¿Y ahora qué?

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–¿Qué miras?– Dijo el hombre –¡Deja de mirarme!–

–¡Tranquilo, hombre! –

–Es que me pone nervioso, verla ahí, sin moverse solo mirándome y sin decir nada–

–Si no puede hacerte nada–

–Pero ¿es que no sabes quién es o lo que puede llegar a hacer?–

–¿A qué te refieres?–

–Puede levantarte por el aire solo con el pensamiento, ¡Puede crear bolas de fuego de la nada!–

–¿Qué?– dijo el compañero sin creerle –Mes estás jugando una broma–

–No, es cierto. Esta es una especie de...de...–

–¿Bruja?– Dijo la mujer hasta entonces en silencio.

La mujer de la que hablaban era bellísima, de cabello y ojos oscuros, no muy alta pero con una presencia imponente. Estaba esposada a la mesa y tenía los pies encadenados a la silla donde se encontraba sentada. Parecía muy tranquila, tanto que resultaba inquietante.

–Bueno, ¿lo eres o no?– Dijo el guardia que sabía todo de ella.

–¿Una bruja? ¿Yo?– repuso la mujer con notoria incredulidad –¿Tienes idea de lo loco que eso suena? ¡Por supuesto que no lo soy!–

–¿Y qué hay de lo que ha dicho él?– preguntó el guardia incrédulo.

–¿Hacer levitar gente? Ojalá pudiera, así los levantaría por el aire a todos y me iría de aquí–

–Entonces ¿por qué estás aquí?–

–Porque su jefe está mal de la cabeza y se cree todo eso, al pie de la letra– Entrecerró los ojos dejando ver su enfado con aquel hombre que la mantenía prisionera.

–¡Basta de cháchara!– dijo muy serio el jefe de ambos desde la puerta. –Retírense– ordenó.

–¡Oh! Llegó el jefe– exclamó la mujer haciendo burla. Le gustaba molestarlo, cuestionar su autoridad, era lo único divertido que tenía estar allí –Qué honor que nos honre con su presencia–

–¡Ya basta! Ya te he dado el tiempo suficiente para pensar. ¿Me dirás lo que quiero saber?–

–¡Pero si lo que preguntas es una locura! ¿De veras crees en la magia?–

–Se me está acabando la paciencia. Ya sabes la respuesta a esa pregunta, ahora responde la mía...–

–No sé qué quieres que te diga– dijo la mujer fingiendo tan bien, que el hombre podría haberlo creído si no hubiera sabido la verdad.

–Mira Regina, fui muy claro cuando te advertí que me dirías lo que quiero saber por la buenas o por las malas, como veo que no será por las buenas, ahora conocerás cuales son las malas. ¡Guardias!– llamó –Llévenla al cuarto 23– ordenó y se marchó hecho una furia.

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–¿Puedes cortarla con el misterio?– dijo Mary Margaret al señor Gold que aún no leía el mensaje.

–Bueno aquí voy: 'A quién encuentre esto: He intentado escapar de este lugar cada vez que he podido, intenté abrir la puerta a golpes, salir corriendo en cada ocasión que me trasladaron, he intentado de todo para salir de aquí y nada dio resultado por lo que me he convencido que no saldré pronto de aquí. Solo me queda resistir lo más posible y esperar a que me suelten...'

Operación AnacondaWhere stories live. Discover now