus fuerzas. Un llanto potente y sonoro, se escuchó inundando toda la sala y Regina dejo caer su cabeza contra la almohada descansando.

–Es una niña– anunció el doctor y se la acerco a los nuevos padres. –Felicitaciones, es una niña hermosa y sana–

–Salió a la madre, igual de hermosas las dos– comentó Hook mirándola y beso la frente de Regina, quien tomó a la niña en brazos sin poder creer lo que estaba sucediendo.

–Hola...– le susurro con una enorme sonrisa a la niña –hola hermosa, soy tu mami... y él es tu papi– la pequeña movía sus bracitos y sus ojitos se le cerraban. El doctor pidió llevarla para limpiarla, hacerle los controles de rutina y vestirla.

Regina y Hook se miraron, apoyaron sus frentes contra la del otro y luego se besaron.

–Felicidades mami– le dijo Hook –hiciste un muy buen trabajo.–

–El mérito no es sólo mío– dijo ella –¿Como la llamaremos?–

–¿Que te parece Coraline?– Sugirió él.

–Me parece perfecto– respondió con una sonrisa.

Una de las enfermeras salió de la sala de obstetricia para ir a la de espera, donde algunos estaban esperando ansiosos.

–¡Ya nació!– Anunció cuando localizó a Henry, Emma, Mary Margaret y David que se pusieron inmediatamente de pie.

–¿Están bien?– Fue lo primero que pudo preguntar Mary Margaret.

–Si, las dos están bien.–

–¿Las dos?– Dijo Henry mientras se le dibujaba una enorme sonrisa en el rostro.

Operación AnacondaWhere stories live. Discover now