teacher | sesenta y uno

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La abulia es la mejor amiga de alguien que se percibe destruido mentalmente. 

Apenas llegué a la habitación de hotel me desplomé en la cama sin que me importase arruinar el vestido, o quitarme el maquillaje corrido. ¿Para qué? ¿Qué más daba? Ya no me interesaba en lo absoluto el hecho de que TaeHyung pudiese llegar a verme y pensar que no lucía bonita. Su percepción repentinamente ya no tenía valor. Incluso ya ni siquiera me movía un pelo pensar que tenía que cuidarme para mí misma. Me sentía como un chiste, uno de muy mal gusto. Uno sin gracia alguna.

Un momento de relativa paz en una habitación oscura y fría había sido mi premio por huir de la casa de los Jeon sin avisarle a absolutamente nadie. Decirle a mi madre en el estado en que me encontraba ameritaría a que hiciese un millón de preguntas que no me sentía cómoda respondiendo, y avisarle a TaeHyung simplemente ni siquiera fue considerado por razones mucho más que obvias. 

No sabía cuánto tiempo había transcurrido desde mi huida, mis pesarosas reflexiones ocupaban todo el lugar en mi mente y no permitían que hubiese espacio para algo más. Me encontraba enteramente desmotivada, utilizada de mil maneras distintas. Quería desaparecer, dormir hasta que pudiese dejar de experimentar todos estos sentimientos, y aun seguir sedada después. Pero sabía que incluso si conseguía dormirme, la tortura continuaría al día siguiente, y el siguiente, y el siguiente. 

Ya no me quedaba energía para odiar, únicamente para retractarme por ser una tonta que se dejó engañar más veces de las que podría dejar pasar como un error humano. Lo mío iba más allá. Me había enamorado de una mentira, había trabajado con una mentira, me había hecho amiga de otra mentira. La primera vez que sentía que había podido formar vínculos más allá de JungKook, resultaban ser falsos. JiMin y TaeHyung seguramente estaban burlándose de lo idiota que había sido todo este tiempo. Y tenían todo el derecho, pues no era falso aquél hecho.

Ahora todo era incierto. Y me encontraba hundida en una espesa soledad, que daba miedo de lo real que se sentía. Había alejado a mi único amigo y primer interés amoroso, y no solo eso, sino que también había roto su corazón. Aquello no me lo perdonaría nunca jamás. El pañuelo de JungKook permanecía en mis manos, como si fuese mi única conexión con lo que alguna vez tuve. No me culpaba en lo absoluto. Estar verdaderamente sola es una de las sensaciones más aterradoras del mundo. 

Me encontraba tan inmersa dentro de mí misma que tardé en reaccionar a los golpes en la puerta de la habitación. Eran fuertes, y entre ellos se oía una voz. Una voz que me rogaba una y otra vez que dejara entrar a su dueño, y que se advertía dolida, angustiada y profundamente abrumada. 

—YoungSoo, abre la puerta por favor –ya había cesado sus golpes, y luego de pronunciar aquellas palabras, se hizo el silencio por unos segundos, pero en el ambiente no había nada que me dijese que se había rendido. Era ese un silencio con el propósito de hacerme pensar, tal vez provocar en mí lástima.

Pero yo no sentía lástima. La razón por la cual luego de un minuto me acerqué con pasos suaves y desganados a la puerta, era porque sabía que si no lo enfrentaba, era capaz de no largarse. 

Al abrir, lo primero que pude discernir fue su figura, sentada en el suelo del otro lado del pasillo, su traje haciendo contraste con la blanca pared frente a mí. Levantó su cabeza casi sin poder creer que en verdad era yo quien se hallaba mirando, en sus ojos se podía discernir la preocupación. Y me observaba con cautela, como si cualquier cosa que pudiese hacer o decir tuviese el potencial de enfadarme o entristecerme aún más. Seguramente la vista que tuvo fue realmente deprimente, pero no me interesó.

Tampoco empaticé con su ansiedad.

—¿Para qué? –sonreí de la manera más amarga posible, viéndolo desde arriba. Mi aura tirana debió de incomodarlo, porque se puso de pie de inmediato–. ¿Para seguir burlándote de mí? –incliné la cabeza hacia un costado, mi sonrisa sarcástica hizo que tragara saliva y negara apresurado. 

teacher | jeon jungkook +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora