Capítulo 21: Seguir el corazón.

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—¿Castiel?—Lo llamé un poco preocupada por su reacción, parecía que había visto un fantasma.

Traté de llamar su atención demasiado tarde pues la mujer ya había puesto sus ojos en nosotros, en él para ser más exacta y se acercaba a paso decidido con una ligera sonrisa en su rostro.

—Hey gatito, ¿me recuerdas?—Le preguntó ignorándome.—Soy Debrah.

Castiel cubrió sus ojos con la palma de su mano mientras yo lo miraba preocupada sintiendo mi corazón latir rápidamente, tenía ganas de abrazarlo, besarlo o hacer cualquier cosa que lograra sacarlo de su estado de shock pero no podía, no podía ni moverme, estaba asustada.

Debrah, si es que se llama así, lo veía todo lo contrario a mí, ella lo veía disfrutando de su reacción, disfrutaba verlo así de mal, no había dejado de sonreír desde que puso un pie en este lugar y eso me causaba terror.

Parecía que el tiempo se había congelado. Castiel no reaccionaba, nadie decía nada, nadie hacía nada tampoco, solo estábamos a la espera de que el pelirrojo se dignara en hacer algo, un mínimo movimiento, una simple palabra, algo. Pero no hacía nada, se trataban de segundos pero los sentía como largas horas de tortura y espera.

Castiel bajó su mano de sus ojos y la detuvo en su boca, sin dejar de ver a la mujer frente a él, negó con la cabeza y quitó su mano de su boca cuando la mujer volvió a hablar.

—¿Por qué te pones así, me extrañaste tanto?—Ella se acercó a él con la clara intención de abrazarlo, y aún así él no se movió, Debrah lo abrazó y Castiel no se apartó pero tampoco correspondió a su abrazo.

No le bastó con eso, cuando estuvo lo suficiente cerca de él se inclinó y besó sus labios y de nuevo, él no la apartó, se quedó ahí, dejó que ella lo besara. Toda la felicidad que tenía hace unos minutos se resquebrajó frente a mí.

—Te extrañé muchísimo, te he extrañado tanto todos estos años.—La mujer deshizo el beso para hablar y después pasó sus brazos por su cuello y siguió con el abrazo.

Me hice a un lado sintiéndome completamente mal, aunque ni así pude reaccionar de otra forma que no fuera llevar mi mano a mi boca reprimiendo un sollozo.

—Castiel...—Susurré aún con la mano en mi boca, tragué creyendo que de esa forma iba a deshacer el nudo que se había formado en mi garganta y en ese momento el pelirrojo movió su cabeza hacia mi dirección y me miró, abrió sus ojos grande y después de eso miró hacia a la mujer que no dejaba de darle besos.

—No...—Susurró y alejó su rostro de ella.—¡Mierda, no!—Gritó y después de eso apartó a la mujer de su cuerpo tomándola de los hombros y dándole un suave pero severo empujón, lo suficiente para alejarla pero no tan fuerte para hacerla caer, ella lo miró confundida y asustada mientras Castiel volvía a posar su mirada en mí.

Se pasó una mano por el cabello mientras con la otra intentaba tomarme el brazo, yo me aparté evitando el contacto entre nosotros.

—Lo siento.—Me dijo en un bajo susurro, sus ojos me veían con profunda tristeza, pero no podía pensar en él y en como se sentía mientras yo estaba ahí, parada sintiéndome como la mierda, por él.

La mujer se acercó a él y lo abrazó de nuevo, aparté la mirada y suspiré sintiéndome completamente estúpida, volví a verlo con toda la intención de decirle algo pero las palabras no salían de mi boca, se quedaban atascadas en mi garganta, me di la vuelta y sin mirar a nadie me fui de ahí. Salí casi corriendo del bar, mis ojos estaban empañados en lágrimas, lágrimas que me negaba a soltar porque me parecía completamente estúpido hacerlo.

La Suerte De Tenerte | CastielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora