Capítulo 40 (4/6)

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-No quiero volver-dijo Lucero acariciando el pecho de Fernando. Seguían desnudos, acostados sobre la sabana, ella encima de él.

-Yo tampoco, pero son tus invitados-dijo acariciando su espalda, luego besó su frente.

-Estoy muy feliz.-le dijo dejando un beso en su pecho.-por mi nos quedábamos aquí toda la noche.

-Amor, ¿vas a robar esta noche?

-No. ¿Por qué?

-Eso que me ocultas, ¿no es un asunto de la reina?

-Claro, obvio, si no lo fuera, tu lo sabrías.

-¿Entonces?

-No soy yo. Cristina va a ser la reina esta noche mientras tu y yo bailamos. Necesito por eso que te la luzcas.

-¿La novia de Kobbie?

-Si. Quiero mandar lejos de mi la identidad de la reina.

-No me agrada la idea de que te pongas en peligro...

-El peligro viene con el paquete, lo sabías cuando comenzamos a estar juntos...

-Yo sé, es solo que...-suspiró-no quiero que nada ponga en peligro a nuestro hijo.

-O hija-señaló Lucero.

-O hija...-afirmó Fernando-tengo miedo de perderlo a el o ella y tengo miedo de perderte a ti.

-Fer, yo sé cuidarme sola, lo he hecho por muchos años y nunca nada me ha pasado, a excepción...

-A excepción del balazo que te dieron por mi-la interrumpió-ya lo sé. Pero ahora estoy aquí, no tienes que hacer nada sola.

-Gracias, amor, pero hoy por hoy no es necesario que te preocupes por mi... por nosotros-sonrió mientras tocaba su vientre.-no haría algo que arriesgara la vida de nuestro bebé.

-Hoy por hoy. ¿Qué si mañana se te da buena oportunidad de matar a Ventura?

-Pues la voy a tomar, pero cuidándome siempre.

-No me convence, Lu... al menos déjame ayudarte con tus asuntos, solo para estar seguro de que nada vaya a pasarte.

-¿Mi guardaespaldas?-preguntó riendo-Fer, nunca voy sola, siempre estoy acompañada por Edward o Kobbie, ellos dos jamás permitirían que algo me pase y si-le calló al ver que volvía a interrumpirla-ambos saben que tengo a mi tesoro aquí en mi pancita. No tienes que preocuparte.

-Pero es que...

-No-le interrumpió poniendo su dedo en los labios de Fernando.-ya te pedí una vez que con los asuntos de la Reina no te metieras.

-No estoy conforme.

-Lo sé-dijo sentándose a su lado, mientras se colocaba su sostén-hay una cosa que debo decirte...

-Dime-dijo sin moverse de su lugar.

-Anda, vístete-le urgió-Ventura se metió a tu casa a la fuerza esta noche, iba dispuesto a matarte.

-Él no puede conmigo-se burló.-no había nadie en casa esta noche, bonita, puedes quedarte tranquila.

-Oh, eso si lo sé, estoy tranquila. Solo te digo para que te andes con cuidado, no debe tomarte desprevenido.

-Sabía que iba a hacer eso esta noche, por algo no había nadie en casa.-aseguró despreocupado.

-¿Cómo...?-calló de repente.

-Tu novio es mucho más listo de lo que piensas-sonrió triunfante, luego se puso a su altura y le robó un beso.

-De verdad sabes lo que ocurre en todos lados...

-Por supuesto, quien tiene el conocimiento, tiene el poder.

-¿Por eso retiraste a tu espía de mi clan?-preguntó con una sonrisa, mientras se cruzaba de brazos.

-¿Cómo sabes eso?-preguntó sorprendido.

-Quien tiene el conocimiento, tiene el poder-rió.

-Pero...

-Shh shh-dijo poniendo su dedo en los labios de él-si tu no me confiesas tus métodos, yo no tengo que confiarte los míos.

-Mejor ponte el vestido antes de que se me olviden los modales y te haga hacer plantar a tus invitados-le dijo antes de besarla.

-Y Lu...

-¿Qué?

-No hay nadie de Ventura entre tus hombres, de ser así yo ya te lo habría dicho.

-¿Cómo sabes...?-calló y se cruzó de brazos.

-Eddie-le interrumpió-no hay nadie mío tampoco, yo confío en ti y en que me harás partícipe en asuntos importantes como cuando vayas a ejecutar al pez gordo.

-¿Se supone que debo agradecerte?-preguntó levantando una ceja.

-No, pero se aceptan besos y abrazos como recompensa-dijo atrayéndola hacia él por la cintura.

-Yo si tengo hombres en tu clan-confesó mientras le rodeaba el cuello con sus brazos.

-Lo sé-rió y luego la besó-Pero digamos que no me estorba que mi mujer esté presente en mis asuntos-dijo antes de besarla otra vez.-ponte el vestido porque ya me estoy antojando otra vez de ti.

-Oh, no señor-dijo entre risas, tomó su vestido del suelo y lo deslizó por su cuerpo, de repente escuchó un estruendo y dio la vuelta, solo para encontrar miles de potesitos de shampoo tirados al rededor de Fernando, mientras el sujetaba su camisa y la miraba con cara de "yo no fui", lo que le causó bastante risa.

Luego de terminar de cambiarse y una parada técnica en el baño para cerciorarse Lucero de que su maquillaje y peinado estaban en orden, regresaron a la fiesta, donde todo permanecía igual, salvo por las miradas pícaras de sus amigos al llegar a la mesa que ocupaban. Pero algo no estaba bien, algo no se sentía bien, aunque no lograra descifrar qué era a simple vista.

-Kobbie, ¿Cristina dónde está?-preguntó de repente Lucero.

-Se fue al baño, ¿no se encontraron en la puerta?

-No.-dijo levantándose de su silla y dejando a todos despistados. Caminó hacia la salida y luego se dirigió al baño de mujeres.

-Ya te dije que no sé, papá. Ahora déjame en paz, ¿vale? Ya no estés llamándome.-escuchó a Cristina decir, se apoyó con brazos cruzados, sin decir nada. Pasaron unos segundos donde la escuchó sollozar, después salió y se asustó al verla, Lucero no movió un músculo. Ambas permanecieron en silencio mirándose fijamente. Lucero estaba molesta, se le notaba a kilometros de distancia.-sé lo que parece, pero estás equivocada...-le dijo rompiendo el silencio.

-¿Ah, si?

-Si.

-Eso quiere decir entonces que puedes explicarme...-le dijo sin moverse de su lugar, pero con una mirada tan asesina que se tornaba amenazadora.-explícame.-le exigió con un tono tan demandante que logró erizarle la piel a Cristina. No sería violenta, no amenazaría con armas, pero en ese instante, esas cosas sobraban porque estaba tan molesta, que una simple mirada suya espantaría hasta la muerte, sin exageraciones incluídas.

Jaque Mate [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora