teacher | cuarenta y seis

39.6K 3.7K 4.4K
                                    

Mis piernas temblaban frente a su puerta por falta de inercia. Y mis manos sudaban por desconocer los motivos de su urgencia, una urgencia que demandaba el revelar algo antes de que se fuera. Con mis ojos repasaba el número de su habitación una y otra vez, mis pulmones se llenaban de aire perfumado e incógnitas. Durante todo el viaje hasta el lugar donde me hallaba, no había parado de pensar, jugueteando con el anillo que había dejado en mi casa, sobre las miles de teorías de lo que podría comunicarme.

Cuando abrió aquella puerta, se vio hasta más nervioso que yo. Singularmente inquieto, mi primera impresión de su persona con el cabello un tanto húmedo, era que mordía su labio inferior peligrosamente. Pero no era incitante para nada, no lo hacía con un motivo provocador. Lucía preocupado, como si estando en apuros tuviera que confesar ante un juicio jurando por su vida. Sus ojos tenían una mirada lúgubre, como nunca antes.

—Ya estás aquí –se dijo más para sí mismo, como intentando convencerse de que mi presencia era como un alivio para lo que fuese que lo estuviera atormentando. Lo noté porque después de eso, un suspiro acallante del agobio salió de sus labios. Y antes de que pudiera siquiera saludar, me tomó por el brazo y me adentró, como si en verdad cargara con premura.

—Hola, JiMin –a diferencia suya saludé, con mis comisuras elevadas en son de burla por su apuro, mientras me deshacía de mi abrigo, y él lo tomaba junto con mi bolso. No dijo nada al respecto, se quedó callado mientras hacía lo que debía y eso a mí, comenzó a resultarme demasiado extraño–. Oh sí, me fue muy bien anoche con mi padre, gracias por preguntar –continué con un sarcasmo esta vez menos juguetón y más lastimero, porque más que extraño ahora estaba siendo descortés. Se mantuvo serio, y una vez hablé me observó con ojos filosos un par de segundos.

Luego, avanzó a la sala a paso ligero, como si le revolviera el estómago el simple hecho de mirarme a los ojos. Enarqué las cejas enteramente desconcertada, pues la mirada de fuego era la suya, no la mía. Y sin embargo hoy emanaba un humo de vulnerabilidad. Se aproximó hacia donde tenía a su disposición toda clase de bebidas alcohólicas. Y entre todas esas bebidas, una más cara que la otra, vi como mientras me hablaba, tomaba una botella de whisky.

—Más que con tu padre, me interesa saber más cómo te fue en la noche... en general –con aquella frase, demostró ser de los que tanteaban el terreno antes de pisar, de los que se cercioraban de no exponerse ni arriesgarse a meter la pata. La sugestión en su frase, me había hecho saber que efectivamente, JiMin ya se había informado sobre el paso exprés de JungKook.

—Algo en ti me dice que ya te has enterado –le dije con un aire picaresco, pues a pesar de saberlo todo, no abordaba el tema de forma directa. Tomé asiento entonces, en el imponente sofá, sintiendo en el bolsillo de mi pantalón, el anillo de quien estaba encargándose de servir un segundo vaso, sin consultar–. JungKook vino a mi casa anoche, ¡y yo no tenía idea! –expresé contenta, tratando de relatar mi sorpresa y alegría por el suceso del día anterior. Pero mi efusividad no hizo efecto en él, quien agregaba hielo a los vasos.

—Mhm, me dijo que vendría... –y entonces súbitamente después de decir esto, inclinó uno de los vasos directamente hacia su boca y sin precaución alguna, bebió el líquido de éste, apretando sus ojos, como si en realidad no le gustara. Parecía castigarse y avivarse, como dándose valor a sí mismo. Aclaró su garganta y prosiguió–... a verte – continuó asintiendo, y vertiendo alcohol en el vaso una vez más–. ¿Y ahora dónde está exactamente? –me preguntó, aún sin mirarme. Me removí en mi asiento, ¿a qué iba todo esto? Más que una charla amena era como un interrogatorio, en el que él ya sabía toda la verdad de antemano.

—Bueno, se suponía que debía llegar ayer a Busan pero decidió verme primero. Entonces creo que ya está allá –me encogí de hombros sin darle mucha importancia, no sabía que había venido hasta aquí a hablar de JungKook. JiMin tenía el ceño fruncido para cuando volteó, y un par de mechones de cabello humedecido caían en su frente parcialmente descubierta.

teacher | jeon jungkook +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora