Capítulo 13: Adictivo.

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—¿Y para mí no hay abrazo?

Un ligero escalofrío recorrió mi cuerpo, me di la vuelta, él me sonrió y extendió los brazos, sonreí y me acerqué a él uniéndonos en un fuerte abrazo. Trataba de convencerme a mí misma de que no era nada del otro mundo, después de todo, él y yo somos amigos, pero aún así, no podía evitar sentirme nerviosa estando entre sus brazos.

Ambos nos separamos y aunque estaba demasiado nerviosa decidí hablar.

—Lo hicieron increíble.—Él me guiñó el ojo y luego siguió caminando hacia sus compañeros de banda, abrazó a Lyss también y chocó los puños con Thom y Josh, Lisa se acercó a él y lo abrazó y por último pero no menos importante, la per... Rachell se lanzó a sus brazos y besó su mejilla. Yo aparté la mirada y luego me acerqué a mis amigos.

—Creo que es momento de volver a la fiesta.—Dijo Rosa animada, tomó a Alexy de la mano y se fueron casi corriendo dejándome con Lysandro.

—Debes estar orgulloso de ti.—Le dije a Lyss sonriendo un poco tímida, él me sonrió de vuelta y asintió.

—Lo estoy, gracias por apoyarnos.—Estaba por responderle cuando el grito de Castiel llamando a Lyss me interrumpió.—Lo siento damita, debemos ir y hablar con Hetfield, nos vemos luego.

—No hay problema.—Sonreí y él se alejó, los chicos de la banda entraron por otra puerta que seguramente es la oficina del dueño del bar y nos dejaron solas a Rachell y a mí, ella cruzó los brazos y se acercó a mi, con los mismos aires de bruja prepotente que antes.

—¿Es con Castiel o con Lysandro? Decídete.—Me dijo en un tono burlista, yo la miré mal.

—Ambos son mis amigos, déjame en paz.—Le di la espalda para salir de ahí.

—Te vigilaré de cerca, niña.

Ignoré sus palabras y salí para volver a la fiesta, ¿pero qué mierda pasa con esa estúpida? Ni siquiera me conoce y no entiendo por qué tanto odio, de todas formas lo que ella sienta o no por mí es irrelevante.

Busqué con la mirada a mis amigos, no los podía ver a simple vista, seguí caminando entre las personas que bailaban animadamente, recibiendo algunos empujones y hasta golpes, maldito bar repleto de gente, es imposible ver con claridad, mucho menos escuchar, seguí caminando intentando abrirme paso entre la gente aunque cada vez se me hacía más complicado, sentía que estaba chocando y siendo empujada por todas esas personas, empezaba a desesperarme, quería gritarles que dejaran de comportarse como animales y me dejaran pasar, cada que pasaba frente algún imbécil sentía manos traviesas tocándome la cintura o cosas así, cada vez estaba hartándome más, empezaba a desesperarme y mis ojos estaban cristalizados, me costaba respirar y empezaba a marearme por las luces parpadeando, estaba a punto de tener un ataque de pánico, pero sentí unas manos en mis hombros y aunque me asusté, por alguna razón sentí alivio, quise voltearme para ver a quién pertenecían las manos que sostenían mis hombros pero sentí como esa persona acercaba su rostro a mi cuello y me hablaba en susurro audible pues era directo a la oreja.

—¿Te perdiste? pequeña rubita.—Su voz ronca y su aliento caliente en mi oreja me hicieron temblar.

Una descarga de electricidad pasó por mi columna vertebral terminando en mis hombros, me relamí los labios y traté de controlar mi respiración, que estaba anormal a causa de los nervios.

Me di la vuelta y confirmé lo que ya sabía, la alta figura de Castiel parado frente a mí, sus ojos grises reflejaban el brillo de las luces led, me veía fijamente, solté el aire que mis pulmones habían estado conteniendo, sentí alivio de tenerlo frente a mí, por alguna razón, en sus brazos me sentía segura.

La Suerte De Tenerte | CastielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora