Ianto

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Fred y Sam me están hablando otra vez, ellos siempre me dicen que debería usarlas para hacer más cosas como por ejemplo, pintar hermosos retratos, tejer con palillos de lana o incluso aprender a utilizarlas en juegos de mesa deportivos.

Siempre me rebato el por qué no aprendí a hacer más cosas con Fred y Sam cuando era un niño, aunque si comienzo a recordar, sé el por qué. Solo me dedicaba a ir a una escuela de alta alcurnia en Roma para luego pasarme al Conservatorio Di Musica de Santa Celilia, mi madre trabajaba allí, en el área de "Lectura en partituras". Ella siempre se hacía el tiempo para enseñarme la lectura de ellas y sobretodo el tocar el violín con mis amigos Fred y Sam.

Su nombre era Elizabeth, tenía la cabellera castaña claro llegando al tono rubio como el mío, los ojos azules como las estrellas que brillan intensamente en la noche y una sonrisa tan brillante como las perlas.

Ella me educo y crío hasta los ocho años...hasta ese día donde la vi...colgando desde el cuello con una soga, en una de las ramas del árbol de naranjos que estaba en nuestra casa y cerca de ella...una carta, donde me contaba toda la verdad, sobre ella como mis orígenes.

La dura verdad y agonía de mi corazón, me llevó a conocer a mi padre biológico, Elliot Conti el hombre que en este minuto...más odio en la vida y si tengo la oportunidad de deshacerme de él, créanme que lo haré.

Oh si~ Será una hermosa conspiración cuando lo tenga al frente mío sin poder respirar, estrangulándolo con mis amigos Fred y Sam. El solo pensar en eso hace que me emocione como un crío y solo llegue el momento para ejecutar ese plan.

Por ahora, me dedico en hacer relucir la habilidad que tengo con el violín en Italia. Cada vez que Elliot me lleva a un concurso de violín saco el mejor lugar, por ser un fabuloso violinista...agradezco que Fred y Sam sean tan hábiles en marcar las notas como guiar el arco cada vez que toco el instrumento porque sin ellas no sería nada.

Siempre me he considerado Dettori, ese es el apellido de mi abuela María Anna y de mi madre Elizabeth, aún así Elliot decidió quitarme el apellido y darme el suyo...Conti.

Odio mi apellido, el cual fue cambiado por una conspiración de Elliot para ganar más prestigio, fama y fortuna al tener un gran talento musical en la familia...

Mi nombre, pues...Jajajajaja, no hay necesidad de saberlo...pero solo porque te diste el tiempo de leer a un desgraciado te lo diré...

Soy Ianto Conti, tengo diecinueve años, soy un violinista prodigio en Italia y te relataré mi vida, la cual es una desgracia desde que nací.





Dulce ConspiraciónWhere stories live. Discover now