XXXI Un gran final

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Y todo fue aclarándose poco a poco. No puedo describirles cuan feliz me encontré en ese momento, pero puedo decirles que más que súper feliz. Quedé encantada cuando la vi saliendo del balcón vestida con un elegante traje blanco y sosteniendo con una de sus manos una hermosa rosa blanca, mi corazón enloqueció completamente, tenía entreabierta la boca por tal sorpresa y belleza que deslumbraba frente a mí, la contemplé todo el tiempo que pude mientras ella se acercaba a mí con su típica hermosa y tierna sonrisa que me pertenecía y que la dibujaba en su rostro tan solo para mí. Me sentí culpable por pensar mil y un cosas negativas sobre ella, pero a la vez feliz por tenerla presente que era lo que más deseé aquel día. Cuando Zara llegó al centro del salón, no dio un paso más, creí que me estaba esperando pero mis piernas no me respondías, mis amigas que estaban atrás de mí me llevaron hacia ella. Al dirigirme a ella, mi felicidad me gobernaba, tanto así que se reflejó una enorme sonrisa en mi rostro. Ambas nos miramos a los ojos cómplices del amor que sentimos y anhelando el estar juntas, cuando por fin estuve a unos centímetros de ella, Zara estiró la mano que cogía la rosa para entregármela…
− Feliz cumpleaños, Cristal –dijo Zara- Este día es muy especial para mí porque es el primer cumpleaños tuyo que pasamos juntas, te aseguro que no será el último, habrán muchos más… Habrá aún mucho más amor.
− Pensé que no vendrías… pensé que… te habías olvidado de mí, te llame y no contestabas, estaba preocupada, Zara.
− Lo sé y lo siento. Tuve que resolver un asunto –contestó mientras acariciaba afectuosamente mi mejilla.
− Bueno, eso ya no importa, lo único que importa es que estas aquí, que estás conmigo, amándome, hoy y siempre.
− Hoy y siempre te amaré, hoy y siempre estaré a tu lado, mientras me lo permitas, hoy y siempre estará este amor que siento por ti, hoy y siempre te amaré, Cristal.3
Me entusiasmo demasiado escucharla decir esas palabras, las lágrimas comenzaban a asomarse en mis ojos por la emoción que sentí.
− No voy a negar que me alegraste la noche, y mucho. Te amo, Zara.
− Te amo, Cristal, siempre lo haré. Tengo dos sorpresas para ti, espero que te gusten.
Estuve tan contenta, tan feliz, por pasar ese momento con personas maravillosas, en especial una, solo pude sonreír de la emoción, fue mi manera de expresarlo, de mostrar cuanta felicidad en mí se encontraba. Cuando giré hacia mis amigas, me di cuenta que nuevamente estábamos protagonizando un episodio más de nuestra novela, todos estaban observándonos como las protagonistas de ésta. Fue muy gracioso ver el rostro de los invitados, pero no me importó aquello, no me importaba protagonizar un episodio de amor mientras sea con Zara.
Mi novia cogió mi mano con suavidad y me llevó junto a ella hacia el lugar donde comenzó mi sorpresa, supuse que para ver la espectacular noche; luna llena y las estrellas radiantes.
- ¿Ves las estrellas? –preguntó con el reflejo de ella en sus ojos.
- Sí… son hermosas ¿verdad? –respondí dirigiendo mi mirada hacia el cielo.
- Ninguna como tú –dijo mientras me contemplaba-. Tú opacas a todas con tu belleza y resplandor.
Sus palabras siempre eran maravillas, tan hermosas como siempre y llenas de amor, hacían que me sonrojara y que mi corazón latiera más que lo normal.
− Siempre haces que me sonroje –reconocí mientras sonreía.
− Me gusta verte sonreír y ser feliz conmigo.
− Yo soy feliz contigo, Zara, porque tú me amas.
− Y siempre lo haré, lo que siento por ti es muy fuerte, Cristal, muy fuerte. 
− Me alegro mucho, me alegro que estés hoy aquí a mi lado, aunque…no voy a mentirte diciendo que no me hubiese gustado escuchar tu voz al despertarme –comenté con algo de pena.
− Lo sé y a mí también me hubiera gustado mucho, pero como te dije, tuve que resolver un asunto, pero te prometo que para el siguiente cumpleaños, al despertar seré la primera en felicitarte.
− ¡Genial! –exclamé contenta- Pero dime, ¿Cuál es el asunto que resolviste? ¿algo grave? –se asomó mi lado curioso y protector.
− Pues, te dije que resolvería el problema con Liz y que te demostraría que eso no fue cierto.
− Así es, pero…no entiendo, explícame.
Oí a alguien llamarnos desde atrás y me sonó a una voz familiar, por lo que volteé y vi a alguien que no esperaba en ese preciso momento, me imaginaba que ella estaría disfrutando de la fiesta pero nunca que estuviera parada frente a nosotras en el momento que Zara me explicaría lo que en verdad pasó con Liz. Me extrañó mucho su presencia.
− Hola, Pam. Pensé que estabas disfrutando la fiesta.
− Así era, Cristal, pero…-dejó la respuesta a medias para dirigir al suelo su mirada llena de vergüenza.
− Pero tenemos que arreglar un asunto, Cristal –añadió Zara mirándome fijamente.
− ¿Qué? No entiendo 
− Yo tengo que explicártelo… Cristal –pronunció Pam y en su voz se notaba la tristeza.
− ¿Explicarme qué, Pamela? 
Ese instante se quedó en el silencio, a pesar del ruido de la fiesta, el silencio estaba ahí, nadie habló por un momento, Pamela solamente me miraba sin poder pronunciar palabra alguna y Zara… tenía ese gesto de no saber qué hacer, yo estaba confundida, no sabía si seguir preguntando y saber todo el lío, o, callarme y hacer que nada pasaba.
− Pamela –continuó Zara-, tranquila, si no puedes, está bien.
Ella, aquella chica que entró justo en el momento en que Zara me diría la verdad, aquella chica que despertó en mí una extrañeza al verla parada diciendo que debía explicarme cosas de las que yo no sabía, ella explotó en llanto, las lágrimas recorrieron su rostro como desearon e incluso algunas llegaron hasta el vestido, humedeciéndolo, la tristeza podía notarse en ella desde lejos y el arrepentimiento…
− No, Zara. Yo tengo que enfrentar esto, fue mi culpa después de todo…
Un escalofrío comenzó a recorrer mi cuerpo, me temí lo peor pero esperé que mis pensamientos fueran errados.
- Bueno, ¡Ya! ¿Van a explicarme? Solo me están preocupando.
Pamela soltó un ruidoso suspiro y con lágrimas en los comenzó con la explicación.
− Yo… soy la responsable de todo, Cristal, yo tuve la culpa de que… Zara y tú se distanciaran y no sabes cuánto odié ese momento, quise pararlo y decir toda la verdad pero no pude, tuve miedo, estuve… atrapada. No sabía cómo actuar contigo con tal gran mentira, no sabía cómo hablarte, como estar a tu lado sintiéndome así, como ahora… culpable.
− ¿Culpable? ¿De qué? ¿qué es lo que hiciste?
− Algo muy malo, Cristal… de eso me arrepiento mucho –suspiró-, aquí va… Yo… yo, fui quien llevó a Zara al hotel, yo… la drogué, yo fui quien tomó las fotos, yo se las di a Liz, yo tuve la culpa de todo esto –dijo para luego volver entrar en llanto.
− ¡Basta! ¡Basta! ¡Qué estás diciendo! No puede ser cierto…
− Yo planeé aquello con Liz… me amenazó con contarle a todos -agregó para luego apartar la vista avergonzada.
− ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? Yo te consideré mi amiga, ¡porqué me traicionaste de esa manera! -respondí entre gritos.
− Cristal –Zara hizo una pausa−, trata de tranquilizarte, por favor, ella tuvo una razón, escúchala.
No quise ni mirar a Pamela, no pude creer como hubo hecho tal cosa, yo la consideré mi amiga, confié mucho en ella y el que me haya traicionado destrozó toda la amistad que tuvimos.
− Lo siento, lo último que quería era esto, no sabía qué hacer, Cristal, por desesperación cogí lo único que encontré y fue aliarme con Liz, pero al ver que causé todo esto quise arreglarlo pero era tarde y no supe cómo. 
− Zara –giré para verla–, estoy muy apenada, lo siento mucho –pronuncié disculpándome por no creerle y tratando de evitar a quien fue mi amiga.
− Cristal, mírame –contestó cogiendo mi rostro con sus suaves manos y acercándolo al de ella –, respira y escucha a Pamela, ella tuvo una razón, estuvo atrapada y tuvo que escoger eso, ahora está muy dolida como tú y solo necesita que la escuches. Tú y yo estamos bien, ahora falta ella ¿no crees?
A pesar de que me sentí muy dolida, mi noble novia tenía razón, de todos modos ya nada importaba, Zara y yo estábamos bien y era lo único importante para mí.
− Liz me encontró en la playa –añadió Pamela-, justo cuando pensé que nada estaría allí, que era lo más alejado que podría haber de la ciudad, no sé cómo o porque apareció ella ahí, porqué en ese preciso momento… estaba yo… besando a …-dijo sin poder seguir.
− Está bien, tranquila. –agregó Zara.
− Estaba besando a una chica –prosiguió con la voz quebrada y entre llantos.
No pude creer lo que escuché, nunca me lo imaginé, era la típica chica que siempre estaba rodeada de chicos, muy coqueta y popular, siempre gustaba de ellos, salían con chicos lindos y se divertían, y llegó con gran noticia…
- No entiendo… Siempre has estado rodeada de chicos –contesté.
- Pero eso no significa nada, Cristal. Me gustan pero… también las chicas, yo no quise decirles nada porque tenía miedo, miedo a que me juzgaran, a que me dañaran y por eso quise ocultarlo, pero Liz me vio y aquella chica era mi novia… Ella es mi novia desde hace un buen tiempo… Discúlpame, Cristal. En verdad, yo… no quería ocasionar todo esto…
- Ya, ya. Está bien, Pamela, pero no debiste haberlo hecho, yo no lo hubiera hecho si fuera tú, puedo… comprenderte un poco y no puedo guardarte rencor porque fuiste mi amiga, tampoco puedo seguir considerándote una amiga ya que me traicionaste de alguna forma, sé que Zara te disculpó, yo también lo haré… Ahora ella y yo estamos bien, más que bien –dije mientras tomaba la mano de Zara-, ya está solucionado.
Con aquello di por terminado la conversación, Pamela solo se disculpó nuevamente para luego dejarnos a solas, Zara me abrazó de una manera tierna y protectora, luego me dio un beso en mi frente y seguimos en silencio. Al principio, cuando vi entrar por la puerta del balcón a Pamela, creí que mi cumpleaños se había arruinado por pasar ese mal momento, pero al final, supe que fue lo contrario, mi fiesta hubo sido la mejor y lo seguiría siendo hasta terminar.
- Lo siento, debí… debí de creer en ti… -dije aún en los brazos de Zara.
- Cristal, ya pasó, cariño, ahora solo seamos felices –contestó con esa sonrisa que me derretía de amor.
- Es raro oírte decirme cariño –sonreí-, sé que para ti no es muy fácil decirme esas cosas y con esto haces que te ame más.
- Me conoces muy bien –respondió sonriendo conmigo-, pero trataré, trataré de hacerte la mujer más feliz del mundo.
- Mi amor, tú ya me haces feliz y estoy segura que lo seguirás haciendo, mientras esté a tu lado siempre seré feliz.
- Aún me falta darte un regalo.
De pronto, sonó una melodía que conocía pero no recordaba cual era. Zara cogió una de mis manos y junto a ella me llevó hacia el centro del salón, mi sorpresa fue hermosa, allí, dentro de la casa se encontraban un grupo de hombres, mariachis, que tocaban una hermosa melodía con sus instrumentos.
Los mariachis siempre me han parecido un hermoso detalle, me gusta como cantan y, viniendo de Zara, pues fue aún más hermoso. Pueden imaginarse mi rostro enrojecido y con una enorme sonrisa, siempre quise que me cantaran unos mariachis y ese día ocurrió.
Cuando por fin llegamos, los tuvimos frente a nosotras, entonces comenzaron a tocar una canción mientras nuestros amigos alrededor nuestro admiraban el momento, mientras escuchaba la música trataba de adivinar el nombre y cuando creí que ya lo estaba recordando, mi novia agarró un micrófono y lo usó justo para lo que fue creado.
“Pero al fin te encontré, 
o me encontraste tú,
o quizá fue el amor que al final se apiado, 
pero al fin te encontré, 
que de ti no dude, 
sé que me he equivocado y fue en vano jurar amor en el pasado 
porque solo a ti te he amado“
Tiene la voz más hermosa del mundo. ¿Se los había dicho? 
En cada palabra que ella cantaba sus ojos siempre se encontraron clavados en los míos, como si estuviéramos las dos solas en el salón y ella me declarara su amor en una canción, que fue casi lo mismo, el sentimiento más sincero que pueda haber puesto en una hermosa melodía. Yo me encontraba emocionada al punto de querer derramar lágrimas, pero no lo hice ya que no quise malograr la escena romántica de nuestra novela "El amor lo puede todo". Cuando terminó de cantar, no supe si abrazarla o besarla, estaba tan emocionada, quise hacer ambos pero, antes de poder si quiera acercarme a ella, Zara se acercó a mí extendiéndome su mano y luego me preguntó:
¿Quieres bailar conmigo?
