teacher | cuarenta

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—¿Estás diciendo que no contestaste mi llamada anoche, porque saliste con JiMin? –la voz de un incrédulo JungKook se oyó, no muy contento con mi tímida explicación. Pero el verle los gestos cuando hablaba, intimidaba muchísimo más que una llamada telefónica. Había extrañado muchísimo su rostro, y el verlo sonreír (aunque para entonces, la seriedad predominaba en su rostro).

Tenía las cejas juntas, la mandíbula un poco tensa, mientras todo su níveo rostro era iluminado por la luz de una pantalla frente a él. A pesar de ser temprano, la habitación desde la que me hablaba carecía de luminosidad. Recordé entonces, cuando su piel era bañada por el brillo especial y plateado azulado de la luna de Busan; era la misma que aquí, la misma que él veía, pero no brillaba igual, se hallaba más desganada que otros días, como si ésta se alimentase de nuestra cercanía. El verlo tan cerca pero tan lejos, creaba una urgencia bastante palpable de querer besar sus labios teñidos del resplandor de la luna.

—Bueno, sí –asentí sin querer decir lo contrario de manera insistente, pero enseguida me excusé en forma de rápida explicación–. Pero no miré mi móvil en toda la noche, y de verdad que sí te habría contestado.

Sonrió satisfecho, satisfecho de que me haya visto en la necesidad de dar explicaciones, aún odiándolo con toda mi vida. Le gustaba el hecho de tener el control, de ver cómo hacía todo aquello que no me gustaba, solo porque se trataba de él. Sin siquiera quererlo, podía llegar a ser subliminalmente controlador; claro que el doblegarme así era mi culpa, y no suya.

—Supongo entonces que la pasaste bien con él –asintió con la cabeza como entendiendo, mientras suponía bien, cosa que no había esperado después de todo.

Sinceramente, cuando decidí decírselo, luego de un rato de haber aceptado una videollamada de su parte absolutamente de la nada, estaba completamente nerviosa. Y es que no sabía con exactitud cómo se lo tomaría, puesto que hacía no mucho habíamos tenido una marcada confesión de celos; visto así, hasta parecía adrede lo que yo hacía. Pero muy lejos de lo que esperé, no saltó con millones de preguntas sobre el tema, su semblante de disgusto fue casi inexistente. Y pareció más amargado por el hecho de no poder ser él en vez de JiMin, irritado por el alejamiento.

—Pues sí, es muy divertido, fue algo sencillo –me encogí de hombros, sin dar demasiado detalle, puesto a que ya lo había dado anteriormente, cuando luego de platicarme sobre lo aburrido que estaba estos últimos días, me preguntó qué había hecho yo–. Cuando salimos por la noche a...

—Ya, YoungSoo.

Me había frenado. Y entonces comprendí, que en realidad sí estaba bastante disgustado. Tenía los ojos entrecerrados, y en conjunto todas sus facciones faciales me avisaban que en realidad estaba bastante harto de tener que escuchar lo bien que la pasaba con alguien más. Se relamió los labios, mientras se cruzaba de brazos y se recargaba en el respaldo de la silla en la que se encontraba. Y cuando se acomodaba el cabello con una de sus grandes manos, sugirió con el mismo tono. —¿Podemos hablar de algo más?

Aquello, solamente me causó gracia. Había intentado y se había esforzado por ocultar realmente lo que estaba sintiendo, porque sus verdaderos sentimientos lo dejarían al desnudo, cara a cara con la pena del patético hecho de estar celoso de nada más y nada menos que su mejor amigo. Su mejor amigo, quien a juzgar por la noche anterior, tenía pinta de no tener intenciones de querer herir ni a un insecto.

—¿Estás... celoso? –me apresuré a preguntar, con una sonrisa de esas que amaba modelar él, siempre que se burlaba de mí. Sabía que estando lejos me intimidaba menos, y me aprovechaba de la lejanía, sin siquiera pensar que podría llegar a pagarlo luego. Rió cortamente, sacudiendo su pecho y negando con la cabeza. Su cabellera oscura estaba levemente despeinada, y por el ancho cuello de su camiseta, se podían llegar a ver sus clavículas.

teacher | jeon jungkook +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora