Capítulo 26: Sustos que dan gusto.

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Mi alarma sonó temprano, pero a diferencia de otros días, esta vez me desperté de buen humor, y tal vez la presencia de cierto pelirrojo haya influido en eso.

Abrí mis ojos cuando el sonido de mi alarma se detuvo, seguía en la misma posición que anoche y no pude evitar esbozar una sonrisa de estúpida al verlo dormido a mi lado con tanta paz, como si se sintiera seguro a mi lado. Me levanté tratando de no moverlo mucho y de hacer el menor ruido posible, para no despertarlo.

Entré al baño y después de encender la luz me desvestí, cuando mis dedos rozaban la piel de mis brazos los recuerdos de las manos de Castiel paseándose por todo mi cuerpo invadieron mi mente. Suspiré tratando de enfocar mi mente en los exámenes y no en mis sentimientos por él, me hice un moño en el cabello para evitar que se mojara y me di una ducha rápida, después de secar mi cuerpo salí del baño.

Abrí mi closet y saqué un jean negro, una camiseta corta negra y en lugar de tenis, unas botas también negras. Me puse mi ropa interior y después el jean, antes de ponerme la camisa me di la vuelta y me encontré con la mirada mi pelirrojo puesta en mí. Mi pulso aumentó un poquito y caminé hacia él con una pequeña sonrisa puesta en mis labios, rodeé la cama y él se sentó en la orilla mientras se restregaba los ojos y me sonreía.

—Buenos días rojito.—Le sonreí y tomé su rostro con mis manos para besar su frente.

—Buenos días mi rubita.—Él miró a su alrededor, la luz estaba apagada y la que entraba por la ventana era poca, hizo una mueca de confusión y volvió a verme.—Aún es muy temprano.

—Son las seis.—Respondí y acaricie un poco su rostro apartando unos pequeños cabellos rebeldes de su rostro.—Tengo que ir más temprano al instituto para estudiar. ¿Tú has hecho tus exámenes?

El asintió con la cabeza.

—¿Quieres que te lleve?—Me preguntó viéndome a los ojos.

—¿Quieres llevarme?—Él sonrió y tomó mi mano que estaba en su mejilla y besó mis nudillos.

—Iré por mi ropa.—Me soltó la mano y puso sus manos en mis caderas apretando sus pulgares en mi piel desnuda, me hizo un poco hacia atrás y se levantó guiñandome el ojo.

Salió de mi habitación y aproveché el tiempo para terminar de vestirme, cuando estuve lista solté mi cabello, me perfumé, tomé mi mochila y mis libros y salí para bajar a la cocina, limpiar los desperdicios de Copito y darle agua y comida. Unos minutos después Castiel bajó vestido con la misma ropa de ayer que aunque no estaba del todo limpia por el lodo, a él le daba igual.

Salimos y al igual que siempre que viene, su motocicleta negra estaba estacionada enfrente de mi casa, él se subió y después yo, me abracé fuerte a él y empezó a conducir. El viento movía mi cabello y como estaba acostumbrada a hacer, cerré los ojos disfrutando del corto viaje, cuando llegamos Castiel se detuvo y después de unos segundos, me bajé.

Me detuve frente a él para darle las gracias, como siempre mi cabello estaba desordenado por el viento así que él se bajó de su moto para quedar frente a mí, se apoyó en ella y con sus manos empezó a desenredar mi cabello desde enfrente. No estaba muy acostumbrada a tener contacto físico con él enfrente de tantas personas y menos siendo personas del instituto, pero su tacto es tan suave que me hace perder la razón.

—Ten un buen día, pequeña.—Me toma de las mejillas y besa mi frente, como yo lo hice con él en la mañana. Le sonrío y sin decirle nada por culpa de los nervios me doy la vuelta y empiezo a alejarme entrando al edificio, algunos de los alumnos dentro me veían sorprendidos y hasta extrañados por lo que acababan de ver, ¿qué?, ¿tan extraño es verlo conmigo?

La Suerte De Tenerte | CastielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora