Capítulo 11

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Sábado, dulce y bello sábado

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Sábado, dulce y bello sábado. Uno de los pocos días en los que me puedo levantar un poco más tarde.

Me estiro en la cama e, inconscientemente, Bruno hace lo mismo que yo. Lo observo, está comenzando a despertar. Un llanto anuncia su despertar, y con cuidado, lo traigo más junto a mí.

—Buenos días pequeño dormilón. —Trato de calmar sus lágrimas. —Será mejor que te cambie el pañal antes de sigas más incomodo.

Me pongo de pie, y me estiro nuevamente. Ahora sí, estoy listo para empezar.

Busco las cosas necesarias para cambiarlo, lo apoyo en su cambiador.

—Uf creo que alguien necesitaba un cambio. —Me mira en señal de que tengo razón.

Salimos hacia la cocina y nos topamos con Meli.

—Buenos días señoritos García —dice con una sonrisa.

La miro fijo, comienzo a recordar todo. Nosotros mirando la película, después la llevé a su cama y, finalmente, el beso. Siento calor en mis mejillas, un cosquilleo en mi estomago.

—Sebas ¿estás bien? —Apoya su mano en mi frente. El tacto provoca que me sienta más sensaciones.

—Sí, estoy bien —contesto nervioso.

—Bueno, ¿vamos a desayunar? Hoy lo preparo yo, por alguna extraña razón, dormí excelente así que tengo ánimos de cocinar.

"Dormí excelente" ¿Se acuerda del beso? ¿Le debería decir algo? No, es imposible que se acuerde estaba dormida, ¿lo estaba? Será mejor que deje de pensar o sufriré un gran dolor de cabeza.

—¿De verdad estás bien? —Trata de tocarme nuevamente.

—Sí, seguro. —Esquivo su mano. —Vamos a la cocina. —Empiezo a caminar mientras, Bruno juega con mi nariz.

Lo coloco en su silla y le preparo su leche. En eso, llega Meli cantando.

—Veo que dormiste bastante bien —digo tratando de no observarla.

—Sí, tuve un sueño lindo. —Se apoya contra el mueble. —Fue bastante real. —Noto que trata de recordar y sus mejillas se van poniendo más coloradas. —Si me seguís mirando me vas a ojear. —Se gira.

Sacudo la cabeza y continuo haciendo lo mío. Unos minutos después, la cocina se inunda del aroma de café recién hecho.

Mi amiga acomoda todo en la mesa. Café con leche acompañado de tostadas con queso crema con rodajas de durazno. Un desayuno que solo ella puede preparar.

Me siento junto a mi hermano y le doy su leche. Con más fuerza que hace unos meses, agarra su biberón y comienza a tomar. Por mi parte, como un bocado de una tostada bajo la mirada de Meli.

—¿Por qué me estás mirando tan fijo? —Al darme cuenta de su mirada.

—No por nada. —Actúa desinteresadamente tomando su café.

Todo por ti, hermano © ["Hermanos" #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora