Sin darle importancia, continuo desayunando y, al tomar de mi café, entiendo el motivo por el que me estaba mirando.

Escupo todo el contenido de mi boca otra vez a la taza.

—¡Está salado! —grito mientras busco agua para sacarme el mal gusto. A mi espalda, la escucho riendo como si no hubiera un mañana. —Eres mala, tienes maldad en tu interior. —Sigo tomando agua.

—No seas exagerado —ríe. —Era una pequeña broma. —Se acerca a mí acortando nuestra distancia. —Ten, come un poco para sacarte lo salado. —Me entrega un pan.

—No, prefiero agarrar uno de la mesa yo, no quiero otra sorpresita. —Camino nuevamente a mi lugar.

El desayuno sigue, esta vez sin nada que tenga sal.

—Sabes, estuve pensando. —Cuando escuchó esa frase salir de ella, se me hizo acelera el corazón. —Creo que voy a empezar a trabajar. —Vuelvo a respirar normalmente.

—Me parece una gran idea —contesto disimulando mi nerviosismo de antes.

—Fede me ha ofrecido trabajar en el hotel de su padre, como recepcionista.

—Ah Federico te ofreció trabajo, mira que bueno. —No pide disimular mi disgusto al escuchar eso.

—No te pongas así. —Me acaricia la mano.

—Sabes que no me agrada ese sujeto. —Quito mi mano.

—Lo se Sebas pero necesito trabajar de algo y, él me ofreció el puesto y vendría bien, además, de que puedo ayudar con los gastos de la casa.

La miro, veo el entusiasmo que tiene de poder trabajar. Yo comenzaré a hacerlo el lunes, y pensándolo bien, no vendría nada mal una ayuda con las cosas de la casa. Los de la aseguradora aún no han enviado la confirmación del depósito así que todavía dependo del dinero que mis padres dejaron en el banco, sin embargo, en algún momento se terminara.

—Está bien, ¿cuándo empezarás? —pregunto tratando de sonar lo más calmado.

—Todavía tiene que hablar con su padre, solo fue un comentario. —Eleva sus hombros.

No pude contestarle porque el sonido de una persona tratando de decidir mi nombre se lleva mi atención.

—Ebaaa

Me quede atónito, Bruno está diciendo su primera palabra.

—¿Qué dijiste? —Me acerco más a él.

—Ebaaa. —Continúa diciendo alargando la a.

—¡Ay! Fuiste su primera palabra —dice Meli emocionada.

—Mi pequeño Bruno. —Lo saco de su silla y lo acomodo en mi regazo. —S e b a. —Separo letra por letra para que pueda imitarme.

—Sbaa —río de alegría por su intento de decir mi nombre.

Mis ojos se llenan de lágrimas. No solo por el hecho de que está tratando de hablar sino, porque mis padres no están para compartir este momento tan importante de él. No soporto verlo crecer sin ellos, sé que hubiese sido más lindo que sus primeras palabras fuesen "mamá" o "papá", sin embargo me enoja saber que, por caprichos de la vida, no tuvo mucho contacto con ellos.

No se cuando fue pero estoy llorando. El cansancio que estuve reteniendo todo este tiempo, está saliendo en forma de llanto.

—Sebaaa. —Por fin le sale mi nombre, aunque estire la a. Sonrío entre las lágrimas por lo grande que está.

—Sé que te duele pero, ellos también están compartiendo este momento. —Mi amiga se apoya en mi espalda. —Sé que están aquí.

El frío provocó que nuestra salida de sábado sea al shopping.

Todo por ti, hermano © ["Hermanos" #1]Where stories live. Discover now