Culpas

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Tamara había estado todo el tiempo que tuvieron prisionera a Regina a la espera paciente de la orden, del permiso que la dejaría emplear los métodos que deseara para hacerla hablar. Por algún motivo, que no llegaban a comprender, Tamara tenía un odio muy particular por Regina y quería verla sufrir. Tenía planeadas muchas cosas para ella, pero el jefe había sido muy claro y específico: la necesitaban con vida para que funcionara el plan.

–¿Por dónde...? ¿Con qué empezaré contigo?– decía mientras acariciaba la mejilla de Regina mientras ésta seguía durmiendo. –No tienes idea de lo que soy capaz de hacer y sé que terminarás por hablar.–

Regina ni se movía, había estado tanto tiempo privada de sueño, que una vez que logró acostarse sobre la cama, no llegó a acomodarse que ya se había quedado dormida, y de no ser porque los guardias la acomodaron sobre la cama, hubiera quedado así hasta despertarse.

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–No, no quiero, no tengo hambre–

–Vamos Henry, sé que la extrañas y que estás preocupado por ella, pero ya la traeremos de vuelta a casa– dijo Mary Margaret.

–¿Y qué están haciendo para que vuelva?– al ver que nadie contestaba añadió –¿Ven? A ustedes no les importa mi madre–

–Henry, no es así...– contestó David.

–¿Cómo que 'no es así'? Cuando faltaba Ruby, se pasaban las noches enteras sin dormir con tal de hallar una sola pista de su paradero y ahora que han leído la nota que dejó y que Ruby está aquí, pudiendo recordar cualquier cosa que sea de gran ayuda, ¿no piensan hacer nada?–

En ese momento quedaron todos en silencio sin saber que contestarle. Era verdad lo que el niño les estaba diciendo, acababa de dejarlos en evidencia. No era que lo hubieran hecho adrede, pero de un modo inconscientes, estaban más relajados con la búsqueda de lo que habían estado cuando también faltaba Ruby. Por suerte para todos, la situación se vio interrumpida por la campana, mejor dicho los golpes, alguien llamaba a la puerta.

–¡Ruby!– exclamó Emma sorprendida de verla. –Cuando te han dado el alta–

–Hace dos días– dijo la chica con una sonrisa en su rostro.

–¿Dos días?– se asombraron Charming y Snow

–Si, pero no importa– dijo la chica encogiéndose de hombros y restándole importancia –tenía que venir a hablar con Henry–

–¿Conmigo?–

–Sí, puede que tenga buenas nuevas–

–Habla mujer, habla– dijo Emma con algo de apuro.

–He empezado a recordar, o eso creo. Y... puede que sepa dónde han llevado a Regina–

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Flash Back

–¿Por qué están aquí?– Los encaró Regina.

–Yo estoy aquí por mi prometido– Dijo falsamente Tamara enseñándole con una sonrisa el anillo en su mano. –Es Neal, por si no lo sabías.–

–Yo simplemente pasaba por aquí y me topé con este lugar donde tuve un accidente– le respondió Greg.

–¿Creen que soy idiota?–

–No sé, dímelo tu– dijo Tamara con aire de superioridad.

Regina tuvo que hacer un gran esfuerzo por contenerse. Se tragó la rabia que sentía, soltó un suspiro que sonó más como un bufido y apretó los puños. Intentando mantener la compostura, continuó hablando de forma más pausada pero con el mismo temperamento volátil de siempre. –Los he visto juntos, sé que se conocen, sé que algo traman y sé que sabían de este lugar y sus habitantes, más del que admiten saber–

Operación AnacondaWhere stories live. Discover now