Sonreí y enseguida mi corazón se volvió loco otra vez. Ella tenía una mirada tierna y tímida pero a la vez pícara y sensual, mi manera de responderle fue coger su mano para iniciar el baile, a pesar de los nervios que tuve por no saber cómo hacerlo. Nuestros amigos se apartaron un poco para dejarnos el salón y bailar como en las películas más románticas. Las dos nos hallamos en el medio, juntas y felices.
Nunca me imaginé que un día como aquel pasaría en mi vida, nunca me imaginé que yo terminaría estando con una chica, nunca imaginé amarla como la amo, nunca imaginé pasar por todo lo que pasé desde que estuve a su lado; momentos buenos, momentos malos, incluso graciosos y absurdos. Pero ya ven, pasó, las cosas siempre nos sorprenden, solo hay que dejar que fluyan por sí mismas, y saben, no lo cambiaría por nada, ni por nadie. Me enamoré de una mujer, que resultó ser el amor de mi vida, resultó ser la persona quien llena de felicidad mis días, quien al despertar es la primera en darme los buenos días y al terminar el día, las buenas noche. Me enamoré de ella y estoy orgullosa de eso.
Quizá alguna de ustedes se pregunte por qué no explique la aparición de Sam en la parte que debió de presentarse, o sea, la fiesta. Ella apareció, después del baile súper romántico que tuve con mi novia o quizá antes pero no la noté, la vi a lo lejos con unas cosas en la mano, entonces, me acerqué a ella junto con Zara. Como ellas no se habían presentado de la manera correcta, lo volvieron a hacer. Supuse que a Zara de alguna manera u otra le molestaría su presencia, tal vez le pasó lo mismo a Sam, pero también supuse que Zara sabía lo que Sam significaba en mi vida por lo cual no dijo nada al respecto. Sam me entregó los obsequios que había llevado para mí junto a un <Feliz cumpleaños> suyo, me alegré de verla, después de todo sería el último día ya que se iría de viaje, mi cumpleaños perfecto no lo hubiera sido sin ella.
Lastimosamente me explicó que no podía quedarse demasiado tiempo por lo cual me entristeció un poco y lo cual me hizo pensar que por lo menos podría quedarse unas horas pero luego recalcó diciendo que su vuelo partía en una hora, eso quería decir que llegaba y se iba. No me quedó de otra que aceptarlo, no podía hacer nada contra eso. Ese fue el momento triste de la fiesta, despedirme de una querida amiga que se iba por un tiempo indefinido. 
A pesar de todo, el día fue increíble, mi novia también lo fue y Sam también. El amor siguió allí, entre mi amada y yo, la felicidad andando por doquier y así es como termino de contarles esta parte de mi historia, así es como les demuestro que no siempre te pasarán cosas malas, que algo bueno, muy bueno aparecerá tarde o temprano, puedes deprimirte todo lo que quieras pero con tal que luego mires a tu alrededor y veas todo lo hermoso que hay, así les demuestro también que no todo dura para siempre, y no me refiero a mi relación con Zara, sino a la suya con Liz, también les demuestro que no es bueno depender de alguien, al contrario, se siente magnifico que dependas tan solo de ti, otro punto importante en mi relación es que nunca me fijé en el rol activa-pasiva, sí, si lo conozco, pero nunca me interesó aplicar en mí uno de ellos, yo simplemente me enamoré, y ya, igualmente Zara, también me di cuenta que no era necesario enfrascarme, si eres lesbiana, si eres bisexual u otro, me bastó con el amor que sentía, que siento.
En la vida de un homosexual la discriminación aparecerá tarde o temprano, pero no se desanimen, confíen en ustedes, en lo que sienten, no dejen que los demás los dañen, o los amenacen como lo hicieron con Pam, mientras sepan ustedes quienes son no interesa lo que los demás les digan. Si tu padre, tu madre, hermanos u otros no te aceptan, okay, está bien, no importa, si tú aceptas a ti mismo es lo que importa. Yo me tomé mucho tiempo en aceptarme, pero al final lo hice y es lo que importa. Se puede lograr todo siempre y cuando se lo propongan y mucho mejor, cuando hay amor por medio. Amor real.

Así me di cuenta que lo que creí en un momento, lo que me enseñaron y lo que veía en la calle; el enamorarme de un chico, no tenía que ser cierto en mi vida, porque al final de cuentas, estaba enamorada de una chica.

Gracias a todas por seguir la historia y vivirla como si fuera suya. ♥

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⏰ Última actualización: May 17, 2014 ⏰

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