Capítulo 24: Hermano perdido.

2.9K 239 67
                                    

Después de torturarme tanto a mí misma pensando y tratando de encontrar respuestas a cosas que tal vez no la tengan, decidí concentrarme en terminar el proyecto, cuando por fin acabé le envié un mensaje al pelirrojo y celebré comiendo pudín de chocolate.

Después de alimentarme y alimentar a Copito decidí preparar mi uniforme e irme a la cama, mañana es domingo y debo trabajar temprano, después de eso enfocarme en estudiar pues empiezo los malditos exámenes. Maldita sea, no sé quién inventó los exámenes, pero, lo maldigo.

La alarma sonó a las seis y media de la mañana, no quería ni levantarme de la cama, levantarse tan temprano un domingo debería ser un delito, de todas formas debo hacerlo si no, Jessa me querrá matar como la mayoría de veces.

Me vestí y salí de mi casa, aún faltaban treinta minutos para las ocho así que iba bastante temprano, eso me hacía sentir orgullosa de mí misma además de que gracias a un video tutorial de hace más de 10 años aprendí a hacerme un moño decente en el cabello.

Entré a la cafetería por la parte trasera, al hacerlo saludé a las chicas que estaban en la zona de descanso y guardé mis cosas en mi casillero. Anoté mi asistentencia con la calma de haber llegado veinte minutos antes, mi paso era normal y tranquilo, otro punto para mí. Salí a la zona de los clientes y me acerqué al mostrador.

—Buenos días jefa bonita.—Saludé con una cálida sonrisa a Jessa.

—Por fin llegas temprano y sin correr como loca.—Me dijo viéndome de reojo mientras ordenaba algunas cosas en el estante. Cuando terminó se paró frente a mí y me sonrió.—¿Ves a ese hombre de ahí?—Me señaló disimuladamente y asentí.—Ve y atiendelo.

Mis ojos se abrieron grande y sonreí mordiendo todo mi labio inferior, Jessa reprimió una risa y solo sonrió entregándome una libreta.

—Saluda, preséntate y pide su orden.—Me explicó y yo asentí repetidas veces sin ninguna intención de ocultar mi emoción. Iba a irme pero en ese preciso momento ella me tomó del brazo.—Recuerda, no corras niña.

Cierto, no debo correr. Asentí con la cabeza, respiré profundo y empecé a acercarme al hombre pelinegro de espaldas mientras mis piernas y manos temblaban un poco, iba a ser mi primer cliente y estaba feliz de ya no tener que sacar la basura y volver apestosa a mi casa, cuando estuve frente a él hablé.

—Soy gusto muchas buenas .—Dije nerviosa, el chico me miró confundido y sonrió divertido mientras yo empezaba a sentir mi sangre calentándose de vergüenza.

—¿No hablas español?—Preguntó sin dejar de sonreír burlonamente, me llevé la libreta al pecho y tragué saliva.

"¡SUCRETTE ERES UNA IDIOTA!"

—Lo siento, quise decir, buenos días, bienvenido a sweet coffe, mucho gusto soy Sucrette y me encargaré de tu orden.—Repetí nerviosa pero esta vez pensando bien cada palabra, el chico no dejó de sonreír.

—¿Primer día?—Preguntó, alcé los hombros un poquito y presioné mis labios apenada.—No te preocupes, solo espero no le pongas tierra a mi taza en lugar de café.

Dijo y después soltó una risa lográndome apenar aún más, que completo idiota, ahora que lo pienso, la basura al menos no se burla de mí si me confundo al hablar.

—No te enojes linda, solo bromeo.—Me dijo sin quitar su sonrisa.—Soy Evan, quiero un café sin leche y un pan de banano.

Anoté su orden rápidamente aunque mi mano estuviera temblorosa y sudada, asentí con la cabeza y dije en un momento lo traigo y me di la vuelta para volver a la cocina, mis piernas estaban temblorosas y no pensaba en nada más que salir corriendo de ahí, que vergüenza.

La Suerte De Tenerte | CastielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora